Capítulo 57

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4 de noviembre, año 2150

- ¿Cómo te sientes está mañana, Gem? - Carel preguntó revisando mis infusiones y el expediente clínico digital que se actualizaba con mis signos vitales cada cierto tiempo.- Parece que ya no has tenido fiebre.

No respondí, sujetando mis piernas juntas con la mirada perdida y solo reaccioné cuando Aiden me dio un golpe en el hombro.

- Mmm...- Hablé con indiferencia por mi propio estado.- Bien.

- Si tu evolución va bien, podré darte de alta. No dejes de tomar los medicamentos.- Murmuró anotando algo.

- ¿Y podré volver? -Me giré para verlo negar.

- Sabes que no se puede, Gem.- Respondió.

- Entonces no te molestes en traer el medicamento. No quiero nada.- Respondí con violencia y el mestizo entornó sus ojos en mi dirección. Entonces me di cuenta que debajo de sus gafas se veían sus ojeras en extremo moradas y pesadas, él tampoco parecía estar en general en las mejores condiciones, pero al final la ira interna me llevó a ignorarlo y volver a eliminar mi atención de él.

- Carel, ¿Estás bien? - Preguntó Aiden hacía el mestizo.

- Sí.- Afirmó él.- El día está muy agradable, tal vez Gem disfrute pasar algo de tiempo en el exterior.

- No quiero nada.- Me aferré pero ya no recibí más que la despedida de Carel y el silencio inundó la habitación cuando él se marchó.

- Cada día eres más difícil.- Aiden negó.- Carel no tiene la culpa de que no puedas regresar, él solo se hace cargo de ti.

- No me interesa.- Negué.- Solo quiero una cosa y no voy a descansar hasta que me devuelvan.

- Gem...- Comenzó.

- Gem nada.- Elevé la voz.- Si vas a seguir insistiendo, mejor déjame sola.

Aiden se puso de pie y esperé que se marchara, pero en vez de ello me sacó un grito de sorpresa cuando me tomó por el brazo y me echó sobre su hombro a pesar de mis protestas.

- ¡Devuélveme, hada! - Gruñí sobre su hombro con la mirada sobre el suelo viendo como me cambiaba el panorama desde el interior hasta ver pasar el umbral de la puerta y luego hacía el patio exterior cubierto de tierra y césped bañados en humedad por las recientes lluvias.- Te dije que no quería salir, no pienso vivir si no me devuelven.

- Gem, ya lo dijo Malek. No puedes volver.- Aiden dijo de nuevo con calma, pero de nuevo sentí que mis ojos se llenaban de agua.

- Pero solo tiene ocho.- Mi voz se ahogó.- No puedo, Aiden. Necesito estar con él, no quiero volver a ser inútil como madre.

Aiden me sentó en el pasto y puso sus manos sobre mis hombros.

- Hay situaciones que no puedes controlar, Gem.- Dijo.- Arthur ahora no es un niño, ya no puedes hacer nada.

- Si solo Malek...- Comencé desviando la mirada, molesta. No importó cuanto insulté o supliqué a Malek Schevert, se negó en rotundo a devolverme y Carel me terminó amenazando al final con mantenerme sedada si no me comportaba, por eso también estaba molesta con él.

- Gem.- Aiden negó.- No puedes volver.- Me crucé de brazos después de golpear su agarre sobre mi y me negué a verlo. Lo escuché suspirar.- Enojarte conmigo y con el mundo no va a cambiar nada. - No respondí, obstinada a seguir molesta hasta conmigo misma.- Tu cuerpo todavía está muy débil, pasar tiempo fuera y recibir el sol te va a ayudar.- Me pasó mi espirómetro.- Sigue haciendo los ejercicios pulmonares. Carel mencionó que el tiempo que pasaste con un tubo en la tráquea te hizo más débil.- Desvió la mirada al ver un automóvil blanco acercarse.- Si te sientes cansada, dime y te llevaré de vuelta.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora