Capítulo 26.- Especialmente para ti (Milk y tío) 🔞

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Durante el tiempo que habían estado juntos, Milk había aprendido a convivir con ChooSam, y, a diferencia de JungWoo y Choco, ellos eran bastante independientes. Se respetaban sus espacios y coincidían en momentos puntuales. Se podría decir que, aunque compartieran trabajo, mesa y cama, cada uno tenía su propia vida.

Tenían delimitados sus espacios y sus tareas: ChooSam cocinaba, Milk recogía. Este último lavaba y tendía porque le gustaba mucho sentir la limpieza. Y ChooSam recogería y plancharía la ropa. Y en el restaurante, Milk serviría las comandas, mientras que ChooSam cocinaría y, como siempre, a duras penas, cuadraría la caja.

Esta organización entre ellos surgió de forma natural, sin necesidad de un previo acuerdo. Cada uno tenía sus roles y hacía sus tareas de acuerdo con sus preferencias.

Poco a poco se iban sintiendo más cómodos el uno con el otro y se iban abriendo más, pero muy lentamente, siempre siendo un poco reservados, porque ninguno de los dos quería perder su estimada independencia.

Cuanto más tiempo pasaba, mejor podía Milk leer a ChooSam. Compartían algunas aficiones, aunque tenían sus diferencias. Disfrutaban de actividades tranquilas, si bien ChooSam era más impetuoso, su mayor edad le otorgaba una postura más reposada ante la vida, que casaba perfectamente con la predilección de Milk de quedarse en casa disfrutando de la paz del hogar como un buen felino.

También se fue dando cuenta poco a poco Milk de qué temas no debía hablar con ChooSam porque normalmente lo molestaban o lo ponían tenso: su madre y el pasado eran un ejemplo de esos temas. Así que sabía que cualquier cosa que tuviera que hacer por la madre de ChooSam debería hacerlo a sus espaldas...

Sería mentira decir que no estaban desarrollando un gran afecto el uno por el otro, pero aún no podían clasificarlo correctamente.

"¿Es el afecto suficiente para entregarle mi colgante?" Se preguntaba Milk. "¿Sentirá él lo mismo? ¿Podríamos estar así?" Eran dudas que se le cruzaban por la mente. Aunque también había días que hubiera querido tirarle los trastos a la cabeza.

—¿Alguien piensa ayudarme hoy? —dijo Milk enfadado desde la barra.

Estaba muy molesto por la escena que tenía delante.

—¿Dónde los tengo que poner? —preguntó Choco que se acercó de inmediato.

—En aquella mesa —contestó Milk sin quitarle el ojo a la otra mesa donde estaba ChooSam atendiendo.

Desde su perspectiva, veía muy ocupado a ChooSam coqueteando con una chica joven, que tendría la edad de Milk. Ella aparentaría tener una actitud más proactiva y ChooSam parecía disfrutarlo.

No pudo más y se dirigió a su mesa, sirviéndole el plato que había pedido de malas formas y fijando los ojos en ChooSam con una mirada dura.

—Bueno, tengo que irme... —dijo ChooSam con una sonrisa de cortesía— Creo que tendré que "disciplinar" a mi empleado —comentó en tono de broma.

Al mirar de lejos a los dos, la chica pensó que esos dos harían una buena pareja y pasó por su mente algún pensamiento que la hizo ruborizarse, aunque nada tan pervertido como lo que estaba preparando ChooSam...

—¿Estás celoso de nuevo? —preguntó burlándose

—¡No! ¿Por qué iba a estarlo? Lo único que digo es que parece que hoy tengo que hacerlo todo yo —dijo molesto—. Mira esos dos —señalando a JungWoo y Choco—, parecen estar viviendo su idilio amoroso como si no existiera nada alrededor. ¡Hasta JungWoo parece tener la cabeza hoy en otra parte! Y encima tú... —se detuvo dándose cuenta de lo que iba a confesar— Tú... te pones a hablar con los clientes, y no me ayudas.

—Está bien, lo siento —dijo acariciándole la cabeza, no sin algunas reticencias por parte de Milk—. Pero también hay que tratar bien a los clientes, es importante ofrecer un buen trato comercial para que estén contentos.

Milk aceptó su excusa a regañadientes, no estaba convencido, y es que no podía evitarlo: se ponía celoso. Cuando lo veía interactuar de forma tan amable y coqueta con otras personas, le hervía la sangre, notaba como el calor subía por su cuello hasta sus mejillas y se le creaba un nudo en el estómago. Celos, de los de toda la vida.

Cuando ya todos se fueron, antes de irse a casa, ChooSam lo llamó.

—Tengo algo que enseñarte —dijo, y Milk acudió con interés.

ChooSam sacó una cajita pequeña y se la entregó. Al abrirla, Milk vio un curioso artilugio. Era un objeto plateado, con forma cilíndrica, formado por anillas, con una más grande en la base y una especie de pequeña cúpula en el otro extremo. Al lado de la base tenía una cerradura con un diminuto candado que parecía una delicada gotita de agua haciendo un sonido metálico cada vez que golpeaba las anillas.

—¿Qué es?

—¿No lo imaginas? —dijo ChooSam poniendo su mirada seductora— Es una jaula... —le susurró al oído.

Pero el pobre Milk, en su inocencia, no concebía ni qué es, ni cómo se usa, ni dónde se pone.

—Es una jaula para el pene... —terminó por aclarar ChooSam— Es un cinturón de castidad masculino... —dijo solicitando una respuesta en lenguaje no verbal, dado que Milk se limitaba sólo a ver el instrumento y no parecía entenderlo—. Sirve... para que no puedas llegar al final hasta que yo quiera.

En ese momento Milk lo miró fijamente a los ojos.

—¿Por qué? —acertó a decir en una mezcla de incredulidad y confusión.

—¿Cómo que por qué? Porque te lo mereces —dijo ChooSam en tono seductor acercando su rostro al de él—. Porque ya van dos veces que acabas sin que a mí me dé tiempo a nada, y creo que mereces ser disciplinado y entrenado...

A Milk le volvió a subir el calor por el cuello, aunque esta vez con una sensación diferente.

—Tú... ¿Tú lo has probado alguna vez? —preguntó.

—Sí —contestó ChooSam sincerándose, no tenía necesidad de ocultarle nada—, solo una vez. Fue con una mujer, un poco más mayor que yo, y me pidió que lo usara. Debo reconocer que fue frustrante al principio, pero gratificante al final. Por eso creo que puede gustarnos.

Este hecho, curiosamente, dejó más tranquilo a Milk. No es que se lo hubiera puesto a otra persona, sino que lo había experimentado en carne propia, lo que le otorgó más confianza a la hora de utilizarlo.

—¿Esto también lo tenías en la caja? —preguntó Milk haciéndose el indiferente.

—No —contestó ChooSam—. Esto lo he comprado especialmente para ti.

Milk experimentó una sensación que podríamos describir como felicidad mezclada con un poquito de soberbia, y no pudo evitar esbozar una leve sonrisa, ante lo cual ChooSam le habló de nuevo:

—Vamos a casa. Tendremos que probarlo...

Continuará... 

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora