Capítulo XVI

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Seguí mi camino a casa, frustrada. ¿Cómo podía ser que Gena, la misma zorra que manejaba a Zacky a su antojo, me hubiera amenazado? "Sólo te estoy advirtiendo." recordé que me había dicho. "¡No me importa si me lo dice como consejo! ¿Quién demonios se cree que es?" pensé. Estaba fuera de mis cabales y, honestamente, después de la charla con Marie, no tenía muchos animos para lo que restaba de día.

Cuando levanté la vista hacia el jardín delantero de mi casa, vi a alguien sentado en la entrada. Y ese alguien no era nada menos que Zacky.

-Hola cariño ¿Cómo estás de tu fiebre?-

-No soy "cariño", estoy bien, gracias. Y ¿Qué demonios haces en mi casa?- Estaba furiosa y lo notó.

-Hey... ¿Qué ocurre?-

-La pesada de tu novia ocurre.-

-¡Ex!- Exclamó.

-Da igual. Odio que me digan lo que tengo que hacer y viene ella a amenazarme como si fuera la dueña de...- Me retracté antes de terminar la frase y arrepentirme. Cosa que ,últimamente, me pasaba seguido. 

-¿De qué?- Preguntó cautelosamente mientras una pequeña sonrisa ladeada se asomaba en su boca.

-De... ¡De todo!- Exclamé alzando las manos a la altura de mi cabeza. -Es una odiosa niña mimada.-

-¿Celosa, Jenna?- Se levantó de la entrada y se acercó un paso. 

-No estaría celosa de tí aunque te revolcaras con ella.- Ambos sabíamos que eso era una vil mentira.

-¡Qué bueno! Porque por un momento creí que te enojarías.-

-¡¿Qué?!-

-Eso, me sigo acostando con Gena. No te lo dije porque creí que te enojarías y me mandarías al diablo.- En ese momento, algo en mí se rompió. Lamentablemente él tenia razón, estaba celosa de Gena. Muy celosa.

-¡Qué bien!- Dije cínica. -Ahora si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer.- Pasé por su lado y tiró de mi mano hacia él, haciendo que chocara con su bien formado pecho y que nuestros rostros se encuentren peligrosamente cerca, de nuevo.

-¿Por qué no lo admites? Admite que estás celosa.- Se acercó a mi rostro.

-No lo haré, no lo estoy. Es tu vida y puedes hacer lo que quieras con ella.- Esquivé su rostro.

-Jenna...- Rió. - No me acuesto con Gena, sólo me gusta verte celosa.- Acarició mi mejilla.

-Suéltame.- Ordené.

-No.- Presionó sus labios con los míos dejándome totalmente atónita. Una milésima de segundo después, me separé.

-¡No vuelvas a hacer eso!- Grité y entré en mi casa, dando un portazo detrás de mí. Subí las escaleras corriendo y me encerré en mi habitación. Las lágrimas no tardaron en salir, me sentía confundida y celosa y enojada y... ¿Podría ser que me estuviera enamorando de Zachary? Negué con la cabeza y escuché que golpeaban la puerta. 

-Marie, no me jodas. No estoy de humor.-

-Ya lo noté.- Dijo Zacky entrando con el rostro totalmente cambiado.

-¿Alguna vez vas a dejar de aparecerte por todas partes?- Negó y sonrió. -¿Qué demonios haces aquí? ¿Quién te dejó entrar?- 

-Marie. Le conté lo que pasó y...-

-¡¿Le contaste a mi prima?! ¡Voy a matarte!-

-Tecnicamente, sólo le dije que necesitaba hablar contigo porque estabas enojada.-

-¿Y quién dice que quiero hablar contigo?-

-Pues... Ya lo estás haciendo.- "Touché." Pensé.

-Pues, no quiero hacerlo.- Bajé la vista, -¿Puedes dejarme? Necesito estar sola.- Se acercó a mi cama, se sentó frente a mí y dijo-

-Jamás te dejaré sola.- Me besó nuevamente y, antes de irse, dijo -Pasaré por tí esta noche, te veo a eso de las 11.- y cerró la puerta de mi habitación. Queria gritarle que se quedara, que me besara cuantas veces quisiera, que era mío y no de la rubia oxigenada pero, mi orgullo y la realidad no me dejaron hacerlo.

-¿Cuánto falta?- pregunté mirando mis piernas cubiertas por unos pantalones rojos a juego con la camiseta que ambos llevábamos.

-No mucho, pero todavía no llegamos.-

-Oh, vamos. Me aburro.- Sonrió ampliamente.

-¿Por qué no cantas una canción? Tienes una bonita voz.- Sonreí por el cumplido.

-¿Recuerdas esa canción horrenda que mamá cantaba?- Frunció la nariz en gesto de disgusto.

-Sí, desafinaba mucho.- De repente vi cómo un auto descarrilaba y volcaba adelante nuestro.

-¡Mikey, cuidado!- Grité al ver la enorme explosión de tonos rojizos y luego, todo negro.

-¡Jenna, Jenna despierta!- Gritó Marie mientras me sacudía por los hombros. Me desperté agitada y me senté en la cama, me tranquilicé un poco al ver que todo era un sueño y que estaba sana y salva en la habitación.

-¿Otra vez?- preguntó. Asentí y lloré desconsoladamente sobre su hombro.

Habían pasado cinco años de la muerte de Michael y el recuerdo del accidente me seguía atormentando. Es lógico, sólo tenía quince años, pero aún así, después de todo este tiempo, la culpa que sentía por no haber sido yo la que muriera me devastó.

-Tranquila cariño, ya pasó. Fue sólo un sueño.- Me dijo mientras acariciaba mi cabello.

-¿Por qué no fui yo? ¡Michael no lo merecía!- Grité en medio de un sollozo mientras abrazaba mis piernas.

-Jenna, tranquila. Poniéndote así no resuelves nada.- Tenía razón, estaba angustiada y no pensaba cuando estaba así. -A propósito... ¿Vas a contarme por qué te enojaste con Zacky?- ¿Realmente debía contarle? Sólo una parte, así me ahorraba los interrogatorios.

-Su ex me amenazó.- Sólo le diría eso, por el momento.

-¡¿Cómo qué te amenazó?!- Bien, quizás sí debí aclarar un poco más.

-La niña mimada me "amenazó"- Simulé comillas con los dedos.

-Entiendo...- De repente sonó un claxon afuera.

-Jenna, es para tí.- Gritó mamá desde abajo.

-¡Oh no! ¿Ya son las once?- Pregunté aterrorizada. Mi prima asintió.

-¡Demonios!- Había dormido más de lo esperado y ahora Zacky estaba abajo y yo, estaba hecho un desastre.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora