Historia paralela 14: Sin tiempo

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14 de noviembre, año 2150 - Actualidad

Jazmin Varion

El diagnóstico de Eros Dragomir era claro sobre que el tiempo que me quedaba con vida era escaso, eso sin importar cuanto más se tratara de salvar en mí.

Sin acceso al tratamiento que solo Carel podía proporcionarme a costa de sí mismo, sólo había un camino al que me aproximaba con prisa. Eros había dicho que probablemente tuviera un par de meses más, pero yo podía sentir que no era así. Aunque me esforcé durante todo el día para soportarlo hasta mañana, porque de todos los días... no quería que fuera hoy. Sin embargo, me sentía muy cansada y sabía que no despertaría si cerraba los ojos.

Mantuve la mirada fija en la ventana, hacía él atardecer que estaba dando sus últimos rayos de luz y los colores violetas que se perdían ante el comienzo de la noche.

Había sido una vida larga con hermosas pinceladas de felicidad, había sido suficiente para amar, tener y perder. Suficiente para volver a tener esperanza y perderlo todo de nuevo, pero no me arrepentía.

Ni siquiera de haber amado tanto.

Sostuve el collar de Luca contra mi mano y sonreí con cierta tristeza.

"- Si me lo pides, Jazmín..." Él había comenzado, pero no terminó la frase. No había sido necesario.

Si se lo pedía, se hubiera quedado, pero entonces todo lo que se había esforzado para hacer que su hermana volviera, todo lo que había hecho para construir un camino para ella y el futuro de los De Sage... No había querido ser el motivo por el que tuviera que renunciar a ella.

Tal vez Luca me había amado, lo había visto en sus ojos y en la manera en que me había dado todo sobre él, pero no más de lo que amaba a su hermana, no más de la completa lealtad que tenía por Gem, quién lo había criado casi como si fuera una madre. Incluso aunque ella misma había sido solo una niña en ese tiempo.

Lo entendí, comprendí su sacrificio y decidí no forzarlo a tomar una decisión, por eso yo terminé con nosotros primero.

Era, a fin de cuentas, un tipo de relación que nunca estaría permitido. Un brujo y una hada nunca deberían de estar juntos, pero... Mi corazón no escuchó nada de eso conforme me volvía adicta a su humor franco, su sonrisa y su sentido de la responsabilidad. No cuando su amabilidad derrumbó las barreras que había levantado alrededor de mis sentimientos desde la muerte de mis hijos y de Jeveret, pero a pesar de todo... lo más desesperante fue que incluso amando a Luca, nunca pude olvidar por completo a Jeveret.

Incluso ahora, me pregunté a cuál de los dos vería al morir.

- Pareces muy feliz.- Ministre habló, incluso antes de entrar por completo a la habitación ya podía escuchar el ácido en sus palabras.- ¿De nuevo pensando en hombres? ¿No es lo que te destruyó en primer lugar?

¿Por qué no me sorprendía? Levanté con esfuerzo mi mano hacía ella y esta cayó casi de inmediato en mi regazo.

- Por favor, acompáñame.- Pedí, olvidando sus groseras maneras. Ella bufó, pero se sentó a mi lado a lado de la ventana, no sin antes cerrarlas.

- Te vas a resfriar y morirás antes de tiempo.- Me regañó.- ¿Es que acaso no piensas?

- No, tú lo has dicho.- Mis palabras eran lentas por la debilidad de mi cuerpo, pero me esforcé por seguir.- Que solo una hada sin cerebro podía enamorarse de un brujo.

Ministre hizo una mueca, pero aún estaba de acuerdo con su yo del pasado.

- Y no me equivoqué.- Dijo desviando la mirada. Sonreí con ironía, dejando que el silencio entre las dos se internara lo suficiente para que solo el sonido de los monitores que estaban conectados a mi cuerpo se escucharan. Tomé aire.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora