Capítulo XL

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Eran las 3:40 a.m cuando desperté y me puse su camiseta. Su brazo rodeaba mi cintura y sus piernas estaban entrelazadas con las mías.

Después de discutir, besarnos y tener sexo, finalmente, nos dormimos desnudos.

-Zack...- Susurré. No respondió. -Zacky... ¡Zachary!- Dije finalmente alzando la voz.

-Uhm... Déjame dormir.- Se quejó removiéndose en su lugar.

-Hace frío ¿Tienes un cobertor?-

-Hmmmm.- Sonreí. Verlo dormir era como ver dormir a un oso con unas enormes mejillas y un pequeño puchero que se formaba en su boca. Era jodidamente adorable. Se levantó aún con los ojos cerrados y se estremeció por el frío. Comencé a reír. -¿De qué te ríes?- Preguntó con el ceño fruncido.

-De tí, de tu lindo trasero y de tu...- Me sonrojé notablemente.

-¿De qué?- Insistió sonriéndo de lado.

-De tu erección.- Solté una carcajada tímida que lo hizo sonrojar y reír conmigo.

-Pues felicidades, tú provocas esto.- Dijo señalando su entrepierna. Abrió el closet y sacó un grueso cobertor, relleno con plumas, de color negro. Caminó hasta los pies de la cama y lo extendió cubriéndola toda.

-¿No te vas a vestir?-

-¿Debería?-

-¡Al menos ponte un bóxer!-

-¡De acuerdo, de acuerdo!- Rió y se puso sus boxers grises, que estaban al costado de la cama. Se acostó nuevamente a mi lado, quedando con nuestros rostros enfrentados, y me abrazó.

Me detuve a admirar sus rasgos, aprovechando la luz que entraba de afuera. Sus ojos eran hipnóticos, sus labios, increíblemente besables y carnosos, sus mejillas eran tan suaves y su cabello caía levemente sobre la almohada. Era un ser hermoso, imbécil, engreído, cariñoso, y se escondía bajo una coraza de tipo rudo. Me atraía demasiado como para no dejar de lado mi orgullo.

-¿Qué tanto me miras?- Sonrió y mi estómago cosquilleó.

-Me gustas.- Lo besé cortamente y sonreí. -Me gustas mucho, Zachary.- Me rodeó con sus brazos y me estrechó contra su cuerpo.

-También me gustas, Jenna.- Lo miré y besó mi nariz para luego inhalar sobre mi cabello. -Buenas noches, pequeña.-

-Buenas noches.-

Al otro día, desperté por el calor. El otoño se acercaba y el clima se estaba volviendo loco. Me levanté y caminé hasta el baño. "¡Mierda, me orino!" pensé. Cuando salí del baño, Zacky no estaba en la cama.

-¿Zack?- Pregunté. En ese momento escuché una fuerte discusión que venía de abajo. Ni siquiera lo pensé, me puse los jeans y salí de la habitación. Bajé las escaleras y me encontré a Brian discutiendo a los gritos con Zacky. -¿Qué ocurre?- Pregunté.

-¡Sabía que estabas aquí!- Gritó Brian. -¡¿Sales con él?!-

-¿Cuál es tu maldito problema, Haner?- Gritó Zachary.

-¡Tú no puedes salir con él!- Ignoró a Zacky, quien me miró confundido.

-Honestamente, no entiendo qué es lo que ocurre aquí.-

-¡Brian apareció enloquecido preguntándome por tí!-

-Zack, cálmate. Brian ¿Qué ocurre contigo? ¿Cuál es el problema? ¡Todos saben lo que ocurre entre él y yo, todos saben lo que pasó hace dos años!- Brian me miró... ¿Dolido?

-Lamento la conmoción.- Dijo bajando la vista. -Disfruten su velada, feliz pareja.- El sarcasmo se olía a kilómetros. Caminó hasta la entrada y salió dando un portazo.

-¡Mierda!- Gritó Zachary dándole un golpe a la pared con el puño cerrado.

-¡Zachary!- Grité parándome ante él -¡Basta! ¡¿Por qué haces eso?!-

-¡¿Qué no te das cuenta?! ¡Le gustas a Brian!-

-¡¿Qué?! ¡No, no, no, no, no! ¡Eso no es posible, yo no le gusto a Brian!- Exclamé tan indignada como él. No podía gustarle. ¡No era posible! Luego, comencé a recapitular todos los momentos en los que Brian me coqueteó indirectamente, o los intercambios de miradas, incluso aquellos momentos en que sin decir palabra alguna me hacía sonrojar. "¡Mierda, Jenna! ¡Tienes una suerte de perros!"

-Brian es mi mejor amigo pero no puedo alejarme de tí.- Suspiró. -No quiero que esto afecte nuestra amistad, me siento muy egoísta, lo soy. Eres mía y no quiero alejarme de tí.-

-Déjame hablar con él, quiero saberlo de él.-

-No quiero que se propase.-

-No lo hará, no lo dejaré.- Le sonreí. -No soy del tipo de chicas que se interesan en alguien diferente cada día.- Acaricié su rostro con ambas manos. -No dejaremos esto. Aunque quisiéramos, no podríamos. Sabes que la tensión sexual entre nosotros se huele a metros.- Me abrazó, besó mi cuello y suspiró profundamente.

-Eres tan hermosa.- Sonreí y le correspondí el abrazo.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora