Historia paralela 6: Emmaline Dragomir

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Emmaline Dragomir

Decidí volver a mi territorio en cuanto terminó la reunión. Sería un viaje de varios días pero no pensaba quedarme mucho tiempo para interactuar con el resto de duquesas. Pensaba pasar un tiempo de regreso apacible. Sin embargo, para mi desfortunio Xenia Lambrousy no se callaba a mi lado.

- El calor está insoportable, ¿Por qué irse a primera hora de la mañana? Somos vampiros, me parece una falta tener que estar soportándolo.

- Nadie te pidió que vinieras.- Murmuré acomodando sobre mis manos en guantes de cuero blanco las riendas de mi yegua, Dral.

- Eso fue grosero, yo quería acompañarte porque la soledad puede ser aterradora y los caminos peligrosos, pero estoy sufriendo mucho en este momento.- Ella hizo un mohín, intercambié una mirada con su esposo Octavius y este sonrió con ironía, ajustó la sombrilla por encima de ella y acomodó mejor el cuerpo de la vampiresa con las riendas alrededor de su mano.

- Prefiero la soledad a escucharte, Lambrousy.- Respondí. El sol era molesto y dolía pero prefería eso a tener que soportar a Eileén y a Sheila Arscorth por un momento más.

- Eso me dolió profundamente.- Ella dijo.- ¿Sigues molesta por lo que dije acerca de tus hermanos? - Xenia cuestionó.- Sabes que no lo decía en serio, pero no quería que sospecharan de que tenemos una amistad.

- ¿Tenemos una? - Sonreí al verla poner cara de tristeza y después dejé de ser cruel con ella. Ya me había divertido bastante a su costa.- Está bien, entiendo el porqué lo hiciste.

Ella sonrió aliviada y pasó a molestarme con otro tema.

- ¿Notaste que Eileén Arscorth parecía más amable que de costumbre con Sandrine Moonwhite? No lo sé, pero me parece muy sospechoso que ella de pronto sea relevada de su puesto como parte del ejército y pasé a ser la niñera de su majestad el rey.- Ella puso expresión seria.- Siento que tiene algo que ver con la falta de herederos al trono.

- ¿Lo crees? Todas nosotras lo sabemos, pero nadie se atreve a decir nada. El hecho de que Sheila haya fracasado a quedarse embarazada por los últimos doscientos cincuenta años tiene de nervios a la corona. ¿Acaso piensas que los Moonwhite se arriesgarían a perder el poder con el hijo de una mujer de otra familia? Es obvio que empujaron a Sandrine hacía su majestad el rey.

- Ella seguramente está en contra.- Xenia se rió.- Odia a los hombres. No sé cómo demonios le hará para ponerse de espaldas y esperar que el trabajo termine sin querer arrancarle los ojos o la garganta al rey.

- Algún método tendrá.- Murmuré. De Sandrine Moonwhite podría esperar cualquier cosa, no había nada que la detuviera en su propia manera de hacer las cosas, pero lo que era seguro era que terminaran matándose antes que terminar teniendo sexo. No podía pensar en ese par de otra manera que en medio de una guerra de poder.

- Seguramente sí...- Ella divagó antes de saltar emocionada.- ¿Percibiste el olor de la comida que trajo esta vez? Olía delicioso y era tan bonita que me dieron ganas de matarla, pero aún más importante... el rey se acercó a ella, ¿No crees que eso signifique algo?

- Tal vez solo quería cenársela.- La bruja tenía un olor muy atrayente, casi como si fuera hada. Sabía que era imposible, pero fue estimulante llevar ese olor por mis fosas nasales.

- Tal vez.- Xenia estuvo de acuerdo.- Aún así, ¿No te parece qué hay algo a punto de suceder?

- ¿Viste a la bruja y ya te sientes una? - Me burlé y me detuve ante el camino que se bifurcaba. Ella tenía que tomar el contrario y yo continuaría por mi lado hasta llegar a casa.- Olvida las premoniciones, Xenia y concéntrate en que tu territorio no se meta en problemas.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora