Capítulo 85.- Látigo de 50 colas (Milk y tío) 🔞

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Aquel día, Milk y ChooSam salieron de la casa aproximadamente 5 minutos, no tardaron más en regresar. Quién diría que los niños podían montar tal desastre en sólo 5 minutos a solas...

Nada más abrir la puerta, vieron en la sala a los niños jugando... con sus juguetes. Con SUS juguetes.

Los dos se quedaron atónitos, helados, estupefactos.

Haru corría de un lado a otro con las esposas.

—¡Soy un policía! ¡Quedas detenido! —gritó dirigiéndose hacia Milk y cogiéndole las manos para engrilletarlo, quien por supuesto, ante la sorpresa de la situación, no opuso resistencia.

Hana, en cambio, subida en el sofá, fusta en mano, portaba en la cabeza a modo de peluca la nueva adquisición de ChooSam, un látigo de cincuenta colas o flogger, lo que a ojos de la niña le otorgaba una larga cabellera que volaría al viento en su cabalgada.

—¡Tenemos que huir! —gritaba golpeando el mueble, absorta en su juego de amazonas.

Su caja, su pequeña caja de los secretos, había sido abierta, y todos los aparatos estaban esparcidos por el suelo de la sala. Uno de los botes de lubricante estaba destapado y había formado un pequeño charco. Todo estaba desordenado.

—¡Niños! —gritó ChooSam en un ataque de enfado— ¿Se puede saber de dónde habéis sacado estas cosas? ¿No son las cosas que estaban en mi habitación?

Ante el grito, los niños se quedaron inmóviles, no entendían el motivo de aquel regaño. Para ellos, no sólo es que todo lo que hubiese en la casa era de todos, sino que se arrogaban la propiedad exclusiva de aquellos útiles que considerasen propios para jugar.

ChooSam recogió todos los instrumentos y los guardó.

—Las cosas de la habitación de papá no se tocan, ¿entendido?

—Sí... —respondieron tristes los gemelos al unísono.

—ChooSam, estoy preocupado... —le dijo Milk cuando se quedaron un momento a solas en la habitación— ¿Y si se traumatizan por nuestra culpa?

—¿Traumatizarse? Sólo estaban jugando...

—¿Deberíamos llevarlos al psicólogo? —pensaba Milk en voz alta, ignorando las palabras de ChooSam.

—Milk, por favor, no exageres... Yo los veo estupendamente —dijo ChooSam mirando como habían encontrado nuevas formas de entretenerse y ya estaban jugando de nuevo.

—Me preocupa...

—¿Quieres... que juguemos nosotros? —dijo ChooSam, seductor.

—¡Guarda eso en el altillo y procura que no esté a su alcance! —respondió Milk en tono de reprimenda.

—Vale, vale...

No obstante, aún más que los niños, aquellos dos adultos tenían muchas ganas de jugar, pero de momento no hallaban la ocasión propicia.

No fue hasta el fin de semana en el que JungWoo se ofreció a llevar a los niños de excursión, que encontraron, al fin, tras tanto tiempo, el momento adecuado para estar solos.

—Por fin... —dijo ChooSam soltando el aire de sus pulmones.

—¿Por fin qué? —pregunto Milk, haciéndose el inocente.

—Por fin... Voy a poder mostrarte mi nueva adquisición —dijo ChooSam llevándolo al dormitorio y mostrándole un precioso látigo de 50 colas que días atrás Hana había usado de peluca.

Se trataba de un látigo de color negro brillante, del que colgaban finas tiras de cuero, unidas a un mango con diseño trenzado, de unos 20 cm (unas 8 pulgadas) de longitud. Milk se deleitó explorándolo, tocando las delgadas cintas de aquel instrumento y sacudiéndolo ligeramente para ver bailar al unísono aquellas tiras. 

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora