Capítulo XIV

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Cuando volví donde mi prima, vi a Zina con un vestido similar al mio pero de su talla. Se veía muy bonita.

-¿Y? ¿Todo bien?- Preguntó Marie.

-Dime que tienes algo para el dolor de estómago.-

-En mi bolso.- Dijo. Tomé una pequeña píldora de su bolso y me la guardé para cuando llegaramos a casa.

A la vuelta a casa, iba mirando por la ventana. Podía ver en el reflejo cómo me miraba atentamente, él sabía que lo estaba viendo. Mi madre iba contándole a papá sobre los vestidos, estaba muy emocionada.

-Estoy segura de que Kate estaría feliz y orgullosa.- Dijo con un nudo en la garganta que me hizo tragar duro y aguar los ojos. Los cerré para evitar las lágrimas y respiré hondo cuando su mano se posó sobre la mía y la apretó suavemente, acariciando mis nudillos con la yema de su pulgar. Me miró fijamente a los ojos y sonrió con pena haciéndome sentir mejor. Había algo en él que me daba paz, me hacía sentir tranquila, en mi hogar. Sentía como si con sólo el hecho de mirarme pudiera aliviar cualquier tipo de dolor.

Cuando llegamos a casa, caminé pesadamente hasta mi habitación y me sumergí bajo las sábanas y el cobertor y me dormí profundamente.

-Cariño, estás ardiendo de fiebre.- Dijo mi madre mientras me mojaba el rostro con un paño húmedo. Me dolía la cabeza, el cuerpo, el estómago, todo.

-¿Dónde está Marie?- pregunté en un leve susurro.

-Abajo, con Matt y Zachary. Están mirando una película.- Sonreí internamente al pensar en que quizás se había quedado por mí pero eso era lógicamente imposible, a causa de la discusión de la mañana anterior.

-Me daré una ducha.- Le dije a mi madre, quien respondió

-Bien, prepararé esa sopa que tanto te gusta para tus días.- Sonrió y salió del cuarto. Me levanté y me encerré en el baño, abrí la llave de la ducha y la regulé de modo que saliera tibia. Me sumergí y se me erizó la piel por el frío. El agua dolía sobre mi piel pero cuando salí, sentí cómo mi temperatura corporal disminuía. Me puse un pantalón suelto, una sudadera, peiné mi cabello y bajé las escaleras sin hacer ruido. Mi madre me había dejado preparada la sopa y se había acostado.

-Hola.- Dije después de cenar, parada frente a los tres individuos que desviaron su vida hacia mí.

-¿Estas enferma?- Preguntó Marie preocupada.

-Algo así, sabes cómo me golpea.-

-Siéntate con nosotros.- Dijo Matt. -Zacky, muévete hacia acá.- Le dijo a su hermano, quien obedeció y palmeó el asiento del sofá para que me siente a su lado.

Pusieron una película de terror, mis favoritas. Cuando terminó, Matt y Marie se habían dormido, comenzó a dolerme la cabeza y Zacky pareció notarlo.

-¿Te sientes bien?- Me miró preocupado y posó su mano en mi frente. -Jenna ¡Estás ardiendo!- Exclamó tomando mi rostro con ambas manos.

-Me duele la cabeza.- Susurré. Me quise levantar y me desvanecí en sus brazos, que me sostenieron en el momento justo. Me alzó y subió las escaleras conmigo en sus brazos. Abrió la puerta y me acostó en mi cama. Tomó el paño, lo sumergió en el agua y lo puso en mi frente.

-Voy a buscarte algo para bajar la fiebre.- Dijo levantándose.

-No... No te vayas, hay en mi cajón.- Señalé débilmente mi mesita de noche.

-Iré por un vaso de agua.- Se levantó y desapareció tras la puerta. Unos segundos después, se escuchó cómo cerraba la puerta y se acercaba a mí.

-Abre la boca.- Ordenó en voz baja. Obedecí e introdujo una pequeña píldora en mi boca, acto seguido, me acercó un vaso y me hizo beber.

-¿Por qué lo haces?- Pregunté mientras remojaba el paño en el agua y lo devolvía a mi frente.

-Porque te qui... Porque quiero hacerlo.- Dijo. Carraspeó y se rascó la nuca. -Uhm, debo irme... Es tarde.-

-No te vayas, quédate conmigo.- Negó con la cabeza. -Por favor Zack.- Tomé su mano y se acostó a mi lado.

-Jenna, me lo estás haciendo muy difícil.- Susurró cerca de mi rostro.

-Shh.- Me acurruqué a su lado y me rodeó con sus brazos, acto seguido, depósito un profundo beso en mis labios y me dormí.

Al día siguiente desperté temprano. Me removí en mi lugar y sentí frío en el lado de la cama que se encontraba Zacky. Abrí los ojos y me senté en la cama, sobre la mesita de noche había un papel doblado al medio que decía

"Me lo haces muy difícil, Jenna. Si realmente me quieres lejos, no lo estás demostrando. P.D: Tu piel es tan suave, sobre todo tus labios."

Respiraba algo agitada por la sorpresa y por el vago recuerdo de ese beso. Estaba jugando conmigo y yo, lo hacía con él.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora