Capítulo 46.- La vida en el pueblo (Milk y abuela).

120 8 7
                                    

La vida en el pueblo transcurría tranquila y apacible. Bueno... al menos la mayoría de las veces.

-¿Habéis oído que ha vuelto mi vecina?

-¿Quién? ¿La de enfrente? ¿La del hijo descarriado?

-¡Esa! Pues ya ha vuelto.

-¿Y qué habrá estado haciendo fuera tanto tiempo?

-No lo sé, ¡pero viene con un hombre!

-¿Con un hombre?

-¿Cómo con un hombre?

-¡Sí! Y es un chaval muy joven. Puede tener la edad de su nieto...

-¿Y tú crees que...?

-¡Anda no digas esas cosas!

-¡Pues yo digo que sí! Entre esos dos hay algo, seguro.

-¿Pero cómo va a estar nuestra onni con un crío?

-¡Dios mío! ¿Dónde vamos a llegar?

-No, si esa familia siempre ha sido rarita...

-¡Oppa! -se dirigió hacia un abuelito, una de las tres mujeres que estaban conversando.

-¡Buenos días, señoras!

-Buenos días oppa.

-¿Sabes que ha venido tu 'amiga'?

-Se refiere a que tu noona ha vuelto de la ciudad.

-¿Ha vuelto? No lo sabía. ¡Voy a ir a visitarla ahora mismo!

-Espera, espera, creo que debes saber algo antes... Ha venido acompañada.

-¿Cómo?

-Sí, por un joven guapísimo.

-Será su nieto JungWoo...

-No, no es JungWoo. Es otro chico que no conocemos. Están todo el rato juntos...

-Yo creo que se te han adelantado... -dijo con cierta malicia la que llevaba la voz cantante en materia de rumores en el pueblo.

La expresión de aquel abuelito cambió de inmediato, de felicidad a la sospecha, inquietud y temor de lo que ese joven pudiese significar para su adorada noona.

Firme y decidido compró unas naranjas y se dirigió a casa de la abuela. Tenía el paso seguro y la mirada fija, como un astado que se dirige al capote. Llamó vigorosamente a la puerta, determinado a batirse en combate singular si fuera necesario, para erigirse en el protector del buen nombre de su noona que podía quedar en tela de juicio.

Esa actitud le duró hasta que abrió Milk.

"¡Pero qué joven tan apuesto!" pensó inmediatamente.

-Buenos días, ¿puedo ayudarle?

-Hola joven, ¿está...? -empezó a decir con la voz dulce y suave de un abuelo cariñoso...

Rápidamente se dio cuenta de su error y gritó con voz ronca.

-¡Quiero ver a la dueña de la casa!

-Ahora mismo -dijo Milk con calma, pero con firmeza, como un gato cuando tensa el lomo, colocándose a la defensiva-, está indispuesta. ¿Desea algo?

-No me iré -dijo el abuelito poniendo la espalda recta- sin hablar con ella.

Era ligeramente más bajo que Milk, pero si lograba erguirse, eran de la misma altura. Aunque el abuelo estaba más gordito y rechoncho, pero de una forma adorable.

Ambos se miraron a los ojos con desconfianza. A Milk no le gustaban los extraños y a ese hombre, estaba claro, que tampoco le gustaba el pequeño felino. La tensión se palpaba, pues Milk no se movía de la puerta y aquel hombre parecía también determinado a no cesar en su empeño.

-Jeong, ¿qué haces aquí?

Cuando escuchó la voz de su noona y la vio aparecer a través del oscuro pasillo, el abuelo Jeong se emocionó hasta las lágrimas.

-¡Noona! -gritó como un bebé y se aferró a sus piernas- ¿Por qué no me has dicho que regresabas? ¡Te he echado de menos! -dijo como si fuera un niño pequeño.

-Jeong... por favor, levántate. Solo han sido unos pocos meses. Hemos hablado por teléfono...

-¡Noona!

-¡Ay, Señor! ¿Qué te he hecho yo para merecer esto? ¡Levántate!

-Te he traído naranjas, noona.

-Vale Jeong, muchas gracias.

-Y ese joven... ¿Quién es?

-¡Oh disculpa! Debo presentarte a Milk. Es mi... -hizo una pausa dramática en la que el abuelito Jeong sintió como se le paraba la respiración- cuidador.

-¿Cuidador?

-Sí, como mi enfermero.

-¡Yo puedo cuidarte!

-Sí, pero no te quiero molestar. ¡Además él está más joven y fuerte! -dijo dándole justo donde duele.

-Noona... ¿Pero es apropiado que se quede aquí en la casa contigo? ¿Qué van a decir en el pueblo?

-Pues lo de siempre, Jeong, cotillearán a mis espaldas como llevan haciendo toda mi vida. Nada por lo que preocuparse.

Milk sirvió té a la abuela y a Jeong.

-Gracias, joven -dijo el abuelo de forma amable, aunque un poco receloso aún-. ¿Y cómo te encuentras? ¿Cómo ha ido el tratamiento?

-Bueno, he tenido mis días... Por suerte, Milk estaba allí para cuidarme.

"¿Ese mocoso? ¡¿Cuidando a mi noona?! No me lo quiero imaginar", pensaba el abuelo lleno de celos mientras inconscientemente apretaba su taza.

-Al menos ahora estás aquí y yo puedo darte todo mi apoyo.

-Gracias Jeong. Ahora estoy un poquito cansada, así que voy a dormir un rato. Gracias por las naranjas.

-Vale... -dijo mientras la abuela lo acompañaba (prácticamente echándolo) a la puerta- ¡Vendré mañana! ¡Y te traeré fruta!

-Vale Jeong, gracias. Hasta pronto... -dijo cerrando por fin la puerta.

Milk la miró y arqueó una ceja, con una mueca divertida.

-No quiero ni una palabra -dijo la abuela.

-Vale, vale... -contestó Milk, fingiendo obediencia- Pero no sabía que la abuela era una 'rompecorazones'...

-Mocoso maleducado... ¿Así te ríes de tu pobre abuela? -dijo ella.

-Se le ve muy adorable -dijo recogiendo las naranjas-, aunque un poco intenso.

-¡Me voy a descansar! -dijo la abuela saliendo de la cocina- ¡Dios mío! Desde luego... todos los hombres de mi vida están cortados por la misma tijera. ¿Pero por qué no encontraré yo, aunque sea, un millonario, joven y guapo, que me lleve lejos y...?

Milk, riéndose con ternura, la escuchaba relatar desde la cocina...

Continuará...

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora