Capítulo 53.- Mordiendo la almohada... (Milk y tío) 🔞

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ChooSam escuchó desde algo más lejos las palabras dirigidas a Milk. Se detuvo en seco mientras su cuello se tensó de rabia, y despacio, se dio la vuelta.

Tenía tanta experiencia con los insultos que sabía perfectamente en qué situaciones debía callarse e ignorarlos, como lo que sucedió en la comida; en qué situaciones debía huir o pedir ayuda, pues tampoco tenía ganas de morir; y en qué tipo de situaciones había que plantar cara.

Esta situación era un ejemplo de esto último.

Siendo superior en número, iban a por la presa fácil, a por el más pequeño en tamaño y el más joven en edad, siguiendo las pautas del comportamiento típico de los cobardes inseguros.

Milk se quedó en silencio, procesando las frases que resonaban en su mente intentando averiguar su significado y pensar cómo responder.

—Veo que conoces nuestro argot —dijo ChooSam con una amplia sonrisa poniéndole el brazo sobre los hombros a Milk—. Te invitaría a venir... si no me dieras tanto asco.

Al joven casi se le salieron los ojos de las órbitas, notó el calor de la rabia y la vergüenza ascendiendo por su rostro. La frase, aunque de apariencia inocente, resultó devastadora para alguien como él.

—¿Qué dices? —dijo en tono agresivo, dando un paso al frente.

—Hyung... —dijo Tao desde atrás— Vámonos, por favor... —susurró.

—¡No! ¿Éste qué se ha creído? —le increpó.

Pero ChooSam colocó a Milk detrás de él. Sacando pecho y levantando la mandíbula, adelantándola ligeramente, se encaró.

—¡Deberíamos darle una lección! ¿Verdad, chicos? ... ¿Chicos?

El joven, en un principio pareció alentado por su superioridad numérica, pero no tardó mucho en descubrir que sus compañeros no le secundaban, pues pensaban que una cosa era insultar a aquellos invertidos, y otra muy distinta, mancharse las manos.

Además, no esperaban que ChooSam les hiciera frente, y dada su edad y su fuerza, seguramente superior a la de ellos, no les interesaba llegar a lo físico.

Así que, en su conducta de felones pusilánimes dieron, todos, un paso atrás, dejando solo a su bravo compañero, sin secundarlo en su particular contienda.

—¡Chicos! —increpó indignado, consciente de su estrepitoso ridículo.

—¡Vámonos! —le dijo otro.

—¡No quedará así! —añadió para intentar salvar su orgullo herido, y finalmente, se marcharon.

—¿Estás bien? —se interesó inmediatamente por Milk.

—Sí... —respondió suavemente. No podía explicar por qué, pero Milk quedó impresionado—. Eso ha sido... increíble —dijo mientras a ChooSam se le dibujaba una ancha sonrisa en la cara—. Debo reconocer... —le susurró al oído— que estoy deseando llegar a casa.

ChooSam cogió las bolsas de la compra que sostenía Milk y ambos aligeraron al paso hacia el hogar como si les persiguiera el diablo. Nada más cerrar la puerta, dejaron todo y se besaron apasionadamente.

En ese momento era Milk quien más ardorosamente se entregaba a la pasión.

—Vaya... jovencito —dijo ChooSam con un jadeo, intentando seguirle el ritmo—. Estás especialmente emocionado hoy.

Tal vez fuera la adrenalina generada por la situación de tensión, unida al derroche de valentía del que había hecho gala su enamorado, lo que le hizo sentir, protegido, fascinado... y ebrio de deseo.

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora