Capítulo LVIII

434 47 22
                                    

-¡Eres un idiota!- Exclamé indignada mientras reía y sentía cómo toda mi barbilla comenzaba a entumecerse del frío. Sí, me había llenado de helado.

-Déjame ayudarte.- Se acercó aún riendo y comenzó a besar mi barbilla limpiándola.

-Si querías babearme, lo hubieses pedido y ya.- Ambos reíamos.

-¿Así de fácil era?- Arrastró su lengua por mi mejilla.

-¡Ay, Baker! ¡Eres un jodido asco!- Me limpié con la manga del sweater.

La gente nos miraba, parecíamos dos niños peleando y riendo. Estaba feliz, al menos, momentáneamente. Zacky se estaba comportando de otra manera conmigo, era dulce, e incluso, romántico.

-Bien, hace frío. ¿Quieres ir a otro lugar?- Me miró juguetonamente.

-Creo que debería irme, es algo tarde y mañana tengo que ir a la universidad.- Sonreí con pena. No quería arruinar el momento y tampoco quería estar lejos de él pero quería saber que era de la vida de Marie y también quería descansar.

-Oh, vamos Jenna, sólo será un momento.- Se acercó y acarició mi cintura con ambas manos.

-Eres insaciable.- Reí. -Después de todo lo que pasó está tarde ¿De veras quieres seguir?-

-Mmm... Sí, soy insaciable, constantemente quiero más de tí. Cada vez que te veo, contengo las ganas de arrancarte la ropa y tomarte donde sea.-

-¡Qué romántico!- Exclamé irónica y solté una leve carcajada.

-No puedo ser romántico, no sé hacerlo. Sólo quiero hacerte saber lo mucho que te deseo y... Y lo mucho que te amo.-

No dudé en presionar sus labios con los míos. No me cansaba de escucharlo decir eso, me gustaba y me daba seguridad de que, quizás, podíamos comenzar algún tipo de relación.

-Sabes que también te amo... Y te deseo, Zachary Baker, pero est...- Me calló con un beso profundo y algo descontrolado, que arrancó un suspiro de mi garganta.

-No quiero oír peros, sólo dejemos que las cosas fluyan. ¿Sí?- Acarició mi mejilla. -Te llevaré así descansas pero no te librarás de mí, señorita.- Pellizcó levemente la punta de mi nariz haciéndome reír.

-Estás mal...- Reí. -Pero eres un mal necesario, Baker.- Sonreí al ver un pequeño destello de picardía en sus ojos y me subí al coche.

¿Qué estaba pasando entre nosotros? Éramos un jodido caso perdido. Un día nos odiabamos, otro nos deseábamos, discutíamos, nos acostábamos y luego, confesábamos el amor que sentíamos por el otro.

-¿Pensaste la propuesta que te hice?- Dijo mientras abarcaba el coche frente al hotel. Lo miré sin entender. "Que yo recuerde, no me pidió matrimonio ni nada por el estilo." Pensé.

-Uhm ¿Cuál propuesta?-

-La gira es en dos semanas, deberías venir con nosotros.-

-No tuve tiempo de pensarlo pero lo haré.- Sonreí y deposité un profundo beso en sus labios, acto seguido, me bajé del coche y cerré la puerta.

-Pasaré por tí mañana.- Exclamó bajando el vidrio. Asentí y entré al hotel.

Mis ánimos descendieron hasta el suelo al ver a mi prima con el rostro peor que antes. No estaba acostada, sino sentada en medio de muchas fotos. Me limité a mirarla mientras sonreía nostálgica.

-¿Sabes?- Habló. -Siempre creí que envejecería con Matt y que tendríamos una gran familia.-

-¿Y eso por qué no...- Me interrumpió.
-No quiere al bebé y rompió conmigo. ¿Quieres saber cuántas veces se le puede romper el corazón a una persona?- Me miró y sus ojos estaban al borde de las lágrimas.

-Es un idiota, con los testículos del tamaño de una pulga.- Exclamé furiosa. Jamás creí que ellos romperían. "Y pensar que iban a contraer matrimonio." Me acerqué y la abracé, intentando no pisar sus fotos.

-Jenna, no quiero tener este bebé. Me recuerda todo lo malo que me ocurrió con mamá y papá y, me recuerda que lo perdí a Matt... Para siempre.- Sus ojos se veían tristes pero ya no lloraba.

-¿Estás segura de esto?- Asintió.

-Me da miedo no poder verlo, ni quererlo, por culpa del entorno en el que apareció.-

No quería que Marie abortara el bebé pero quizás yo, en su situación habría pensado igual. "Debe ser feo no querer a tu propio hijo" Pensé. Mi prima le temía al rechazo, tenía miedo de rechazar a su retoño y yo no lo creía posible. Ella era una persona llena de amor para dar y, por más que intentara ser fría, no podía. ¿Pero quién era yo para juzgarla? Prometí apoyarla y eso era precisamente lo que haría.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora