Capítulo XI

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-No Jenna, no puedes ir a tu casa en ese estado. Vamos a casa amiga.- Dijo Abby abrazándome. Sólo asentí, quería sentirme contenida. Cuando me separé de ella, me acerqué a Matt. Este se encontraba mirando al piso, con sus puños apretados y el pecho subiendo y bajando nerviosamente.

-Gracias.- Sonreí débilmente y lo abracé. Correspondió al abrazo lentamente.

-¿Podemos irnos?- Gritó la colorada.-Johnny conducirá, es el que mejor está.- Rió y se tambaleó un poco.

-Sienten a Brian adelante, si vomita atrás, lo lamentarán.- Dijo Johnny. Rompí mi abrazo con Matt y me acerqué a Emilie.

-No dejes pasar la oportunidad, es un gran chico.- Le sonreí y bajó la mirada tímida.

-Uhm, chicos... Me quedaré aquí con Leana.- Jimmy señaló a la castaña que lo miraba dulcemente.

-De acuerdo, adiós Jimmy.- dijimos todos.

-Jenna ¿Qué tienes ahí?- Dijo Zacky.

-Nada.- Dije girando el rostro.

-¡¿Ese hijo de puta te golpeó?! ¡Se las verá conmigo!- Gritó y quiso avanzar de nuevo hacia el bar, pero me interpuse. Posé mis manos en su pecho.

-Déjalo, no es nada.- Exclamé.

-¿Que no es nada? ¡Nadie tiene derecho a marcar tu piel! ¡Nadie!- Gritó.

-¡Zachary!- Grité al borde de las lágrimas. -Cálmate, por favor.- Lo abracé y hundí mi rostro en su cuello como si pudiera esconderme en él. Perplejo por el gesto, me rodeó con sus brazos y calmó su respiración.

-Creo... Creo que debemos irnos, pequeña.- Dijo separándome de él y acariciando mi rostro con su pulgar. -Mientras yo esté aquí, nadie te volverá a hacer daño, lo prometo.- Se acercó a mí y besó mi frente. Cerré los ojos por el contacto de sus labios con mi piel que, a decir verdad, se sentía bien.

Nos subimos al auto. Emilie sobre las piernas de Matt, Abigail en medio y yo, sobre las piernas de Baker. No opuse resistencia por dos razones, uno, quería que Emilie y Matt estuvieran más cerca el uno del otro y dos, algo en la preocupación de Zacky me hacía sentir segura. El viaje fue más rápido de lo que creí. Entramos al departamento de Abby y decidí irme al balcón un rato, necesitaba estar sola. Me apoyé sobre la baranda y comencé a mirar las pequeñas nubes de lluvia que se formaban al fondo de la ciudad. Unas manos se posaron en mi cintura y me dieron vuelta suavemente.

-Los chicos están preparando sándwiches. ¿Quieres uno?-

-No, gracias. Si como algo, lo vomitaré.-

-Esa sería una imagen tuya muy bonita.- Dijo con sarcasmo. Reí y me quejé del dolor en mi mejilla.

-Déjame ver eso.- Dijo pasando su pulgar levemente sobre el golpe. -Tienes un moretón.- Apoyó un pañuelo con unos cubitos en mi mejilla que, hasta ese momento, no noté que tenía.

-Gracias.-

-Respecto a lo de hoy... Yo...-

-Zachary, ahórrate el discurso. Estoy bien, no me ocurrió nada. ¿Sí?- Tomé el hielo con mi mano izquierda y lo dejé en mi mejilla.

-No hablaba de eso.-

-¿Entonces de qué?- Fruncí las cejas.

-De... Del... De que casi te beso, pequeña. De eso... Lo siento.- Bajó la vista.

-Oh, uhm... Descuida. Yo... Uhm... Creo que... ¿Quieres un cigarro?- Negó con la cabeza.

-Bien, como quieras.- Saqué uno de la caja, lo encendí y lo inhalé. Me calmaba demasiado fumar cuando estaba nerviosa. Cerré los ojos y exhalé. Zacky rió.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora