Capítulo 32

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14 de septiembre, 1499

- Estoy reconsiderando la idea de que soy estéril.- Levanté la cabeza al escuchar a Sandrine. Ella balanceó sus piernas en el aire, recostada en el sofá del estudio de Sheila con las manos en un plato de frutas. Era curioso que ya no me llamara la atención la comida humana e incluso la podría catalogar como desabrida pero ella tenía una fascinación por experimentar todo lo más humano en la naturaleza de una bruja. Incluso la calidez que indirectamente había quedado del poder de Aiden aunque ella no pudiera usarla.

- Espero que sí.- Murmuré tomando otra hoja para sentirme mucho mejor al ver que los números de ingreso tenían una ligera variación positiva. El plan para que la comunicación y comercio entre diferentes familias estaba funcionando aunque todavía se necesitaría mucho más tiempo para que se volviera estable.

El proyecto de crear nuevos mapas fueron delegados a parte del ejército de los vampiros y fue Braxton quién decidió reorganizar el cuerpo entero porque también se había descuidado demasiado, Emmaline tomó iniciativa en mover sus contactos para comenzar a dividir el poder de la monarquía. Esa fue la decisión que terminamos tomando en conjunto.

No podíamos tomar todo el poder central desde las sombras sin que Eileén y Sheila se dieran cuenta y lo quisieran tomar a la fuerza tarde o temprano; así que, por el momento lo único que podíamos hacer era fragmentar el poder y repartirlo en un consejo de varias familias. Por lo tanto las decisiones deberían de ser consultadas a no solo aquellas que tuvieran la amistad de la familia real como se hacía en este momento, si no a todas aquellas que tuvieran un pilar del poder y la monarquía solo tendría la oportunidad de tomar una decisión a favor y en contra.

Emmaline movería su propia facción, Sandrine la suya y Braxton... no sabía porqué o cómo me había traído una cantidad exorbitante de dinero

Este plan solo funcionaría hasta cierto tiempo, porque yo sabía que en el futuro cuando ni Emmaline ni Braxton tuvieran ese poder porque ya no estarían, habría una guerra interna por apoderarse de la corona y era ese el motivo principal por el que Lucius había tenido que pasar por tantos problemas para recuperar el poder totalitario sobre los vampiros.

Sabía el riesgo y las consecuencias a largo plazo, pero justo en este momento no había más opciones para que la monarquía no se fuera en picado a la desgracia.

Lucius era capaz de recuperarlo todo, pero no podía dejar de sentirme culpable por ello. ¿Eso que tan diferente me hacía al resto a cuando todo salía mal y terminaban llamándolo a él para que lo arreglara todo?

Era crear una solución que sabía después sería un problema y dejárselo a él en cuanto le pusieran la corona en la cabeza... Pero era Lucius, él siempre estaba bien. ¿No?

Sandrine me sorprendió dándome un golpe en la cabeza, me giré hacía ella con el ceño fruncido.

- He estado hablando y hablando y me has ignorado.- Sandrine dijo irritada.

- Lo siento.- Me disculpé.- ¿Qué decías?

- Te decía que estaba pensando en viajar.- Ella dijo.- Parece que vas a tardar bastante tiempo más en seguir intentándolo y estoy muy aburrida en casa.- Señaló los papeles en mis manos y llevó la silla en la que estaba más hacía atrás. Levanté una ceja pero no dije nada.- Mientras tú te conviertes en reina regente de manera temporal y tratas de salvarnos a las dos el cuello, además de la monarquía, yo me aburro mucho.- Se sentó en mis piernas, su peso se presionó contra mis muslos pero no fue doloroso, solo extraño. Sobre todo cuando rodeó con sus manos mi cuello y se acercó a mis labios.- Pero me excita mucho verte sentada en este escritorio. Tienes toda la actitud de un rey.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora