Capítulo 13

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20 de Octubre año 2033

- De nuevo.- Animé a Cedrick Arscorth a levantarse.- Te volviste a distraer.

El pequeño mestizo mitad brujo se tambaleó pero se levantó llevando su brazo a su frente llena de sudor. Lo dejé tomar aliento antes de atacar detrás y no lo vio venir, volvió a caer. Fruncí el ceño.

Era malo, tanto que ni siquiera parecía consciente de la demás energía además de la suya, ¿Sería su parte hada que lo entorpecía? ¿O era simplemente inútil?

Me detuve por un momento y comencé desde el principio y lo más fácil que si pudo realizar con agilidad.

Era su parte demonio la que le permitía adaptarse y ser mucho más veloz que la media, si ganaba en velocidad al hacer los hechizos podría ser una de sus más grandes ventajas. Incluso más allá del poder de su contrincante. Reacomode mi estrategia y me enfoqué en aumentar la velocidad de Cedrick.

Avanzó rápido y el próximo ataque que mandé detrás de su espalda fue esquivado por él. Sin embargo, igual no vio venir lo que hice en el aire con mi energía que lo golpeó contra la arena.

- La magia no es algo que puedas esperar siempre.- Me acerqué a él.- Primero entra en sintonía con tu poder y entonces lo sentirás reaccionar con el resto. Muchos ataques no son visibles y solo puedes percibirlos un segundo antes de que sea demasiado tarde y eso aplica para todo en la vida.- Le extendí la mano para ayudarlo a ponerse de pie y sacudí su cabello lleno de tierra.- Mucho está más allá de lo que puedes ver.

- ¿Cómo no se termina? - Preguntó curioso hacía mi energía que todavía destellaba ligeramente entre ambos.- No parece acabar por más que pelees.

- Las brujas producimos nuestra propia energía continuamente, es difícil llegar a un tope como ustedes los brujos, pero aún así hay muchos que saben potencializar la suya. - Ya sea por cuenta propia o robándola. -Naciste con mucho poder, pero no sabes utilizarlo... todavía.- Sonreí hacía él y extendí una carta hacía él.- Lo hiciste bien.

- ¿Me estás premiando? Pero caí muchas veces.- Sus ojos se abrieron por la sorpresa.

- Te esforzaste mucho.- Lo animé acercándolas más.- Vamos, elige tu premio del día de hoy.

Cedrick dudó pero estiró su mano y eligió una al azar, entonces se la pedí que la mostrara y era la imagen de un cono de nieve. Sonreí.

- ¿Qué sabor quieres? ¿Chocolate? - Sacudió la cabeza.- ¿Vainilla? - Volvió a sacudirla.- ¿Fresa? - Dudó por un momento y sus orejas puntiagudas se pintaron de rosa pero dijo algo diferente.

- No me gusta lo dulce.- Negó sin verme a los ojos. Sabía que Maxell lo estaba educando muy duramente, no por nada podía ver moretones apenas desvaneciéndose de sus brazos, ¿Con que fuerza debía de ser golpeado un vampiro para que le quedaran marcas incluso horas después?

- ¿Es eso así? - Sonreí inclinándome a su altura, sus diez años todavía le hacían ver muy pequeño. Moví la carta con destreza en una mano y la deslicé entre mis dedos.- Mira atentamente que no solo los humanos pueden sacar conejos de un sombrero.- Cedrick tenía la vista fija en la carta con la imagen de la nieve. Giré mi muñeca rápidamente con un hechizo y enseguida apareció la nieve, pude ver con cierta calidez como los ojos rojos del mestizo se iluminaban pero no se animaba a tomarlo.

- Perdí.- Él dijo.- No lo merezco.

Sacudí la cabeza.

- Ganar o perder no lo es todo.- Dije tomando su mano y colocando la nieve en sus manos.- Te esforzaste mucho y es motivo suficiente.- Me incorporé.- Te haré fuerte, Cedrick. Tan fuerte que muchos brujos se lo van a pensar dos veces antes de pelear contra ti.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora