Capítulo LXX

386 44 12
                                    

-¡¿En qué estabas pensando cuando decidiste arruinar el almuerzo?!- Grité entrando en su cuarto sin golpear ni avisar. Marie se encontraba acomodando su ropa limpia dentro del ropero, con una mirada degradante en su rostro. Al verme se sobresalto.

-¡¿En qué estabas pensando tú al traerlo?!- Gritó a la defensiva.

-¡Es mi novio, maldición! ¡Jamás te hice pasar un momento de vergüenza, jamás!-

-En eso te equivocas, querida Jenna. Cuando andabas por la vida hecha una renegada, bebiendo, fumando hierba y jugando a la rebelde, "yo" tapaba tus hazañas. En la escuela no me hablaban y decían que era como tú.-

-¡Deja de recriminarme cosas! ¡Jamás te pedí que tapes ninguna "hazaña"! ¡Simplemente no estaba bien, no sabes lo que es ver morir a la persona que amas más que a nadie, frente a tus ojos!- Respiré hondo y me tragué mis lágrimas. -No me importa lo que creas sobre mí, si quieres difamarme o gritarme cuánto me detestas por arruinar tu perfecta secundaria, hazlo. ¡Pero no voy a permitir que hables así de Zacky! Él es una buena persona, no es como su hermano.- Exclamé furiosa. -¡Todo eso que te empeñaste en decirle a él, deberías habérselo dicho a Matt!.. Por curiosidad, ¿Le contaste a él sobre el aborto? - Negó con la cabeza. -Zack no es estúpido, algo sospecha.-

-¿Segura que no le dijiste nada?-

-Debería haberlo hecho... Pero no. A partir de ahora tu vida es tuya, Marie, no voy a meterme en tus asuntos. Tú, con tu vida y yo, con la mía.- Caminé hasta la puerta de su habitación y paré en seco. -¡Oh, un último consejo!.. Deberías decirle lo que harás con esa criatura, después de todo, es su esperma.- Fui a mi cuarto, tomé mi chaqueta de cuero, mis llaves y mi móvil, salí de mi casa y caminé enfadada por la acera. La tarde estaba fresca y necesitaba despejarme así que respiré hondo y aspiré el olor fresco de la tierra recién regada. Aunque el verano comenzaba a irse, el tiempo estaba tan agradable que exigía relajarse y disfrutarlo. Me dispuse a hacer eso mientras aminoraba el paso, todo iba bien hasta que un claxon y un "piropo", de esos que dan náuseas, me hicieron frenar en seco.

-¡Con esas piernas puedes ginetearme cuando quieras!-

"¡Genial Jenna, simplemente genial! ¡Saliste con el puto vestido!" Pensé para luego girar y levantar el dedo del medio y encontrármelo parado frente a mí.

-Eso es de mala educación, nena.- Dijo flexionando mi dedo corazón, el cual realizaba el poco educado ademán. Suspiré algo aliviada.

-Creí que eras uno de esos idiotas que te embarazan con la mirada.-

-¿Te enojarás si te digo que lo hice, reiteradas veces?- Sonrió contagiándome el gesto pero sólo por un momento. -¿Qué ocurre?-

-Marie y yo peleamos, estoy molesta, es todo... Lamento todo lo que pasó, ella... Está muy dolida con tu hermano. No la estoy justificando pero... Entiendo su enojo. Aún así, no debía hablarte de ese modo.-

-Descuida, eso ya pasó.-

-No, claro que no. Tú sabes muy bien que podríamos haber hecho un desmadre de su cena de compromiso.- Soltó una carcajada y asintió. -Pero no lo hicimos... Por respeto a ellos.-

-Bueno, yo sí hice de las mías.- Me abrazó por la cintura.

-Lo sé, ni me lo recuerdes... "Es mi pastel favorito señora Summers".- Dije burlándome de él.

-Cuando entré a la cocina, tu trasero se veía tan bien... ¡De veras!-

-Me lo dejaste muy en claro.- Presionó nuestros labios por un momento.

-Bueno, quizás podríamos planear algo más íntimo para esta noche.- Ronroneó.

-¡No intentes escapar, iremos a cenar con Bert!-

-¿Por qué?- Dijo alargando la "e" en modo de berrinche.

-Porque están confiando en nosotros y porque ya dijimos que sí.- Dos voces nos interrumpieron.

-Mira nada más, la razón por la que "nuestra" amiga había desaparecido de la faz de la tierra.-

-Hola Em, hola Abs.- Murmuré sonriendo. Ambas tenían bolsas en sus manos y se veían realmente bonitas.

-Hola chicas.- Dijo Zack sin soltarme.

-¡No nos hables, roba amigas!- Exclamó Abby fingiendo estar ofendida.

-Ustedes son las roba amigos, devuelvanme al gnomo y al ropero.- Ambas negaron con la cabeza, sus movimientos parecían sincronizados y sonreí por eso.

-¿Qué las trae por aquí?- Pregunté con interés.

-Me gusta tu vestido, niña.- Dijo Abby. -Debes prestármelo antes de que me vuelva un balón.- Los cuatro reímos.

-Sólo pasábamos por aquí porque te compramos algo, aunque no lo merezcas.- Emilie simulaba estar ofendida mientras estiraba su mano con una de las bolsas. -Tómalo antes de que me arrepienta.- Zack frunció el ceño.

-Definitivamente no conoces a Emilie, descuida...- Le dije. -Mañana me amará.

-¿Por qué?- Preguntó él.

-Porque yo sé que hoy Matt hará de las suyas para tenerla de buen humor.- Abby estalló en carcajadas y el rostro de Em se puso bordó de la vergüenza.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora