Capítulo 115.- Preferencias (Choco, Milk, tío ChooSam y Haru)

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—Un café americano con hielo y un té verde con menta, por favor. Pago con tarjeta.

—Perfecto, ahora mismo se lo preparo —dijo Milk.

En plena hora punta había mucho jaleo en el restaurante y tanto él como Choco estaban ayudando al tío ChooSam. JungWoo estuvo ayudando por la mañana temprano, pero cuando llegó la hora se tuvo que marchar a la empresa.

—ChooSam, nos hacen falta más vasos —le dijo Milk.

—Ahora mismo voy al almacén a por una caja nueva.

Mientras tanto, Choco servía a los clientes lo más rápido que podía.

—Aquí tiene su pedido.

—Estos son sus cafés... —decía mientras corría de la barra a las mesas llevando las comandas.

Ambos estaban tan enfrascados en sus tareas que no se dieron cuenta de que el tío ChooSam estaba tardando más de lo habitual, pero de repente lo vieron aparecer con el rostro blanco y demacrado.

—¡ChooSam! —gritó Milk.

—¡Tío ChooSam! ¿Estás bien?

—Es... Estoy un poco mareado... No es nada —dijo sentándose unos minutos.

Pero ninguno de los dos lo creía. Tenía el rostro lleno de pequeñas gotitas de sudor y respiraba con dificultad. Se llevaba la mano al pecho como si le doliera, y sacudía el brazo izquierdo de tal modo que parecía tenerlo entumecido.

—¡ChooSam, deberíamos ir al médico! ¡No es la primera vez que te pasa algo así! —le regañó Milk.

—Tío ChooSam, no hagas esfuerzos. Yo traeré las cosas del almacén, no te preocupes —le decía Choco.

—Ya estoy bien, dejad de exagerar... Ya me encuentro mejor. Es que últimamente hemos tenido mucho trabajo.

Y era verdad. Los últimos años había aumentado gradualmente el trabajo que querían sacar adelante.

Además, ChooSam, quien tenía una gran visión empresarial, se ocupaba periódicamente de ofrecer promociones con descuentos y regalos, o campañas temáticas, que solían incrementar las ventas y generar muchos beneficios, pero en las que todos acababan exhaustos por exceso de trabajo.

Él se encargaba de prepararlo todo, pensar en las promociones, contactar con los proveedores, recibir la mercancía, organizar las materias primas, diseñar las campañas de publicidad en redes sociales... Era un trabajo física y mentalmente agotador.

Lo que sí había mejorado era una cosa: cuadrar la caja, pues casi todas las tardes se daba la misma situación:

—Otra vez... ¿Pero por qué no soy capaz de cuadrar esto? ¿Dónde estará el error...? —decía ChooSam rascándose la cabeza.

—¿De nuevo, papá? Anda, déjame que te ayude.

Y tras un rato mirando las cuentas e introduciendo datos, Hana, hablaba de nuevo.

—¡Ya está! Mira, aquí estaba el error. Habías contado como efectivo un pago con tarjeta.

—¡Es verdad! Gracias hija...

—En serio, papá, ¿qué hacías cuando no estaba yo?

—Tardar un siglo en cuadrar la caja —dijo casualmente Milk mientras terminaba de colocar unas sillas.

—¡Oye! Jovencito, haz el favor de no burlarte de tus mayores —le decía ChooSam bromeando— Gracias, hija mía. ¡Menos mal que no has sacado mis habilidades con la contabilidad!

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora