Capítulo 69.- El perro del hortelano (JungWoo y Mina)

89 4 0
                                    

Después de la gran discusión que tuvo con JungWoo, Choco continuó con su vida. Empezó a ir solo a todas partes. Él no estaba acostumbrado a estar solo, pero intentó seguir adelante y adaptarse a las nuevas circunstancias.

Comenzó a ir al mercado por su cuenta. Eso le gustaba y le hacía feliz. Daba paseos en soledad por el parque, miraba las plantas y olía las flores, descubriendo olores, colores y sonidos de los que nunca se había dado cuenta.

Su querido JungWoo estaba con frecuencia en sus pensamientos, pero se resignaba.

"Para él sólo soy una mascota", se decía. Y una punzada de dolor y enfado hería su pecho, en un sentimiento que conocemos con el nombre de 'dignidad'. Había herido su orgullo de hombre. Ya no era un animal, era un ser humano y quería amar y ser amado como tal.

Le dolía terriblemente el pensar en ser echado de la casa, como un perro, si JungWoo trajese a una nueva pareja. "No podría soportarlo", reflexionaba, "duele demasiado". Tampoco podía atar y asfixiar a JungWoo, porque era consciente de que eso, lejos de retenerlo, haría crecer la distancia entre ellos. Por tanto, la mejor opción y la única que quedaba para paliar su sufrimiento, era alejarse.

Disfrutó aquellos días sin compañía, aunque estaban teñidos de un halo de tristeza y nostalgia que se agudizaba cuando caminaba por los lugares a los que había ido con JungWoo, o recordaba los momentos que habían pasado juntos.

—¿Entonces ya no estáis juntos? —le preguntó Mina a JungWoo, cuando se quedaron solos en el almuerzo.

—No... Él ya no viene a casa. Se está quedando en el restaurante de mi tío.

—JungWoo... Pero... ¿Por qué? No lo entiendo bien... Hay algo que no me cuadra. Él siempre estaba ciego de amor contigo.

—¡Ese era uno de los problemas! Su amor me resultaba asfixiante, agobiante...

—¿Pero sólo por eso lo has echado de casa? ¿No podíais hablar las cosas? Tiene que haber algo más...

—Bueno, verás... ¿Recuerdas el día de la comida con el director del departamento de ventas...?

—Claro, me acuerdo de todo porque yo no bebí, pero tú estabas bastante... alegre —dijo Mina con un cierto tono de reproche. A ella no le importaba si JungWoo bebía porque le gustara, pero sabía que lo hacía por presión de sus superiores, y eso la incomodaba.

—Sí, pues esa noche, yo...

—¡¿Que tú qué?! —dijo Mina, ojiplática, cuando JungWoo le relató lo sucedido— ¡JungWoo! ¿Cómo has podido hacer algo así?

—Mina... Mis sentimientos están un poco confundidos últimamente.

—¿Pero qué confusión? A ver, ¿quién te gusta, Choco o el director de ventas?

—¡No lo sé! Cada uno tiene sus cualidades... Los dos son muy atractivos. Choco es muy bueno, pero con una bondad infantil. En cambio, el Director, siempre me ha cuidado y protegido. También es muy bueno, pero con una bondad más madura y seria...

Mina intentaba entenderlo, y guardó silencio.

—Choco es... Choco. Mi Choco, mi cachorro. Pero el Director es otro tipo de hombre, tiene más edad, una posición económica nada desdeñable, una red de contactos que pueden ser útiles en el futuro, estabilidad financiera y parece tener claras las ideas en cuanto a lo que quiere de una relación. Creo que con él podría tener una posición social a la que jamás podré aspirar si estoy con Choco...

—Cambiaré la pregunta, ¿a quién amas, a Choco o al director?

—Yo... No lo sé. Los aprecio a ambos, pero de formas distintas. Es verdad que a Choco lo busqué cuando estaba muy triste y necesitado de afecto, pero respecto al Gerente... me encuentro fascinado, despierta en mí unos sentimientos y emociones que nunca había sentido.

—¿A quién estás dispuesto a amar? ¿Con quién quieres levantarte, acostarte, comer, reír, llorar...? ¿A quién vas a cuidar cuando esté enfermo? ¿Quién querrías que estuviese a tu lado si tú estás mal?

—¡Mina no lo sé! Es muy complicado. Además, lo que hice... Creo que Choco se lo merecía. Ha hecho muchas cosas mal.

—¿Como qué?

—Aparte de agobiarme y asfixiarme con ese amor tan absorbente... ¡Fue por su culpa que mi abuela se enteró de que me gustan los chicos! No estaba preparado para salir del armario con ella en ese momento y se puede decir que me sacó a patadas. ¡También fue culpa suya que se enteraran en la facultad! ¡Y qué no pudiera hacer las prácticas en el extranjero! Y que lo vieran las cotillas de la oficina y me hicieran pasar un momento incómodo del que tuvo que salvarme el director y... y...

—No es cierto. Humildemente, JungWoo, me parece que te equivocas. Gracias a que se enteró tu abuela, pudieron aclararse muchas cosas y finalmente la relación familiar ha mejorado. Tú mismo me lo contaste... Lo de las prácticas en el extranjero fue tu decisión, no puedes responsabilizar a los demás. Elegiste hacer las prácticas aquí conmigo, y parece que tampoco te ha ido tan mal... Y si no estuvieras tan obsesivamente preocupado con lo que los demás piensen de ti, no le darías tanta importancia a los cotilleos.

Mina hizo una pausa, pero su compañero no contestó nada.

—Él no lo ha hecho tan mal —dijo refiriéndose a Choco—. Y si te agobia... sólo tenéis que hablarlo y establecer límites.

—Pero el director...

—Santo cielo —susurró Mina llevándose las manos a la frente—. ¿Qué...? —preguntó con miedo— ¿Qué pasó con el director esa noche?

—Nada Mina, no pasó nada, o al menos nada que yo recuerde... Tal vez hubo un beso... —dijo mientras Mina abrió los ojos, expectante— Pero quizás fue un sueño porque no me acuerdo bien.

—JungWoo...

—Me siento mal por lo que le hice a Choco, pero también quería... castigarlo, siento que se lo merece. Debía darle un toque de atención.

—JungWoo, no sé cómo funcione en tu cabeza, pero no creo que eso sea lo más sano en una relación.

—Bueno, ¿y qué? —si Mina estaba un poco molesta, JungWoo también estaba comenzando a enfadarse— Quiero mucho a Choco, pero me gusta el director.

—Pero luego vas y me dices que te sientes culpable por Choco... ¡Pues no lo entiendo!

—¡No lo entiendes porque tú nunca has tenido novio! —sentenció JungWoo.

Eso fue un golpe bajo para Mina, que no se esperaba en absoluto. Fue un dardo a su autoestima que uno no prevé que vendrá de quienes consideramos amigos, aunque a lo largo de la historia, no será ni la primera persona ni la última que haga daño con sus palabras.

—Tal vez... —dijo Mina intentando no darle importancia al hiriente comentario— deberías entonces renunciar a Choco y dejarle marchar.

—Pero no quiero... Él me ama y yo también lo amo...

Esta actitud de 'El perro del hortelano' hizo, al fin, estallar el enfado de Mina.

—¡Pues yo no creo que tú ames a Choco! No creo que ames al director tampoco. Sólo amas la sensación de ser amado, y eso no es verdadero amor —dijo Mina, siendo consciente de la dureza de sus palabras—. Amar es sacrificarse, entregarse a los demás, poner el interés y la felicidad del otro por delante de la propia.

—¡Siempre he estado haciendo eso! ¡Toda mi vida! ¿No puedo permitirme ser egoísta por una vez y pensar en lo que es mejor para mí?

—Sí, pero luego procura no sentirte como una mierda.

Sin darle tiempo a contestar, se marchó.

Continuará... 

Choco Milk Shake continuación Made in Spain [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora