Capítulo LIII

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-¿Lista para qué? ¿A dónde iremos?-

-A pasar una bonita tarde en mi sitio favorito.- Sonrió y dejó un pequeño beso de pico sobre mis labios.

-¿Y por qué debería ir?-

-Porque te gustará y porque... Nunca se lo he enseñado a nadie.- Me miró tímidamente.

-¿Ni siquiera a tus amigos?- Negó con la cabeza.

¿Qué demonio ocurría con él? Primero era arrogante y seguro de sí mismo y luego... ¿Se volvía tímido?

Me subí a su coche y condujo hasta la ruta al ritmo de Led Zeppelin. Ambos íbamos cantando animadamente hasta que en un momento estacionó al lado de la carretera y se bajó. Imité su acción y me detuve al lado del coche.

-¿A dónde vas?- Se acercó y tomó mi mano.

-Sígueme, es por aquí.-

-Espero que no sea un macabro plan para destriparme y dejarme aquí.- Rió.

-Si lo fuera, no estarías tan calmada.- Reímos.

Caminamos entre los árboles mientras algunas hojas crujían bajo nuestros pies. Era como un bosque, algo pequeño pero muy bonito. Tenía mucha vegetación y era silencioso. Después de unos largos minutos caminando, se detuvo y choqué con su espalda por distraída.

-Llegamos.- Dijo y alzó su brazo señalando un pequeño claro que había en medio del bosque, en el cual se hallaba una bonita cabaña.

-Wow. Definitivamente no esperaba esto.- La vista era hermosa y el lugar era tan silencioso que te daba paz de sólo estar allí parado. -Esto es hermoso Zack.-

-Aquí venía cuando peleaba con mis padres y me escapaba de casa. Este lugar era, y sigue siendo, mi cable a tierra.- Sonrió nostálgico.

¿Sería posible que bajo esa coraza de "chico malo" hubiera miles de sentimientos escondidos?

-¿Por qué te escondes?- Le pregunté mientras miraba atento hacia arriba.

-No me estoy escondiendo.- Sonrió. -Yo creo que tú te escondes.-

-No es cierto. No necesito esconderme de nada ni de nadie.-

-Al parecer, de mí sí.- Se acercó y retrocedí. -No estoy acostumbrado a demostrar mis sentimientos pero veo que tú tampoco, Jenna.- Fruncí el ceño y negué con la cabeza. Muy en mi interior sabía de lo que me hablaba. -Cada vez que intento acercarme a tí, me esquivas.- Tenía razón pero no se la iba a dar tan fácilmente.

-¡Claro que no!-

-Te dije que te quería y desapareciste una semana entera. ¿Segura que no me evitas?- Lo curioso de todo esto era que no estaba enojado, sino que lo decía juguetonamente. Jugaba con mi mente.

-Te lo respondí ¿Qué más querías que hiciera?-

-¿A qué le temes? Jamás te haría daño pero no me dejas acercarme, salvo para enterrarme entre tus piernas.- Rió y jaló de mis brazos hacia él, haciéndome chocar contra su pecho. Nuestros rostros se encontraban muy cerca y, su cercanía, me seguía generando nervios como la primera vez que lo vi. -No necesito preámbulos para besarte de nuevo.- Susurró y rozó sus labios con los míos abriéndolos sólo un poco. Toda mi piel se erizó y, cuando se separó, me dejó prácticamente rogando por más.

Decidí seguirle el juego, así que imité su acción y tiré levemente de su chaqueta hacia mí. Como consecuencia me envolvió en sus brazos y devoró mis labios ferozmente, como si necesitara de ellos. Su entrepierna comenzó a endurecerse contra mi abdomen y presionó mi trasero, haciéndome soltar un suspiro sobre su boca.

Enredé mis brazos alrededor de su cuello y levantó mis muslos, acomodándolos sobre sus caderas. De esta manera, todo el peso de mi cuerpo estaba sobre el suyo. Caminó hacia la cabaña y me apoyó contra la puerta, sin romper contacto con mis labios en ningún momento. Unos segundos después, que parecieron horas, abrió la puerta y me cargó hasta el sofá en el que, suavemente, me depositó.

Se arrodilló y me miró con sus ojos verdes, oscurecidos por el deseo.

-Me vuelves loco, eso no es normal.-

-Nada en nosotros es normal ¿No te has puesto a pensarlo?- Murmuré.

-Esto es tan enfermizo y tan necesario. Te necesito, Jenna; conmigo, a mi lado, encima y debajo de mí. Necesito saber que eres mía, porque lo eres.- Acarició mis mejillas.
Lo único que se escuchaban eran nuestras respiraciones.

-Zack...-

-Déjame hacerte el amor. ¡Por favor, nena!- Realmente parecía quererlo. -¡Necesito hacerlo, no podré dormir si no me dejas!- No pude ver mi mirada pero sé que sólo reflejaba una cosa: Miedo. Miedo a entregarle mi corazón y mi alma y ser pisoteada, miedo a salir lastimada y no poder abrir mi corazón jamás. Pero, por otra parte, de eso se trata la vida, de cometer errores y aprender de ellos a los golpes.

-Zachary, quiero que me hagas el amor.- Instantáneamente me besó arrebatándome el aliento.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora