Capítulo LXXXV

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-¡¿Qué?!- A decir verdad tenía bastante sentido.

-Se suponía que no debía decírtelo pero si no, él no lo haría.- Tomó mis manos entre las suyas. -Te ama, no sabes cuánto, y sabes que todo esto lo destrozó tanto como a tí.- Desvié mi mirada hacia un costado y siguió. -Sabes que es cierto, lo viste con tus propios ojos.- Era cierto, se veía mal, horriblemente mal. Aunque estuvimos en el funeral, no soltó ni una lágrima; se veía triste pero yo sabía que no era exactamente por mi prima. -No hagas lo que yo hice, no te opongas a lo que quieres sólo por orgullo o por miedo.-

-Es que...- Gesticulaba con las manos buscando las palabras para expresarme pero no las encontraba. -Esto no es de ahora ¿Sabes? Esto es de hace tiempo. Esa idiota los tiene a ambos comiendo de su mano y yo ya estoy harta, cansada de creer que puede ponerle un freno a la situación porque no puede... O no quiere.-

-Sé que Gena te hace la vida imposible, pero no hablamos de ella sino de él. Dejala fuera del cuadro y analiza...-

-No puedo dejarla fuera... Marie se quitó la vida porque ella le dijo que estaba embarazada de Matt.- Frunció el ceño sin poder creerlo. -Dejó... Una carta.-

-Te acompañaré a casa.- Dijo y bajó la vista al suelo.

-Brian...-

-De veras, necesito estar solo.- Negué con la cabeza.

-No es lo que necesitas.- Me senté más cerca de él y apoyé su cabeza en mi hombro; como consecuencia, suspiró y dejó que algunas lágrimas salieran. -No está mal llorar.- Murmuré mientras acariciaba su cabello.

-Lo sé, pero no me gusta que me vean.-

-A mí tampoco, pero será nuestro pequeño secreto.- Rió levemente y se alejó para mirarme de frente.

-Eres una mujer fuerte, Jenna.- Acarició mi mejilla aún con los ojos vidriosos y sonrió.

****

Horas, días y semanas pasaron desde esa charla con Brian; apenas me movía de la cama, de la casa. Mis padres no me regañaban por no ir a la Universidad y mis amigas y Bert frecuentaban mi casa siempre que podían.

-Debes levantarte Jenn...- Dijo Abby con la mano sobre su vientre, el cuál estaba más redondeado que antes. -Esta criatura va a nacer cuando menos lo esperes y querrá conocer a su tía.- Apenas gesticulé una sonrisa y continué mirando la pared.

-Sé que debo levantarme... Pero no puedo.- Mi voz estaba inexpresiva pero, a la vez, pedía ayuda.

-Tranquila.- Dijo Em acariciando mi cabello. -Ya podrás hacerlo.- Ambas hablaban animadamente sobre la Universidad y sobre Alex, con quien habían entablado una muy buena relación.

-Ella es adorable, más ahora que no está con Nicholas.-

-El único problema...- Comenzó Abby. -Es que se hizo muy cercana a...- Emilie la fulminó con la mirada.

-¿A quién?- Pregunté.

-A nadie.- Acentuó Emilie. Las miré frunciendo el ceño y se resignaron a responder.

-A Zacky.- El silencio inundó la habitación y el corazón se me estrujó de los celos.

-Bueno... Es una persona libre.- Me encogí de hombros simulando que no me importaba pero lo hacía, y mucho. -Tiene derecho a ser feliz si así lo desea.-

-De todos modos dudo que él quiera algo con ella, se volvió mucho más retraído que antes.-

-Pero está en su escencia; a la larga le seguirá el juego.-

-Jenn, lo siento.- Dijo Abby. Sonreí de lado y me senté en la cama.

-Está bien, de todos modos iba a enterarme tarde o temprano.- Encogí un hombro restándole importancia.

Después de abrirles la puerta y volver a la cama, sonó el timbre; era para lo único que me levantaba, además de para ir al baño y cepillarme los dientes. Me levanté y caminé con pesadez hasta la puerta.

-¿Qué olvidar...- No pude terminar la pregunta porque al abrir la puerta me quedé inmovil.

-¿Tienes un minuto?-

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora