Capítulo 61

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1 de diciembre, año 2150

Mi cuerpo estaba encima de otro. Eso fue lo primero que sentí al comenzar a recuperar la conciencia.

Subí mi mano sintiendo otra mucho más fría e inmóvil. ¿Braxton? Mis pestañas temblaron e hice un esfuerzo por abrir mis ojos aunque estuvieran hinchados hasta el punto del dolor, puse mis manos de apoyo y me senté con lentitud barriendo el desastre de mi cabello, pasando las manos por mi rostro con una persistente sensación de cansancio.

Finalmente abrí los ojos para ver primero la mano pálida a la que me aferraba que tenía un aparato en el dedo que anteriormente no había percibido, recorrí el cable hacía arriba encontrándome varios más hasta dar con lo que parecían ser vías de líquido que se insertaban en algo sobre su cuello.

Jadeé al terminar de subir la mirada y ver el rostro de Livius.

Me incliné sobre la cama y acerqué mi rostro a su pecho para escuchar los latidos de su corazón para confirmar que estaba vivo y ahí estaba el sonido rítmico golpeando contra su caja torácica. Comencé a llorar de nuevo, pero esta vez sintiendo un enorme alivio. Abracé con fuerza el cuerpo de mi hijo mayor y hundí mi nariz en su cuello respirando el olor a antiséptico mezclado con el suyo. Mojé su bata de hospital con mis lágrimas y traté de buscar mejor un pedazo de tela de mi propia ropa para no ensuciarlo cuando escuché un ruido y de inmediato me puse a la defensiva. Giré mi cuerpo hacía el origen y levanté una llama de fuego en mi mano para atacar, pero me detuve al ver una ceja rubia hacía arriba en la expresión facial de Dasha Petrov.

- No te recomiendo que lo hagas.- Señaló mi mano hablando con el característico acento ruso de los Petrov y yo apagué de inmediato el fuego.

- Lo siento.- Me disculpé viéndola tomar una de las vías con solución y conectar una bomba de infusión con una jeringa precargada de un líquido incoloro e iniciarla.- Estabas en medio de una severa crisis mental y accedí a que Braxton te colocara cerca de Livius para que te tranquilizaras, pero, ¿Podrías bajar ahora? Me pone de nervios pensar que podrías arrancarle algo.

Sentí mis mejillas calentarse por su llamada de atención y obedecí sentándome a su lado sin soltar su mano, pero Dasha no dijo nada ante eso, así que supuse estaba permitido. La vampiresa rubia tenía el cabello recogido en una cola alta, sobre su ropa portaba una bata blanca debajo de un uniforme quirúrgico de color negro, prácticamente no estaba usando accesorios. Permanecí en silencio viéndola anotar lo que se encontraba en los monitores con suma concentración antes de apagar su tablet y mirarme.

- Estoy segura de que sabes quién soy.

- Dasha Petrov, ex duquesa.- Murmuré con la voz ronca por el llanto.

- Si, pero también me hago cargo de Livius.- Ella señaló a mi hijo.- Voy a ser sincera, porque si fuera tú, me gustaría saber la verdad.- Tomó uno de los barandales y me observó con seriedad.- Livius lleva los últimos ciento veintisiete años en coma. Braxton y yo hemos intentado todo lo medicamente posible por hacerlo volver, pero nada ha funcionado y no creo que lo haga. Su diagnóstico es muerte cerebral.- Me mordí el labio, sintiendo que de nuevo me quitaba la esperanza.- No va a despertar, Gem.

- ¿No hay ninguna posibilidad? - Pregunté. Dasha sonrió con tristeza antes de tomar la mano de Livius y suspirar.

- Las despedidas no son lo mío.- Dijo antes de ir hacía la puerta.- Volveré más tarde, Gem.

Ella se marchó con un suave clic en la puerta.

Permanecí en silencio, dejando que sus palabras penetraran en mi cabeza. Muerte cerebral y coma eran dos términos que entendía lo suficiente para comprender a que se refería Dasha con las despedidas, pero no pensaba dejarme llevar por la desesperación de nuevo cuando podía ver el trazo de su corazón en una de las pantallas.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora