Capítulo LXXX

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Dolía. ¡Dolía como el mismísimo infierno admitirlo!

-Brian fue el único que pudo hablar con él.- Dijo Emilie.

-Me envió un mensaje antes de que tirara mi móvil.-

-Él dice que las cosas no son como tú crees, que fue un malentendido.-

-¿Ah sí? ¿Qué tipo de malentendido? ¿Gena se tropezó y cayó sobre su pene? ¿O fue al revés?- En otro momento, quizás, me habría reído de mi propio sarcasmo pero, en ese momento, no podía gesticular.

-No lo sé, no nos dijo nada más, lo único que sabemos es que Zacky está muy deprimido.-

-Deberían estar yendo a San Bernardino.- Dije para cambiar el tema.

-No podíamos ir, estábamos muy preocupadas por tí.- Abby apoyó su cabeza sobre el hombro de Emilie y suspiró.

-Mira Summers, sabes que siempre te apoyamos y lo seguiremos haciendo pero hay algo en la actitud de Zacky que difiere de las otras veces, de verdad le creo. Yo no sé qué es lo que ocurrió realmente pero no creo que él haya querido involucrarse con Gena de nuevo.-

-¿Cómo estás tan segura, Em?-

-Tú le creíste a Matt. ¿Por qué yo no debería creerle a Zacky?-

-Porque tu no viste en sus ojos lo que yo vi en los de Matt.-

-¿Viste amor? ¿Temor a perder a la persona que ama más que a nadie en el mundo? ¿Desesperación? ¿Impotencia?- Esperó mi respuesta y al no encontrarla siguió. -Eso es lo que yo vi en sus ojos. No te estoy pidiendo que lo perdones sino que recapacites acerca de las decisiones que has tomado. No todo es lo que parece y, esta vez, puede no serlo.-

-¿Qué tal si es lo que parece? ¿Qué tal si realmente se acostó con esa zorra obsesiva?- Ambas quedaron en silencio. -Por favor... ¡Saben que tengo razón! ¡No saben lo que sufrí y aún no se me quita la imagen!-

-¿Tú sabes lo que sufre él?- Preguntó Abby.

-No me interesa saber lo que sufre, lo hubiese pensado antes.- Ambas se miraron con desaprobación. -No quiero discutir ni pelear con ustedes, son mis amigas, las amo. Pero entiendanme también.-

-Te entendemos.- Dijo Abby levantándose. -Debemos irnos si queremos llegar al concierto.- Murmuró mirando a Emilie. La castaña asintió.

-Debemos irnos, Jenna. Piensa en lo que te dije.- Ambas me abrazaron y salieron, cerrando la puerta tras ellas.

Lloré toda la noche, no quería mostrarme herida pero lo estaba. Quizás las cosas realmente no eran como yo pensaba pero no podía volver a creerle, incluso aunque quisiera, había derribado mi confianza en él.

****

Pasaron semanas enteras en las que no me movía de la cama. Marie y mis padres estaban muy preocupados pero no me insistían. Bert había comenzado a venir en cuanto supo que había vuelto y que no había dado siquiera rastros de vida en la Universidad, intentaba animarme y hasta me obligaba a comer.

-Hoy te ves bien.- Dijo corriendo las cortinas para que entre la luz. Hice una mueca.

-Me siento igual.-

-Deberías salir a caminar, hace un bonito día otoñal.-

-No tengo ganas, gracias.- Me incorporé en la cama. -¿Bert?-

-¿Hmm?-

-¿Por qué haces esto?- Se sentó frente a mí.

-Porque eres mi amiga y no quiero que atravieses esto sola.-

-Es sólo un rompimiento, estoy bien.-

-¿Bien? Si de verdad estás bien, levantate de esa cama y vamos a dar un paseo.-

-¿Si te demuestro que estoy bien dejarás de ocuparte de mí?- Asintió. Me levanté, decidida a que Bert dejara de malgastar su tiempo en mí y entré en la ducha.

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora