Capítulo 74.- Pecados y virtudes (JungWoo)

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La envidia le quemaba la garganta y el pecho. Se sentía desdichado, celoso, lleno de tristeza y rencor por todo aquello que tenían los demás y que él no.

Respiró hondo y cerró los ojos.

"Ellos tienen de todo... ¿Y yo? ¿Qué tengo yo?", se dijo. Y respondiendo a su pregunta empezó a decir.

—Bueno... tengo a la abuela y al tío ChooSam. Desde que se fue mi madre, han velado por mí. También tengo a Milk que se preocupa. Y a mi amiga Mina... que me cuida mucho. Gracias a Dios... aunque el sueldo sea pequeño, no me falta trabajo, ni en la empresa ni en el restaurante...

Su rostro se relajó.

—Y es verdad que no tengo a Choco, pero he vivido con él momentos hermosos. Además, hay otros muchos tipos de amor... ¡Como Milk y la abuela! Esos dos... —pensó con una sonrisa.

De repente, ya no estaba tan celoso. Se giró para volver a mirar las pantallas.

—Está bien —dijo convencido—, ya no siento envidia.

Pero la prueba seguía sin finalizar.

—¡Ya no siento envidia de ellos! —gritó—. Me parece estupendo que tengan vidas maravillosas.

Nada sucedía.

Se dispuso entonces a prestar más atención a las pantallas, y en todas aparecía un mensaje: "Introducir comando". Como si de un videojuego se tratase, él podía modificar sus vidas, podía dar o quitarles a conveniencia.

Por un momento se sintió poderoso. "¿Cómo emplearlo? ¿Deberían pasar necesidad? ¿Enfrentar el desamor? ¿O saber lo que es vivir con una cara y una belleza promedio?".

Siguió escuchando las pantallas y lo que suele pasar cuando ponemos atención a los demás es que, además de ver aquello que tienen, podemos ver aquello de lo que carecen.

—Gracias por la entrevista, ya le llamaremos.

—Gracias.

El hombre que tan bien vestido había salido de su casa, no tenía trabajo y estaba exhausto de ir y venir de entrevistas. Se sentó en un banco y sujetó su cabeza entre las manos. Temía defraudar a su mujer, quería ser un buen cabeza de familia, quería ser padre, pero su economía no se lo permitiría en ese momento.

—¿Cómo estás, cariño? —dijo llamando a su esposa por teléfono.

—Estoy haciendo la compra.

—La próxima vez, déjame ir contigo, puedo ayudarte...

—No te preocupes, yo puedo sola. Ven pronto a casa. Te quiero.

—Te quiero —colgó.

La esposa quería ir sola porque tenía que hacer malabares con las ofertas y los cupones para poder proveer la casa de una manera decente. No quería que su marido viera esto... se sentiría mal por él y por ella.

El empresario, por su parte, guardó una carta en su mesa para que nadie la viera. Era del hospital. Tenía leucemia, necesitaba un trasplante de médula de manera inmediata o apenas le quedarían 6 meses de vida. Con su edad, no estaba precisamente a la cabeza de la lista de espera...

El atractivo joven llegó a su casa y se puso a llorar. Estaba solo, completamente solo. Sentía que su vida no tenía sentido, que sólo era un producto de consumo. No había hecho nada más en su vida que maquillarse, cantar, bailar o vestirse como le decían. No tenía a nadie esperándolo en casa cuando volvía... La soledad lo ahogaba, y a veces, sentía que quería morir.

Las lágrimas de JungWoo parecieron asomar a sus ojos.

—¡Qué estúpido soy! ¿Cómo puedo ser tan egoísta? Realmente lo están pasando mal... Y yo quería quitarles lo poco que tenían...

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora