Capítulo 27

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14 de abril, año 1499

Braxton no me había dirigido la palabra de nuevo desde ese día y yo me adapté a ser una estatua sin movimiento a su lado.

Ni siquiera tenía caso que lo "protegiera" porque nadie aquí lo veía como el rey. Todos sabían que el verdadero poder lo tenía Eileén Arscorth y Braxton tampoco se esforzaba por esconder el hecho o pretender lo mínimo.

Leía toda la noche, desde el atardecer hasta el amanecer o el medio día, se la pasaba leyendo libros de historia, guerra, cultura de las hadas, brujas, cambiantes y humanos. Teorías de cada raza e incluso algunos libros que parecían ser de medicina de la época, a esos parecía prestarles más atención.

Al parecer siempre le había llamado la atención todo lo referente a lo que sería un futuro, pero me preocupaba que no pensara en recuperar el trono. Era como si se hubiera resignado a ser un esclavo en el palacio de su esposa y su madre. Ese no era el Braxton que yo recordaba.

Difícilmente el actual se hubiera quedado de brazos cruzados mientras lo manipulaban.

¿O será por qué simple y sencillamente no le importaba que toda la raza se fuera al carajo? Eso sería más como Braxton.

Aunque a mí sí me importaba. Me importó lo suficiente mientras fui reina de los vampiros, lo suficiente para hacer lo posible por entenderlos y por realizar un buen trabajo, aunque al final no importó nada porque tan pronto como morí fui reemplazada por Lucinda Arscorth y fui olvidada excepto por Luca.

De alguna manera también me sentía culpable por estar viviendo su vida. ¿Qué derecho tenía yo a vivir más que mi hermano? Lo quería de vuelta. Luca asumió el puesto como líder de los aquelarres que yo había adquirido con un control impresionante. Él que era introvertido y no le gustaba para nada estar en el ojo público no tardó en terminar el trabajo que yo había hecho con la mitad de poder mágico que yo había tenido, ya que solo hasta mi muerte pudo obtener acceso a la magia de Amón. Luca fue astuto y fue preciso para ganarse a las matronas del resto de los aquelarres sin obtener a ninguna bruja para crecer en poder... en realidad no parecía interesado en las mujeres.

Hubo un tiempo en el que le pregunté si le gustaban los hombres.

"- ¿Los hombres? No lo había pensado.- Luca puso expresión seria, como si de verdad lo considerara antes de negar.- No, no creo ser homosexual."

Si tuvo alguna novia nunca lo supe y probablemente no lo sabría. Esperaba que sí, que al menos hubiera conocido el amor o que hubiera sido feliz, pero no tenía sentido seguir pensando en ello o terminaría llorando de nuevo.

Estiré mi cuello de lado a lado cuando vi a Braxton cambiar de página. Quise suspirar de alivio pensando que se iría a dormir porque ya se acercaba el amanecer cuando giró su cabeza hacía mí.

- Estoy aburrido.- Dijo cerrando el libro.

Levanté una ceja.

- ¿Y eso a mi qué? - Pregunté molesta todavía con él, por haberme lanzado por la ventana y ni siquiera se había disculpado por eso.

Ni pensaba hacerlo.

- ¿A qué le tiene miedo, señorita Moonwhite? - Preguntó.

Fruncí el ceño. Braxton nunca me lo había preguntado antes pero sería muy estúpido de mi parte decirle mis debilidades para que luego las utilice en mi contra.

- A lo único a lo que le temo es tener que seguir soportándolo.- Respondí de mala gana.

Braxton se rió.

- Parece que tus temores son realidad, entonces.- Murmuró.- Pero presiento que mientes, Sandrine. ¿Realmente qué es lo que más te aterra?

- Que no te asesinen pronto.- Mantuve mi postura con tono aburrido para que dejara de molestarme, pero Braxton era como un gato aburrido con un ratón a su disposición y en este caso, yo era el ratón.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora