Capítulo 50

95 7 1
                                    

4 de diciembre, año 1521

- Jaque mate.- Gredel dijo sin emoción, después de asesinar a mi rey. Levantó la cabeza.- Es aburrido si te dejas ganar de esa manera.

- Lo siento.- Me disculpé bostezando. Cada vez tenía más sueño y no era precisamente muy funcional durante el día o la noche, pero aún así tomé la tetera a lado de nosotras y llené de nuevo las tazas de la aromática fragancia.

No había visto a Braxton desde ese día y la misma Gredel que había estado acudiendo a palacio no me daba mucha información, solo que vendría en cuanto pudiera y eso solo me preocupaba más, pero la vampiresa no me ofrecía información sobre él.

Al principio me quedaba en la residencia, pero después de que en una ocasión apareciera Lucius solo para discutir con ella sobre la distribución de impuestos y que terminaran ambos agarrados de una manera que no creí pudiera presenciar en alguna ocasión, mejor le pedí que me aislaran en otro lugar y ella me concedió una pequeña cabaña a las orillas del territorio Lambrousy que era tranquilo y muy bonito con acceso a un pozo de agua. Ella solía venir algunas veces para hacerme compañía y a veces junto con Sebastian, quién siempre tenía mucha energía y curiosidad por mi existencia.

"Lo siento, pero su majestad es siempre demasiado inaccesible. Es una verdadera sorpresa para todos que tuviera una amante".

Al menos él tenía esa opinión... ya que todavía podía recordar las palabras de Lucius ese día y su acidez me hacía realizar una mueca.

"¿No deberías de estar a favor de tu padre en el consejo?" Había preguntado Gredel.

"¿Por qué debería? Disfruto más viéndolo caer hasta el fondo y le agradezco a su amante que me diera la oportunidad de verlo caer tan bajo".

"...No tienes ni un mínimo de inteligencia. Me das asco, vampiro"

"Lo mismo digo, Lambrousy".

- No deberías de desgastarte pensando en tonterías.- Parpadeé sorprendida y volviendo a la realidad con la voz de Gredel Lambrousy. Sentí mis mejillas calentarse al hacerla partícipe de mis pensamientos.

- Lo siento.- Me disculpé. Mis barreras mentales se tambaleaban con el cansancio y el sueño me estaba afectando, pero al final terminé volviendo al mismo tema que me tenía siempre angustiada: los gemelos, pero en este momento, más específicamente Lucius.- Perdone si soy intrusiva, pero no podía evitar pensar en su alteza y la relación conflictiva que comparte con usted. Así qué...

- ¿Por qué no tolero al príncipe heredero? - Gredel me cortó y yo asentí. Ella tomó su taza y ajustó su vestido antes de tomar un sorbo y observar con aire pensativo el reflejo del líquido.- Supongo que no me gustó la idea de casarme con un hombre que ya está destinado a alguien más.- La vampiresa inclinó su cabeza.- Y ahora, con su personalidad...solo es decepcionante pensar que es el asesino de reyes.

Abrí los ojos, sorprendida por lo que acababa de salir de sus labios y ella se rió antes de bajar la taza.

- Lo siento, es que no te dije mi don, Gem De Sage.- Ella sonrió.- Mi habilidad radica en la capacidad de ver el pasado de a quién toco. Así que, en cuanto toqué a tu hijo supe todo desde el momento de su nacimiento en su primera vida y por supuesto, la segunda. El saber que era tuyo lo confirmé cuando te toqué a ti y sobre... ¿Cedrick? ¿Ese era su nombre? Y por supuesto.- Inclinó la cabeza.- Puedo reconocerte como futura reina de mi raza, tanto como tu hijo también reconocerá tu valía... Aunque ahora solo es un bastardo que no sabe ni siquiera dónde demonios está parado.

Me avergoncé por sus palabras y me quedé yo misma sin ellas. ¿Qué podía decirle? Ya sabía todo acerca de mi vida, pero ella me ahorró las palabras y continuó.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora