Capítulo LXV

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El silencio inundó la habitación, Marie tapó sus ojos con su mano derecha y suspiró.

-No puede ser, hice todo lo que me pediste, ¡Todo al pie de la maldita letra!- Sollozó.

-Marie, cálmate.- Murmuré.

-No... ¡Esto no tenía que pasar! ¡No puedo tener este bebé!- Gritó mientras las lágrimas caían por su rostro. -Matt no lo quiere... Nunca lo querrá.- Murmuró mirando a la nada.

-¿Por qué sucedió esto?- Pregunté a la ginecóloga.

-Son casos especiales, estos tratamientos tienen un 99.9% de efectividad y un 0,01% de posibilidades de falla. Aparentemente, ella es ese mínimo porcentaje de excepción.- Eso era más malo que bueno y, hasta ese momento no me había dado cuenta. Si Matthew no quería ese bebé, probablemente no querría ayudarla, ni siquiera económicamente. -Lo malo de todo esto es que estas píldoras son fuertes y, en caso de que el bebé siga con vida después de eso, se pueden producir malformaciones congénitas.-

-Marie, necesito que te calmes y me escuches.- Respiró hondo y asintió. -¿Estás segura de querer seguir adelante con este embarazo? Puede ser riesgoso tanto para tí como para tu bebé.- Negó con la cabeza.

-No quiero traer a un niño a este mundo para que sufra, así que no.-

-Bueno, entonces hay otra opción. Podemos hacer un "aborto de succión"-

-Suena horrible.- Murmuré con el ceño fruncido. La doctora me miró con desdén e ignoró mi comentario.

-Entonces programaremos la intervención para dentro de una semana. ¿Estás de acuerdo?- Asintió.

Cuando llegamos a casa, subí sin decir ni una palabra. Sabía que ella debía decirles lo que iba a pasar pero ya no quería meterme en medio de sus asuntos. Me recosté en mi cama y comencé a mandarme mensajes con mis amigas.

-¿Puedo pasar?- Preguntó mamá en el umbral de la habitación. Sólo asentí. -Estuve hablando con tu padre, está realmente arrepentido y quiere que sepas que quiere recomponer las cosas contigo.-

-¿Por qué no me lo dice él mismo?- Sonreí sarcástica.

-Porque es orgulloso, al igual que su hija.- Sonrió dulcemente.

Mi madre tenía una personalidad de no creer, podía ser dulce y amable pero también podía ser una fiera cuando se enojaba. Lo peor de todo era su ciclotimia y puedo decir que saqué lo peor de ambos, la bipolaridad de mamá y el orgullo y rencor de papá.

-Nos equivocamos, sólo danos una oportunidad.-

-Se las di, vine aquí pero él no se digna en hablarme y admitir que tomó una mala decisión, no conmigo sino con Marie. Ambos lo hicieron, ella necesitaba apoyo y ustedes no se lo dieron. Pero no seguiremos en el pasado... Como dije antes, ya les di una oportunidad.-

-Bueno... Deberían hablar, les hará bien llevarse mejor.- Dicho esto, se levantó y salió de mi habitación.

Técnicamente, tenía razón. No podía estar toda la vida enojada con él, después de todo, era mi padre.

***

-Entonces... ¿Vendrás a la gira?- Preguntó besando mi cuello.

-Hmm, no lo sé... Eso de pasar tanto tiempo contigo se me hace algo...- Me miró serio, alzando una ceja. -Tentador.-

-Eres mala, me asustaste.- Murmuró y comenzó a hacerme cosquillas.

Estábamos en mi cuarto, acostados, mientras una película se reproducía. Era de noche y las palomitas pasaban de mi mano a mi boca... Y a la suya también.

-Por supuesto que iré.- No sabía por qué había tomado esa decisión con tanta naturalidad pero me sentía muy a gusto con él y la simple idea de estar tantos meses sin verlo, me angustiaba.

-¡Será la mejor gira de todas!-

-Será la primera, quizás haya otras mejores.-

-Mientras estes ahí, serán las mejores.- Dijo besando mi nariz.

-Eres una bola de cursilerías.- Reí.

-¡Es todo tu culpa, mocosa!- Me apretujó entre sus brazos y comenzó a hablar, separando las palabras por besos en mi mejilla. -Si no... Fueras... Tan... Linda... No sería... Así.-

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora