—¿Has visto el tamaño de esos huevos? —exclamó sorprendido Choco.
—Choco, por favor, ¿puedes portarte bien y seguirme? Aún tenemos mucho que comprar y organizar
—Aún tengo que terminar de elegir los ingredientes —murmuraba JungWoo mientras caminaba por el mercado— y tendré que ensayar varias veces el plato para perfeccionar el sabor... Le pediré ayuda al tío y también le pediré a Milk que lo pruebe para que me dé su opinión... —hablaba ensimismado, como de costumbre, aislándose un poco del mundo exterior.
Choco, por el contrario, era tan curioso que quería coger todo lo que veía en los puestos, olfatearlo, incluso probarlo. Así que JungWoo tenía que hacer un gran esfuerzo para organizarse, estar pendiente de todo lo que tenía que hacer, y además, controlar a su travieso cachorro.
—Vamos a pasar por el restaurante antes de irnos a casa.
—¡Vale! —exclamó contento Choco. Para él todos los días eran felices por el simple hecho de estar al lado de su JungWoo.
—¡Ah! ¡La fruta! Tenemos que comprar fruta
—¿No es muy cara? —preguntó Choco.
—Sí, pero es importante comprarla —dijo firmemente, y después se puso a susurrar de nuevo consigo mismo—, esto hace suponer que tengo cierto poder económico, y que puede estar tranquila... y que lo estoy haciendo bien...
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una enérgica pregunta
—¡Bienvenidos! ¿Qué les pongo?
JungWoo levantó la cabeza y se quedó algo impresionado porque no esperaba ver a un joven tan sonriente y atractivo atendiendo. Era alto y muy guapo, ancho, aunque menos corpulento que Choco. En ese puesto normalmente estaba un hombre más mayor que le servía con frecuencia al restaurante del tío ChooSam.
—Yo... este... —dudó JungWoo pero fue repentinamente despertado de su trance por el firme brazo de Choco cayendo sobre sus hombros y atrayéndolo hacía él, como si reclamara su propiedad, mientras miraba fijamente al muchacho de la fruta.
—Fruta. Fruta, necesitamos una piña —arrancó por fin JungWoo—, medio kilo de kiwis, un cuarto de kilo de fresas y dos kilos de cerezas.
—Cerezas no tenemos, ¡pero el resto lo prepararemos ahora mismo! —dijo el joven mientras preparaba con diligencia la fruta. Choco no le quitaba el ojo de encima.
—Y... ¿El hombre que siempre atiende el puesto?
—Mi padre tiene un problema en la espalda, así que estos días atenderé yo —respondió sonriente.
—Esto sería todo. Aquí está su vuelta.
—Perfecto.
—¡Espere! ¿Ha probado la pitaya? También se llama fruta del dragón. Es originaria de México y está deliciosa —dijo mirándolo dulcemente a los ojos—. Le regalaré una para que la pruebe. —dijo echándole una en la bolsa.
—No... yo... esto... gracias —dijo finalmente JungWoo.
—Si quiere... —dijo tras una pausa— si quiere, puede dejarme su teléfono y cuando traigamos las cerezas, lo aviso.
—Oh... bueno...
—¡No! —interrumpió Choco— No es necesario. Ya volveremos nosotros.
Y acto seguido cogió de la mano a JungWoo y, prácticamente, lo arrastró fuera del mercado.
Choco y el muchacho de la fruta habían cruzado miradas en un par de ocasiones, y parecían medirse en un lenguaje no verbal en el que el uno decía "ten cuidado, no te metas con lo mío" y el otro respondía "ya veremos". Aunque la batalla la iba ganando Choco, porque más que un cachorrito maltés, parecía haber sido en la otra vida un mastín, por lo grande que era como humano y porque además, al ponerse serio, desprendía un aura un poco intimidante.
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Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]
Fanfic¡Choco y Milk tienen una nueva oportunidad de volver a la Tierra! ¿Podrán cumplir la misión y quedarse aquí definitivamente? ¿Conseguirán abrir su corazón para amar y ser amados? Sigue la historia de este perrito y este gatito que volvieron a la ti...