4ª PRUEBA: LA LUJURIA.
Ante él apareció una mujer con el cabello largo, rizado y oscuro. Tenía labios carnosos adornados de un color rojo intenso. Llevaba puesto un conjunto negro de lencería, cubierto con una capa de encaje transparente que le llegaba hasta la mitad del muslo y que dejaba entrever todo su cuerpo.
Sus formas eran abrumadoramente voluptuosas. Su piel, ligeramente tostada, y sus rasgos, mezcla de latinos y europeos, le daban, a ojos de JungWoo, un carácter exótico, sensual, libidinoso, que haría despertar el deseo de cualquiera.
Tragó saliva y respiró hondo. Su cuerpo estaba en tensión.
—JungWoo —dijo la mujer acercándose a él— Te he estado esperando —le susurró al oído.
Le colocó una mano encima de sus hombros, y la deslizó por su clavícula, de un extremo a otro, con una caricia sensual. Continuó bajando por el brazo y le tomó de la mano.
—Vaya... tienes unas manos muy bonitas, son muy suaves —dijo sosteniéndola con pasión.
La respiración de JungWoo se agitó, pero, con delicadeza, soltó su mano de las de aquella mujer.
—¿No quieres estar conmigo? —dijo acercando sus labios a su rostro y manchándolo de carmín.
Él nunca había estado con una mujer, pues se dio cuenta a edad muy temprana de sus preferencias, pero aquella situación, aquella atmósfera, no podía dejar indiferente a nadie.
—¿Acaso no te das cuenta de que haces arder en mí el deseo? —dijo pegando su cuerpo al de JungWoo.
Sintió el contacto de sus firmes senos en su torso, y, ligeramente asustado por la impresión, retrocedió.
—¿No te gusto? —dijo la mujer sorprendida— Oh, espera... Creo que tú preferirías esto...
Y llevando los brazos al cielo, como en un conjuro, las suaves formas de mujer se transformaron en el imponente y grandioso cuerpo de un hombre.
Era el hombre más hermoso que JungWoo jamás hubiera visto. De corte asiático, con la piel nívea y con unos músculos impresionantes y perfectamente definidos.
Tenía el torso desnudo y sólo llevaba un pantalón negro, ajustado, que, colocado por debajo de lo normal, permitía ver perfectamente, no sólo sus abdominales, sino la línea de la V que se le marcaba, próxima a su centro del deseo.
Su cuerpo parecía haber sido tallado por el mismísimo Apolo, era el dios Eros en persona.
Ante aquella imponente visión y ligeramente adormecido por el olor de la fragancia, sus piernas flaquearon y, antes de caer, aquel apuesto joven lo sostuvo en sus brazos.
—¿Ya estás deseando que te tome? —bromeó el joven, ayudándolo a incorporarse, aunque sin separarse de él.
—No... yo... —intentó decir JungWoo, pero las palabras no le salían, su mente estaba nublada.
—Has estado solo mucho tiempo —dijo tomando la mano de JungWoo y poniéndola sobre sus formidables pectorales—. ¿No crees que podrías relajarte un poco conmigo?
El joven dirigió la mano de JungWoo, que tenía firmemente aprisionada entre las suyas, para que acariciara su torso y su abdomen, notando cada uno de los bultos de sus músculos.
Aunque JungWoo no quisiera, su cuerpo no podía mentir. De forma involuntaria, su hombría despertó con fuerza y quiso soltarse, intentando cubrirse con las manos. Su respiración estaba tan agitada que apenas lograba coger aire.
—Debo ser casto. Debo ser casto —se repetía, susurrando, como un mantra.
—¿Castidad? ¡Esa es la más inútil de las virtudes! Te priva de todo placer... ¿No ves lo bueno que es disfrutar de nuestros cuerpos?
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Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]
Fanfiction¡Choco y Milk tienen una nueva oportunidad de volver a la Tierra! ¿Podrán cumplir la misión y quedarse aquí definitivamente? ¿Conseguirán abrir su corazón para amar y ser amados? Sigue la historia de este perrito y este gatito que volvieron a la ti...