Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]

Capítulo 7.- ¿Quién eres? (Choco, JungWoo... y abuela)

Pocos días después de la conversación que tuvo JungWoo con su abuela, ésta decidió visitarlos.

Iba ilusionada, hacía tiempo que no veía a su único nieto por el que tenía predilección y, quien a diferencia de su hijo ChooSam, no la había decepcionado y siempre la obedecía en todo.

"Tengo que poner orden en su vida" pensaba la abuela mientras miraba por la ventana del tren "Ya tiene 24 años, debe conseguir una novia que sea buena, que lo cuide, que lo ayude... yo no voy a estar para siempre".

Al llegar a la ciudad tomó un taxi.

—Joven... ayúdame con las maletas... con la edad que tengo, apenas puedo con ellas —le dijo al taxista.

—¡No se preocupe! —dijo de manera diligente el conductor—. Yo me encar... "¿Pero qué lleva esta mujer en sus maletas? ¿Cómo pueden pesar tanto?" encargo —continuó forzando una sonrisa y guardándolas como podía en el maletero del coche.

—Gracias joven.

Ese joven taxista, de complexión menuda, no sabía lo que le esperaba ese día.

—Quiero ir a la casa de mi nieto. En este papel está la dirección —dijo entregándoselo—

—¡De inmediato!

—¡Qué joven eres! ¿Cuántos años tienes?

—Tengo 23 años, señora.

—Casi la edad de mi nieto. Pues pareces más joven, al ser tan pequeño y delgado.

—Gra... gracias, señora.

"¿Es eso realmente un cumplido" pensó el joven. "¡Soy un hombre! Es verdad que no soy muy fuerte, pero soy un hombre"

—Entonces, no llevarás mucho tiempo trabajando de taxista.

—Es mi primera semana, señora —contestó.

—Y un chico tan guapo como tú... ¿Tiene novia? —inquirió la abuela.

—Esto... todavía no, señora.

—Eso es porque los jóvenes no pensáis en el futuro, tienes que...

Y así se pasó todo el camino, como la típica abuela coreana (eso tiene en común con la mía), recriminando y poniendo énfasis en todos los posibles defectos que veía del chaval. El taxista llegó a su destino con la moral por los suelos.

—Ya hemos llegado joven... tengo la cadera tan mal... ¿podrías ayudarme a subir las maletas a casa de mi nieto?

—Claro señora... —dijo el pobre muchacho

Mientras tanto, JungWoo había salido esa mañana para visitar a varios proveedores de café y comprobar el género, puesto que los miércoles era día de mercado y cada vez con más frecuencia se encargaba él de esta tarea. Y últimamente... de muchas más, ya que el tío ChooSam, andaba en estos últimos tiempos muy ocupado atendiendo su restaurante. Choco se había quedado en casa.

—No puedes acompañarme —dijo JungWoo

—Pero... puedo ir contigo... me portaré bien...

—No. Debes quedarte aquí y guardar la casa.

—Vale... —decía con expresión triste Choco— cuidaré la casa...

***

—Y ¿en qué piso vive su nieto señora?

—En el tercero, joven

"¡¿Sin ascensor?! ¡Voy a morir!" pensaba nuestro diligente taxista, quien arrastró como pudo las maletas los 3 pisos arriba mientras veía pasar su vida por delante de sus ojos.

"¡Soy un hombre! ¡Soy fuerte! ¡Puedo hacerlo" Se repetía.

—¿Quieres que llame a algún vecino para que te ayude?

—No, no... estoy bien —dijo tomando aire como si se le fuese a salir un pulmón—, estoy bien...

—Creo que es aquella —dijo la abuela señalando la puerta y dejando paso al moribundo taxista para que llevase las maletas.

Choco, que estaba en casa, de repente notó un olor diferente frente a la puerta.

"No es JungWoo... no es ningún olor que conozca"

—¿Es aquí? —Choco escuchó la voz de un hombre.

"¡Querrán robar! Seguro que es un ladrón... ¡tengo que proteger la casa! Me lo ha encargado JungWoo" pensó firmemente.

Así que se puso a aullar y a hacer ruidos varios dentro de la casa, para intentar ahuyentar a los ladrones.

—¡Espere joven! —dijo la abuela al taxista...— Creo que hay alguien dentro.— dijo en voz baja

—¿Su nieto?

—¡No! Hoy es miércoles, está en el mercado. ¡Creo que hay un ladrón! Mi nieto vive solo.

—¡Llamaré a la policía! —dijo también entre susurros el taxista.

Estos susurros alarmaron aún más a Choco, tenía muy claro que quien estuviera detrás de la puerta estaba determinado a entrar y él debía impedirlo ¡tenía que proteger la casa!

—¡Vamos a intentar entrar y que se asusten!

—Pero señora... ¿no sería mejor llamar a la policía?

—Tú ponte delante, que eres el hombre y yo solo una pobre anciana.

"¿Soy un hombre" pensaba el taxista... nunca le había visto una connotación tan negativa a "ser un hombre"

—Si ves al ladrón, ¡lo golpeas! Y luego lo inmovilizas así y así —dijo dándole instrucciones al joven taxista, quien empezó seriamente a temer por su vida.

"¡Estaré preparado!" pensaba por su parte JungWoo "Voy a coger una sartén de la cocina, y si consiguen entrar, ¡les golpearé con todas mis fuerzas! ¡tengo que proteger la casa!"

Así que agarrando su improvisada arma esperó tras la puerta.

La abuela marcó un código pero dio error.

—¿No era ese? —susurró

En ambos lados de la puerta se hizo un silencio sepulcral... ambas partes eran conscientes de que había alguien al otro lado, y se podía palpar la tensión como en un duelo de cowboys del oeste.

"¡Si piensan que dejaré que le hagan algo a las cosas de JungWoo están muy equivocados! ¡Defenderé la casa de esos malvados ladrones!"

—¡Oh! Lo tengo en otro papelito... —dijo la abuela rebuscando en su bolso—. Tome joven, ¡márquelo y entre de un golpe!

—¿Yo?

—Sí, sí, tú eres el hombre. Debes hacerlo.

"¡Soy un hombre! ¡Soy un hombre!" pensaba el taxista para llenarse de valor.

El taxista marcó el código despacio y escuchó tono de la cerradura indicando que se había abierto correctamente.

"¡Ahora es el momento! ¡Soy un hombre! ¡Puedo hacerlo!"

—¿Quién anda ahí? —entró gritando el taxista tras abrir bruscamente la puerta

El pobre... no recuerda nada más... solo que vio venir hacia él una sartén muy negra y muy grande...

—¡Fuera! ¡Fuera ladrones! —gritaba Choco— ¡Protegeré la casa!

—¿Ladrones? —preguntó la abuela— ¡Esta es la casa de mi nieto! ¿Quién eres tú?

Todos los vecinos se asomaron al pasillo y esa fue la escena que se encontró JungWoo al llegar a casa

—¿Nieto? —preguntó Choco

—¡Abuela! —exclamó JungWoo

—¡¿Abuela?! —preguntó Choco

—¡Soy un hombre! —dijo el pobre taxista semi inconsciente en el suelo...

Continuará...