Capítulo XII

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¡Oh por dios! ¡Esos labios! ¡Ese sabor! ¡Era igual a como lo recordaba! Su boca comenzó a moverse sobre la mía, tomó mi nuca para poder adentrar su lengua y profundizar el beso. No me opuse, en lo absoluto. El sabor de su boca era embriagador, adictivo. Metió su lengua en mi boca y gemí, eso hizo que su mano se posara en mi muslo izquierdo y lo levantara junto a su cintura.

-No, Zachary. Detente.- Dije separándome de su agarre.

-No, no me obligues a hacerlo Jenna. No puedo soportarlo.- Unió sus labios nuevamente con los míos y, una vez más, me separé.

-Esto... No... ¡Detente, Baker! ¡Por favor!- Al escuchar mi súplica, mordió mi labio inferior levemente y tiró de él, mirándome fijo. Luego, se alejó. Nos quedamos mirándonos a los ojos, con nuestras respiraciones agitadas y también me alejé de él.

-¿Por qué? ¿Por qué lo haces? ¿Por qué me alejas?- Preguntó mientras me terminaba de vestir. No respondí. -¡Responde, maldición!-

-¡No quiero ilusionarme contigo! ¡Me harás daño!- Exclamé mientras las lágrimas comenzaban a bajar por mi rostro. ¿Estaba llorando? ¿Qué carajos?

-¡¿Qué?!- Exclamó confundido. -No lo haré, Jenna. ¿Qué te hace pensar eso?- Estaba frustrado, enfadado y se notaba.

-Juegas conmigo, constantemente.- Más lágrimas bajaban por mis mejillas. -Unas veces eres un cretino, y otras, un caballero.-

-Jenna, eso no...-

-¡Claro que es cierto! ¡No te atrevas a negarlo!- Grité. Un instante después la puerta se abrió dejando ver a un Brian y a mis dos amigas extremadamente preocupados. Al ver su reacción, pase por su lado y por al lado de Zacky, quien me tomó la mano.

-No te dejaré ir, no de nuevo.- Dijo mirándome, a diferencia de mí, que sólo miraba el suelo.

-Suéltame, Zachary.- Dije, sin querer hacerlo. No quería que me soltara, no quería llorar, no quería sufrir. Quería que me besara como lo había hecho momentos antes pero ¿Cuántas probabilidades había de que tuviéramos algo normal? En ese momento, cero. O así creía yo. Me solté de su agarre y comencé a caminar hacia la puerta de entrada con los ojos llenos de lágrimas y sin decir ni una palabra.

-¿Jenna? ¿Qué ocurre?- preguntaron Matt y Johnny.

-Jenna, cariño... ¿Quieres que te lleve?- Preguntó Brian masajeando mis brazos. Negué con la cabeza.

-Dile a Jimmy que pase por mi casa, necesito hablarle.- No sé por qué pero sentí que Jimmy era el único que podía entenderme. Brian asintió y me abrazó.

-Si necesitas algo, no dudes en llamarme.- acarició mi mejilla, saludé con la mano y salí del departamento de Abigail.

Mientras bajaba las escaleras, me sequé las lágrimas e intenté parar de llorar. Respiré hondo y seguí. Salí a la calle y caminé hacía mi casa.

Cuando llegué, no había nadie en casa... ¡Gracias a Dios! Lo que menos quería era tener que afrontar un interrogatorio triple por tener la mejilla golpeada y estar llorando. Subí a mi habitación y me adentré en ella. El olor del perfume de Zacky estaba impregnado en mi ropa y en mi piel. ¡Era frustrante! Caminé hacia el pequeño cuarto de baño y me quité toda la ropa, la metí en el cesto de la ropa sucia, me puse unos shorts y la camiseta de Pantera que usé cuando lo conocí y me tumbé en mi cama. Cerré los ojos e inmediatamente el recuerdo no lejano de Zacky besándome apareció en mi mente. Su tacto en mi piel aún quemaba, me erizaba la piel sólo con el recuerdo. ¿Por qué tenía que ser tan idiota? ¿Por qué demonios era tan mujeriego? No supe cuánto tiempo pasó desde que entré en mi casa pero el timbre sonó, haciéndome salir de mis propios pensamientos.

-¡Ya voy!- Grité desde arriba. Esperaba que fuera Jimmy, él sabía con certeza lo que había ocurrido entre Zacky y yo y, aunque lo negaramos y los demás también lo supieran, sólo él se había atrevido a preguntar y a afirmar su conocimiento del caso. Me cubrí nuevamente la mejilla con maquillaje, bajé las escaleras y abrí la puerta.

-Hola enana, Brian me dijo que me necesitabas.- Sonrió y lo abracé. -Hey, ¿Qué ocurre?- Preguntó con tono preocupado.

-Pasa, te cuento dentro.- Subimos las escaleras y nos metimos en mi habitación.

-Oh... Las chicas me dieron esto, lo olvidaste en casa de Abby.- Me tendió el bolso.

-Gracias.- Sonreí pero mi rostro se desfiguró en cuanto los recuerdos me invadieron nuevamente.

-Jenn ¿Qué ocurre? Suéltalo, puedes confiar en mí.- Jimmy tenía el ceño fruncido y sus manos, frotando mis piernas, las cuales estaban apoyadas sobre su regazo.

-Zachary me besó.- Sus ojos azules se abrieron con sorpresa.

-¡Sabía que el gordo sentía algo por tí!- Exclamó contento.

-Jimmy, creo... Creo que siento algo por él. Eso no es bueno, Zacky es un tipo muy mujeriego y bipolar. No quiero volver a sufrir...-

-¿Volver a sufrir? ¿De qué estás hablando?- Bajé la vista.

-Un tiempo después de conocerlos a ustedes, comencé a salir con un chico, Nicholas. Al principio, era un total caballero, atento, era cariñoso y demás. Se comportaba como el chico que cualquier padre querría para su hija. Conforme empezó a pasar el tiempo, sus intenciones cambiaron. Comenzó a hostigarme para que nos acostaramos, todo el maldito tiempo me manoseaba o se aprovechaba, aunque siempre había algo que me salvaba. Un día estábamos aquí y mis padres no se encontraban, tampoco mi prima. Comenzó con lo mismo de siempre y sólo logré pararlo con un golpe en su entrepierna pero, no fue sólo eso... Me golpeó y se fue de casa. Jamás lo volví a ver.-

-Qué cobarde hijo de puta. Zacky jamás te podría un dedo encima, si eso es lo que crees.-

-No es eso lo que creo, no quiero que me rompan el corazón de nuevo. No sé si podría soportarlo, menos viniendo de Zacky.- Bajé la vista.

-Entiendo... ¡Aguarda un momento! ¿Eso quiere decir que no te acostaste con nadie más después de Zacky?-

-Jimmy, yo no...-

-No te atrevas a negarlo, señorita.- Me interrumpió y suspiré.

-De acuerdo, sí. Quiere decir que no hubo nadie más después de él.-

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora