Capítulo LXXVIII

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Desperté en la habitación del hotel con una resaca que me hacía sentir como si tuviera la cabeza partida en dos. Miré hacia mi derecha pero la cama estaba vacía.

-¿Zack?- Pregunté sentándome en la cama. -¿Cariño?- Nadie respondió. Caminé hasta la puerta y la abrí.

-¿Zacky?- Seguía sin escuchar una respuesta. Tenía un mal presentimiento; normalmente, cuando había alcohol de por medio, terminabamos enredados en las sábanas. Pero no sabía dónde podía estar.

Escuché un griterío al otro lado del pasillo. Caminé un poco más cerca de la discusión y su voz resonó claramente por el lugar; era él y estaba enojado.

-Ahora no.- Gritó cuando golpeé. Iba a entrar pero me detuve. -Te dije que nada iba a volver a pasar entre nosotros ¿Por qué no puedes ser normal y entenderlo?-

-Pero pasó.- "Oh no, no. ¡No!" pensé. Abrí la puerta de golpe y me los quedé viendo, ambos estaban en ropa interior y había un condón tirado en el suelo.

-Nena, no es lo que crees.- Caminé hasta quedar frente a él, mi rostro estaba inexpresivo. -Nada ocurr...- El impacto de mi puño contra su ojo no dolió tanto como lo que estaba viviendo.

-No vuelvas a llamarme así, Baker. ¿Has oído?- Murmuré. Se quejó del dolor por el golpe y me di la vuelta hacia ella, instantáneamente retrocedió.

-Felicidades, lo lograste, finalmente te convertiste en la zorra de la temporada... Finalmente cumpliste con tu objetivo.- Ella me miraba más sorprendida que otra cosa. Caminé hasta la puerta de la habitación y dije -Oficialmente te odio, Zachary Baker.- Cerré la puerta y a los pocos segundos salió detrás mio.

-¡Jenna, espera!-

-Estoy harta de esperar, harta de creer que vas a cambiar. Eres igual a tu hermano; eso sí, trata de no embarazarla.- Lo más sorprendente era que ni una gota cayó de mis ojos hasta que me vi guardando mis cosas en la maleta.

-¡Nena ábreme!- Los incesantes golpes en la puerta de la habitación, la misma que había trabado, taladraban mi cerebro. -¡Jenna, carajo, abre la maldita puerta!- Caminé prácticamente agujereando el suelo con mis pasos y le quité el seguro.

-¿Qué es lo que quieres?- Mi pecho temblaba por la angustia.

-¿Qué es eso?- Señaló la maleta. -No, no puedes irte.-

-¿No puedo? ¿Quieres verme?- Sonreí con los ojos vidriosos, rojos e irritados del llanto, tomé la maleta y caminé hasta la mitad del pasillo; acción que se vio interrumpida por sus brazos, que me quitaron la maleta y me sujetaron.

-Estás haciendo una escena.- Afirmó en voz baja.

-¡Tú la estás haciendo! ¡Suéltame ahora mismo o te dejaré el otro ojo morado!-

-¡Te amo!- Esas dos simples palabras me hicieron romper en llanto nuevamente. Habían sido palabras que le había creído y que, en ese momento, me rompieron el corazón.

-No.- Dije negando con la cabeza. -Uno no le hace eso a quien ama... Hazte responsable de tus actos.-

-¡Es que no quieres escucharme!- Estaba nervioso, exasperado y quizás hasta desesperado.

-¡No hay nada que escuchar! ¡No quiero saber nada más de ti!- Me solté bruscamente de su agarre y bajé por el ascensor, derrumbándome una vez más cuando las puertas del mismo se cerraron.

Era el fin de mi relación con él, no me sentía capaz de perdonarlo pero ¿Por qué? Había accedido a hacerlo antes, muchas veces, ¿Qué era lo que diferenciaba esta a las veces anteriores?.. No lo sabía, pero una cosa era segura: me había roto el corazón y no creía volver a amar a nadie más.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora