Capítulo 43

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13 de agosto, año 1513

- ¡Madre! - Livius llegó corriendo con ropa humana de las tribus lejanas al territorio, un carcaj en la espalda y un arco en la mano. Sostuvo entre sus manos un conejo.- Tengo la cena.

Sonreí limpiando los vegetables. Livius nunca aparecía con las manos vacías y siempre con una sonrisa alegre. Me puse contenta al verlo regresar a salvo.

- Bien, luna.- Señalé la mesa en el exterior.- ¿Quieres comenzar a prepararlo?

El asintió y pasó a quitarle la piel al animal con ánimo alegre.

- ¿Y Zach? - Pregunté curiosa de que no estuviera acompañándolo. Ambos habían partido hacía tres semanas hacía el territorio Dragomir para cazar un vampiro que estaba causando severos problemas a los humanos y el jefe de una de las tribus le ofreció a Zach un precio considerable en pieles.

- Se encontró con su colega en el camino y decidieron hablar.- Livius hizo un gesto hacía arriba.- Es muy alto y es enorme.- Se rió.- ¡Pero es asombroso! Lo hubieras visto partir en dos a ese vampiro.- Hizo varios gestos con su mano señalando un punto a la lejanía.- Estaba allá y de pronto ¡Zas! Adiós vampiro y todo estaba cubierto de sangre.

- ¿Lex? - Cuestioné. Zach siempre lo mencionaba pero nunca se ofreció a traerlo a casa, decía que era de difícil temperamento y que no estaba lista para conocerlo, pero al parecer a Livius le había tocado verlo ya varias veces. Me divertí al pensar que siempre que le tocaba verlo regresaba muy emocionado contándome todo lo que había visto. - ¿Y si tiene mal temperamento?

- No, solo es muy estricto al enseñar.- Se rió.- Ayer peleé con un vampiro, estabamos cerca de una cascada y estuve a punto de perder, pero luego apareció Lex y lo mató.- Mantuvo una sonrisa divertida.- Y como castigo por no haberlo matado yo, me empujó al agua.

- ¡¿Qué hizo qué?! - Levanté la voz y dejé todo lo que estaba haciendo para acercarme a Livius, sostuve sus mejillas y lo revisé apresuradamente.- ¿Estás herido? ¿Dónde te duele? ¿Te rompiste algo? Pued...

- Ah, no.- Luna me sostuvo las muñecas y de pronto sus mejillas se tiñeron de rosa.- Papá me dijo que no debería decirtelo, olvidalo, por favor.

- ¡No te pueden lanzar al peligro así! ¡Podría pasarte algo! - Me exalté.

- Pero vale la pena, mamá.- Se alejó.- Eres la única que me sigue tratando como un niño. Es lo que necesito para ser más fuerte y él tenía razón. No estoy entrenando lo suficiente.

- Pero...- Dudé.- Lex parece peligroso.

- Para los vampiros, pero nunca lo he visto matar a un humano.- Livius trató de tranquilizarme.- Puede parecer extraño, pero es de verdad increíbe.

Zach me había dicho hacía unos años que él se había recuperado milagrosamente, pero que primero tenía que arreglar algunos asuntos antes de reincorporarse a sus actividades como cazador. Parecía que ahora sí había decido comenzar a cazar de nuevo.

Miré a Livius que tenía pintura de alguna tribu en el rostro y pasé el dedo por ella. Parecía apenas ayer que me seguía por todas partes y se aferraba a mí pero ahora me miraba con determinación y terquedad. Estaba dejando de ser un niño, eso me daba mucho mucho temor porque cualquier cosa podría suceder y no quería que saliera herido...Tal vez, Livius tenía razón y estaba siendo demasiado sobreprotectora.

- Esta noche voy a salir a cazar, ¿Qué te parece acompañarme? - Cuestioné hacía él y mi hijo asintió.

- Voy a protegerte.- Dijo y yo sonreí antes de agitarle el cabello.

- Yo se que sí.- Observé que cada día estaba más alto. No tardaría en rebasarme por más de lo que ya lo hacía.

El tiempo pasaba muy rápido, lo suficiente para que Lucius fuera mucho más consciente de su realidad y yo había tenido que espaciar mis visitas, ahora solo podía contentarme con verlo a la lejanía porque se había vuelto lo suficientemente peligroso para reaccionar incluso dormido.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora