Capítulo 1

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21 de Noviembre, año 2149 - Actualidad

Me desperté con un leve dolor de cabeza.

Las sábanas tenían un aroma a sándalo tan masculino que no pude evitar pasar mi mejilla varias veces contra la delicadeza de la tela y abrir mis narinas para seguir llevando ese aroma a mis pulmones. Enredé mis piernas aún más en el material y me embriagué con ello, con una extraña necesidad de llevar ese olor encima de mí.

¿Sándalo?

Solo esa pregunta necesité para volver de golpe a la realidad e incorporarme con premura. Parpadeé varias veces enfocando la mirada sobre la habitación minimalista a mi alrededor.

Me cubrí el rostro aliviada de no haber sido vista en mi anterior ataque de idiotez y apenada al mismo tiempo al haber hecho eso con el olor de Braxton Arscorth.

Había dormido en la casa de mi terapeuta por su amabilidad después de tener una crisis, ya eso era para condenarme, ahora, ¿Restregarme contra sus sábanas disfrutando su olor? Merecía el infierno.

Me convencí a mi misma de que debían de ser los efectos de mi catarsis de la noche anterior y llevé con lentitud mi cuerpo hacía la orilla de la cama y coloqué mis pies sobre el suelo frío. Hice una mueca pero aún así me puse de pie y pasé dando pasos cortos alrededor para verificar a conciencia que no tenía ningún artículo personal ni cuadros familiares.

¿Tenía que ser tan hermético sobre sus gustos?

Vi cuatro puertas negras en la enorme habitación. La primera conducía a un baño de cristales oscuros y construcción elegante. La segunda puerta al intentar abrirla me di cuenta de que estaba cerrada con llave, me pregunté porqué pero no había manera de saberlo. La tercera conducía a la salida de la habitación y la cuarta era su armario, está cedió con facilidad al girar la manija. Mis pasos me llevaron dentro y coloqué mis manos sobre la madera oscura antes de abrir las secciones departamentales de este. Su ropa estaba ordenada por colores, aunque la mayoría eran oscuros y formales, le gustaban las rayas más que lo liso ya que tenía predominancia en ese patrón. Abrí algunos cajones para encontrarme con su colección de gemelos y joyería complementaría a sus trajes.

Tenía que admitir que todo llevaba un orden particular pero no me sorprendí de su buen gusto en sus artículos, cerré esa y abrí la que se encontraba en una zona más inferior encontrando su colección de lentes oscuros, bordeé el metal frío de los que más solía verlo usar, sintiendo la textura al tiempo que mis ojos lo recordaban con ellos puestos y como le quedaban especialmente bien, suspiré y cerré las gavetas.

No sabía porque cada cosa acerca del vampiro me intrigaba tanto.

Amón, el creador de los brujos quería que fuera su esposa y yo hurgaba en las cosas de mi psiquiatra.

Debía de estar perdiendo la cabeza.

***

- Puedes romperla.- Amón también se puso de pie, pero esta vez se inclinó cerca tomando mi mejilla.- Si cambias la transferencia hacía mí, prometo no involucrarme en tu vida si no lo deseas o si no supone un problema para ti, podríamos casarnos. No te haré daño, Gem.

Sabía que no, sabía que Amón no se aprovecharía del vínculo, pero aún así... Aún así el miedo era mayor.

- No estoy lista.- Murmuré.- No quiero depender de nuevo.

- La única manera de romper un vínculo de intercambio de magia es con otro mucho más fuerte y antes que Cedrick Arscorth él más fuerte como brujo soy yo, Gem.- Amón dijo pasando su pulgar por mis labios antes de inclinarse y rozar primero nuestros labios antes de besarme con calma, de manera tierna moviendo sus labios contra los míos. Se sintió bien, correcto, pero no pude ir más allá de ese sentimiento y mi cuerpo no reaccionó ni mi magia ante él, me separé. Amón pareció consciente de por dónde iban mis pensamientos antes de hablar.- Puede ser normal que me rechaces al principio, pero después del primer intercambio...

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora