Capítulo 102.- Nosotros (Milk y tío)

63 3 2
                                    

—De acuerdo —respondió el joven—. Acompáñame fuera y te lo devuelvo.

—¿Para qué tenemos que salir? Dámelo ahora.

—Sería una lástima... —dijo acercando el teléfono a su vaso— Que se estropeara, ¿verdad? Te lo devolvería... Pero se habría roto —le respondió con otra sonrisa fría y calculadora.

Por un momento, Milk dudó. No quería que se dañara su teléfono, pero tampoco quería ceder ante el vil chantaje del muchacho.

—Está... Está bien —respondió suavemente—. Te acompaño...

Salieron ambos por la puerta principal y dieron unos pasos para librarse de la multitud que se agolpaba en la entrada.

—Es adorable cuando eres obediente... —le dijo el muchacho acercándose a él.

Milk pudo notar el olor a alcohol y tabaco que desprendía y le resultó muy desagradable. Quería terminar pronto con esto y no estaba seguro de si había cometido un error al ir con él.

—Dámelo, por favor —dijo extendiendo la mano.

El chico hizo el amago de devolvérselo pero lo retiró.

—¿Por qué no me das un beso primero?

—¡Devuélvemelo! —gritó Milk furioso, como un gato cuando maúlla ferozmente, y de un salto, intentó sujetar la mano de su contrincante para arrebatarle el preciado objeto, pero él no era tan fuerte...

—¿Qué crees que haces? —dijo riéndose, y lo agarró de la muñeca con fuerza, zarandeándolo con brusquedad— ¿Me has acompañado hasta aquí no? ¿Es que no sabes lo que significa? Está claro que quieres algo...

Vio como varios jóvenes del grupo del chaval salían también y se quedaban a una distancia prudencial de la escena. Se agobió. Se veía rodeado...

"Es cierto, soy estúpido, no debería haberlo acompañado... Yo solo me he puesto en esta situación...", pensaba Milk. "Ojalá... Ojalá ChooSam estuviera aquí...", cruzó por su mente al cerrar los ojos.

—¿Vienes? —dijo aprisionando aún más con su mano la delgada muñeca del pobre Milk.

Pero justo en ese momento, una gran mano sujetó el brazo del joven que tenía aprisionado al pequeño felino.

—No hay que recurrir a la violencia —dijo una voz y Milk abrió los ojos con alivio.

—¡ChooSam!

—¿Qué? ¿Quién eres? —dijo el chico contrariado.

—No hay que recurrir a la violencia, joven. De aquí en adelante, yo me encargo de este muchacho —dijo apretando tan fuerte que lo obligó a soltar a Milk.

—¿Pero quién eres? ¡Maldito viejo!

—¿Es esa forma de hablar a tus mayores? Si no sabes beber, vete a casa —dijo ChooSam manteniendo la calma.

En ese momento, Milk, sagaz, ágil y raudo como un gato, le arrebató el teléfono.

—¿Quieres problemas? —dijo otro de los muchachos del grupo, que se habían acercado a la escena.

—No, no hay que recurrir a la violencia... —volvió a decir ChooSam, en tono tranquilo.

Es mejor siempre tener una actitud conciliadora.

—¡Pues parece que la estás buscando, viejo! —dijo el chico sujetando de la pechera a ChooSam.

—¡No toques a mi marido! —fue como un resorte... Automático, involuntario, las palabras escaparon de la boca de Milk sin que pudiera hacer nada.

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora