Capítulo 28

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29 de Abril, año 1499

Esta noche había una merienda entre vampiros a razón de la partida de la reina por un periodo de tiempo indefinido, su razón al mundo fue un "periodo vacacional" para no mencionar que estaba siguiendo órdenes de más arriba. Lo cierto era que la corona no siempre garantizaba hacía donde se inclinaba el poder. En mi actualidad ya no eran la máxima autoridad los monarcas sino el consejo de inmortales, en el que para mi desgracia se encontraba Cedrick.

Ni siquiera antes del consejo era una garantía, ¿Cuántos trucos bajo la superficie no existieron durante los momentos en que muchas figuras importantes llevaban el manto reinante? Como ahora en el que Sheila creía tenía el control pero tenía que recurrir a Eileén para que los vampiros no se revelaran en su contra por la mala administración y a su vez ambas estaban subordinadas a Amira. No tenía nada en contra de Aaron Arscorth pero todo esto no estaría sucediendo si no fuera por su falta de autoridad.

Desvié la mirada hacía Braxton, quien giraba su copa con sangre con actitud despreocupada.

Ya eran dos sin autoridad.

Al menos, esta vez lo dejaron sentarse hasta el otro extremo pero no en la cabecera, en la cual estaba Eileén, a su derecha Sheila y a mi me habían puesto a la izquierda, a mi derecha estaba la duquesa Dragomir y frente a ella estaba Xenia Lambrousy quien compartía costado a su vez con Minerva Ash, el resto no habían llegado por distancia, tiempo o por la inconveniencia de ocultar el viaje a los humanos. Afortunadamente.

Braxton hoy parecía no llevar muchas ganas de ser formal porque estaba vestido con una simple camisa blanca, pantalones negros y botas. Parecía hacerlo a propósito el verse tan desarreglado frente a todas ellas, en su otra mano sostenía un libro y lo leía ocasionalmente. Su cabello tampoco estaba peinado dándole todavía una peor apariencia, pero pareció funcionar porque todas lo ignoraron así como él a ellas.

Yo lo había evitado todo este tiempo, estaba furiosa y tan resentida que apenas y podía verlo a la cara antes de tener que morderme la lengua para no decirle todas sus verdades a la cara mientras él pretendía que no había hecho nada. Hice guardia fuera de su habitación y no me acerqué de nuevo. Sin embargo, ya tenía su olor encima.

En una ocasión, haciendo guardia en la noche, Braxton desapareció repentinamente por un par de horas. No lo busqué, porque solo sería meterme en problemas y de igual manera todos aquí sabían el porque estaba verdaderamente a su servicio. Aproveché para tomar una prenda suya que ya había usado y me la robé, posteriormente en mi habitación me la pasé por el cuerpo para impregnar su aroma y salí a ver a Sheila quién me había estado provocando y presionando cada vez más. Al menos eso la calló y al mismo tiempo pareció estar enojada, pero supe encubrir mi mentira haciéndolo una vez cada cierto tiempo cuando el vampiro desaparecía por las noches y regresaba completamente empapado.

Él no dijo nada de su olor sobre mi ni de la ropa desaparecida, pero yo no me pude quedar tranquila sin saber el motivo por el que desaparecía y una noche lo seguí, lo que alimentaba mi teoría de que a Braxton realmente no solo le faltaba algo de cordura, si no que era inexistente para él ese término.

Caminó sin rumbo por el bosque por tres horas antes de dar con un río y simplemente se dejó caer en él. Permaneció mucho tiempo bajo el agua antes de sentarse en la orilla, mirar a la nada, reírse solo y volver, en ese momento me pregunté cuándo volvería su cerebro de vacaciones. Esperaba que fuera antes de que me asesinara por puro capricho, porque donde se le ocurriera alguna teoría que tuviera que ver con la mente después de la muerte me podría visualizar con pasaje seguro al más allá.

Hoy el menú parecía ser sangre y el plato principal que todavía no traían sería carne. Moví la sangre en la copa frente a mi y se veía tan espesa a pesar de la preparación que le habían dado para que no coagulara que me sentí nauseosa. No quería beber, pero me obligué a llevar el líquido a mis labios y tragar sin saborear, quedó un regusto amargo al final de mi lengua y traté de moverlo tragando repetidas veces pero intercalando el tiempo para que no pareciera tan obvio a la vista lo mucho que me disgustaba, aunque no pasó desapercibido para Minerva Ash.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora