El otoño no daba tregua. El tiempo avanzaba inexorablemente. Los minutos se escapaban de las manos, del mismo modo que se escurre un puñado de arena de entre los dedos, sin que podamos hacer nada para evitarlo. Las manecillas del reloj no se detenían y el momento había llegado. Choco debía marcharse.
—¡Debes hablar con JungWoo antes de irte! —le exigía Milk.
—No sé si querrá. Creo que ambos lo tenemos claro... Debo irme.
—Iré a buscarlo y lo traeré a rastras si hace falta —dijo Milk, determinado.
—Pero yo... —dijo Choco.
—Ni se te ocurra moverte de aquí, Choco —le ordenó el tío ChooSam, que, si bien no quería interferir demasiado en la vida de su sobrino, se veía emocionalmente obligado a involucrarse.
Pero antes de que Milk saliera por la puerta, entró JungWoo en el restaurante. Llevaba en la mano aquel collar plateado, con el dibujo de corazón, que suponía el pase definitivo, la entrada, el billete para quedarse en este mundo, y que con tanta felicidad le entregó Choco nada más regresar a la Tierra.
—Choco...
—¡JungWoo! —exclamó levantándose.
—Dejémosles hablar —le pidió el tío ChooSam a Milk y ambos se colocaron tras el mostrador, aunque aún podían escuchar levemente la conversación.
—Choco, no quiero que te vayas. He traído el collar... —dijo JungWoo levantando la mano mientras la medalla colgaba con elegancia entre sus dedos.
—Sí... lo has traído —respondió Choco con la mirada triste. Lo había traído... no había pasado nada, aún no había aceptado su amor, sino, ya habría desaparecido del mismo modo que sucedió con Milk y la abuela.
—¡Choco! Quiero que te quedes. Habrá algo que podamos hacer... —dijo pensando como si su vida dependiera de ello, como si tuviera de descifrar el más difícil de los acertijos de la esfinge.
—JungWoo... Debo irme. Es por el bien de los dos.
—¿Por qué? No quiero aceptarlo.
—Ha llegado el momento. Espero que puedas ser feliz, y que el director... —hizo una pausa para aclarar el nudo de dolor que se le formaba en la garganta— Que ese director, pueda darte una vida alegre y próspera...
—¿Por qué hablas de él ahora...? Yo quiero estar contigo.
JungWoo no mentía, también quería estar con Choco, pero todavía no le profesaba un amor como el que se necesitaba para que se quedara en la Tierra.
—La primera vez que vinimos a la tierra —siguió hablando Choco—, tú me echaste. Me pediste que me marchara porque decías que tu corazón se quebraba con la posibilidad de que pudiera desaparecer. ¿Recuerdas?
JungWoo asintió mientras las lágrimas asomaban a sus ojos.
—Pero esta vez, JungWoo, me voy yo. Me marcho porque no puedo obligarte a amarme como te amo yo... Reconozco que te amo de esta manera ciega, incondicional y dependiente. Seré feliz si tú eres feliz, aunque estés con otra persona... Pero ahora es mi corazón el que se quiebra sabiendo que, aunque estuviese aquí, no podría estar contigo. Seré más útil si te cuido desde el cielo... Y allí no dolerá tanto...
—Choco... —dijo JungWoo, quebrándose en llanto.
—Porque aunque no quiera... Te sigo amando como un cachorro ama a su dueño. Lo siento.
El tío ChooSam dio un golpe de rabia en el mostrador, y se giró hacia la estantería intentando contener, o al menos ocultar, las lágrimas que amenazaban con correr por sus mejillas.
También esta situación era dura para él, porque estimaba mucho a Choco. Habían vivido muchas cosas juntos en este último año, y aunque era un joven alocado e imprudente, lo apreciaba de verdad.
—Debo marcharme —sentenció.
—¡No! —gritó Milk, en su desesperación— ¡Puedes entregarle el collar a la abuela! ¡Ella también te quiere mucho! O... ¡O puedes dármelo a mí! Yo ya soy un humano... Tal vez yo pueda...
—No Milk, no podría. Sabes que yo amo a JungWoo... No podría entregarle el colgante a nadie más.
—¡No quiero que te vayas! —dijo Milk rompiendo en llanto— ¡Eres mi mejor amigo! ¡Somos como hermanos! ¡Deberíamos estar siempre juntos! Deberías... Deberías quedarte tú... Si alguien tenía que irse... Debería haber sido yo... —hipaba de angustia.
—Calma pequeño, calma —le decía ChooSam mientras lo abrazaba— Tienes que ser fuerte.
—Milk, tranquilo —le dijo Choco intentando consolarlo—, una vez me marche, nadie me recordará. ¿Te acuerdas que ese era el pacto? Nadie estará triste por mí... No debes preocuparte. Mi imagen, los momentos que vivimos juntos... Todo se borrará. No habrá sufrimiento...
JungWoo lloró y abrazó el collar con fuerza, pero finalmente se lo entregó a Choco. Él lo cogió y lo sostuvo en sus manos, y fue en ese momento cuando, con una pequeña chispa de luz, el collar desapareció delante de sus ojos.
Por un segundo, en sus corazones se encendió un rayito de esperanza, un ápice de optimismo, pero éste se vio desvanecido de inmediato.
Choco se levantó la camiseta y miró la pulcritud de su blanco pecho, sin que absolutamente ninguna marca se hubiera impreso en él. JungWoo hizo lo propio, sólo para constatar que su pacto no había sido sellado.
Era la señal definitiva, el tiempo había expirado, el plazo estaba concluido. Choco debía volver.
Y mientras el tío ChooSam intentaba ser fuerte y consolar a los dos jóvenes que estaban deshechos en llanto, Choco le dio un beso a JungWoo en la frente y salió por la puerta, abandonando el restaurante, y, posiblemente, este mundo.
JungWoo corrió tras él, pero no encontró a nadie.
—¡Choco! ¡Choco! —gritaba en vano.
Tras ese fatídico día, la vida continuó su curso. Milk y ChooSam se encargaban del restaurante, JungWoo iba a ayudarlos siempre que podía, aunque seguía en la empresa del padre de Mina. Con ella la relación se había distanciado un poco desde la última vez que conversaron.
Nadie hablaba de Choco, todos continuaban con su vida como si nada hubiera pasado, como si los recuerdos de aquel pasado año no existieran. Todos, menos JungWoo.
"Algo no está bien...", pensaba. "Algo no cuadra. Todos parecen haberlo olvidado... ¿Por qué entonces yo...?"
Continuará...
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Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]
Fanfiction¡Choco y Milk tienen una nueva oportunidad de volver a la Tierra! ¿Podrán cumplir la misión y quedarse aquí definitivamente? ¿Conseguirán abrir su corazón para amar y ser amados? Sigue la historia de este perrito y este gatito que volvieron a la ti...