Capítulo VII

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En cuanto llegó Em, hicimos una pijamada en casa de Abby. Comimos muchos dulces y bebimos mucho alcohol. Ya eran las dos de la madrugada y estábamos moderadamente ebrias.

-Quiero salir.- Dije. -Abby, llama a los chicos.- Arrastraba las palabras por la cantidad de alcohol que habíamos bebido.

-¿Qué chicos?- Preguntó Emilie con el ceño fruncido.

-Unos super guapos y super encantadores que al verlos te entran ganas de arrancarles la ropa y comertelos.- Dijo Abby mordiéndose el labio inferior. -Sobre todo mi Johnny, sí que sabe qué botones tomar .-

-¡Abigail Jane Stinson, cuida tu lenguaje!- Las 3 nos miramos serias y estallamos en carcajadas al mismo tiempo.

-Bueno ¿Qué esperas? ¡Llámalos!- Insistió Em. -Quizás haya alguno de mi interés.- Sonrió.

Abby tomó su móvil y marcó el número de su adorado gnomo.

-¿Hola?.. Sí corazón, soy yo... Estoy en casa con las chicas... ¿Por qué no vienes con los muchachos?.. Bien y después podemos ir a ese bar... Oh... De acuerdo, traigan alcohol... Sí... Adiós.- Colgó. -Vienen para acá.- Abby vivía sola desde los dieciocho años, trabajaba y estudiaba. Se emancipó de sus padres a los dieciseis porque su madre la golpeaba.

-Genial, oigan... Deberíamos vestirnos para la ocasión.- Dijo Em alzando una ceja.

-Yo creo que así estamos bien.- Dije seria. No quería cambiarme y menos a gusto de Emilie, a pesar de su estilo dark, tenía una rara fascinación por la ropa brillante que yo detestaba.

-De acuerdo con Jenna.- Abby frunció los labios y Emilie revoleó los ojos.

Terminamos cambiándonos de ropa. Em se puso una camisa suelta y un short negro con brillos (raro en ella, ¿no?), Abby se puso un vestido azul con la espalda al descubierto y yo, una blusa roja y un short negro al cuerpo. Las tres llevábamos tacones y maquillaje, parecía que nos íbamos de fiesta. Nos habíamos sentado a tomar piña colada cuando tocaron el timbre, eran ellos.

-¡Yo voy!- Gritó Abby. Saqué un cigarro, lo encendí y comencé a fumarlo para calmarme porque me encontraba nerviosa de repente y no sabía por qué.

-Hola chicos, pasen... Te ves bien, cariño.- Dijo mi colorada amiga al gnomo mientras se adentraban en su departamento. ¿Alguna vez dije que se veían comestibles? Bueno, se los recuerdo. Lo son.

-¡Wow, se ven de maravilla!- Exclamó Matt, quien centró su vista en Emilie. -¿Cómo te llamas dulzura?- le dijo a mi amiga castaña, con su encantadora sonrisa y sus ojos verdes más encendidos que nunca, la cual se ruborizó.

-Emilie Green.- Dijo sonriéndo.

-Matthew Sanders, es un placer linda.- Dijo besando su mano cortésmente. Debo decir que hasta yo quedé encantada.

Los chicos me saludaron y, por último, estaba él. Su perfume inundó mi nariz, sus ojos estaban aún más clavados en mí que de costumbre, tenía una pequeña sombra de barba que lo hacía lucir... ¡¿Qué?! ¡¿En qué demonios estoy pensando?! "¡Concéntrate Jenna, maldición!" pensé.

-Hola, Baker.- Dije seca.

-Hola pequeña, te ves estupenda.- Alzó una ceja y sonrió de lado.

-¡Jenna!- Exclamó Jimmy y me abrazó, gesto al cual respondí con gusto. Zacky hizo un gesto de desagrado, volteó y se fue al balcón a fumar. -No sabía que fumaras.- Dijo señalando el cigarro en mi mano izquierda.

-Sí, lo hago cuando estoy nerviosa.- Automáticamente me arrepentí de haberlo dicho al ver el rostro de Jimmy.

-Así que nerviosa ¿Eh?- Asentí en derrota. -¿Por el gordo?-

-Yo... No lo sé.- Miré hacia la nada pero ahí estaban sus enormes ojos verdes, enmarcando su rostro rodeado del humo de su cigarro. En cuanto nuestras miradas se cruzaron, aparté la vista rápidamente y vi a Matt y a Emilie hablando muy entretenidos. Matt se veía tímido, vulnerable y... Adorable en cierto modo. Ver a un tipo de casi dos metros, una espalda tamaño ropero y cara de malote, tímido... Pues sí, es adorable. Abby estaba con Johnny hablando de forma cursi. "Wow, sí que les pegó el amor." pensé.

-Hey Jimmy... ¿Dónde está Brian?- Fruncí el ceño al ver que no había venido.

-Él... Se quedó en el bar con una chica rubia... Creo que se llamaba Michelle... Algo, no recuerdo su apellido sólo que era italiano.-

-¿Michelle? ¡¿DiBenedetto?!- Pregunté atónita.

-¡Eso!- Dijo chasqueando los dedos. -Espera... ¿La conoces?- preguntó confundido.

-Es la perra más grande de toda la universidad.- Dijo Abby con cara de desagrado.

-Es detestable. Su hermana no tanto, pero apuesto que lo lleva en la sangre.- rectificó Em.

-Pues yo creo que es agradable.- Dijo Matt despreocupado.

-Pues claro, es tu ex.- Dijo Johnny.

-¡¿Qué?!- dijimos las tres al unísono. El rostro de Emilie se desfiguró completamente.

-No puede ser cierto...- Dije desconcertada. Matt se encogió de hombros.

-Nos conocemos desde pequeños. Es agradable pero muy materialista.- Dijo torciendo su boca hacía un lado. Todos quedamos en silencio, especialmente Emilie.

-Bien. ¿Quién quiere alcohol?- Dijo Jimmy intentando romper la tensión que se había formado. Alzó su mochila. -Creo que esto ayudará.-

-Y esto.- Dijo el gnomo alzando otra mochila. En ese momento, Zacky entró y se dirigió a la cocina como si fuera su casa. Gesto que me indignó.

-Ahora regreso.- Le susurré a Jimmy, quien me dio una mirada cómplice. Caminé hasta la cocina y lo vi buscando algo en las alacenas.

-¿Se puede saber qué es lo que buscas?- Pregunté arqueando una ceja.

-Vasos, cariño. ¿Qué más?- Respondió como si fuera obvio.

-Es descortés comportarse así en casa ajena.-

-Desnudarse con alguien y tener el mejor sexo de tu vida en casa ajena ¿no lo es?- Touché.

-¿El mejor sexo de mi vida?- El único querrás decir. -Wow, Baker. ¡Qué autoestima!- Dije sonriéndo de lado. Su sonrisa se esfumó.

-Quieres decir que ¿hubo alguien más?- Su rostro se tornó serio.

-Efectivamente.- Mentí. Lo que menos quería era alimentar su enorme ego. Se acercó a paso apresurado y se detuvo en frente mío.

-¿Estás diciéndome que otro idiota tocó tu piel?- rozó mi brazo con la yema de sus dedos. -¿Que te besó? ¿Que exploró cada centímetro de tu cuerpo? ¿Que te hizo gritar su nombre y arañar su piel como si no hubiera mañana?- Susurró mirándome a los ojos y con su boca muy cerca de la mía.

-S... Sí.- Tartamudeé al recordar lo vivido dos años antes. El sudor que cubría nuestros cuerpos, los inevitables jadeos, los besos húmedos que nos dábamos. El hecho de que el tipo con el que perdí la virginidad esté parado ante mí, haciéndome erizar la piel, no es bueno. Y recordar todo eso tampoco lo es.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora