4 de noviembre, año 2150
- ¿Cómo te sientes está mañana, Gem? - Carel preguntó revisando mis infusiones y el expediente clínico digital que se actualizaba con mis signos vitales cada cierto tiempo.- Parece que ya no has tenido fiebre.
No respondí, sujetando mis piernas juntas con la mirada perdida y solo reaccioné cuando Aiden me dio un golpe en el hombro.
- Mmm...- Hablé con indiferencia por mi propio estado.- Bien.
- Si tu evolución va bien, podré darte de alta. No dejes de tomar los medicamentos.- Murmuró anotando algo.
- ¿Y podré volver? -Me giré para verlo negar.
- Sabes que no se puede, Gem.- Respondió.
- Entonces no te molestes en traer el medicamento. No quiero nada.- Respondí con violencia y el mestizo entornó sus ojos en mi dirección. Entonces me di cuenta que debajo de sus gafas se veían sus ojeras en extremo moradas y pesadas, él tampoco parecía estar en general en las mejores condiciones, pero al final la ira interna me llevó a ignorarlo y volver a eliminar mi atención de él.
- Carel, ¿Estás bien? - Preguntó Aiden hacía el mestizo.
- Sí.- Afirmó él.- El día está muy agradable, tal vez Gem disfrute pasar algo de tiempo en el exterior.
- No quiero nada.- Me aferré pero ya no recibí más que la despedida de Carel y el silencio inundó la habitación cuando él se marchó.
- Cada día eres más difícil.- Aiden negó.- Carel no tiene la culpa de que no puedas regresar, él solo se hace cargo de ti.
- No me interesa.- Negué.- Solo quiero una cosa y no voy a descansar hasta que me devuelvan.
- Gem...- Comenzó.
- Gem nada.- Elevé la voz.- Si vas a seguir insistiendo, mejor déjame sola.
Aiden se puso de pie y esperé que se marchara, pero en vez de ello me sacó un grito de sorpresa cuando me tomó por el brazo y me echó sobre su hombro a pesar de mis protestas.
- ¡Devuélveme, hada! - Gruñí sobre su hombro con la mirada sobre el suelo viendo como me cambiaba el panorama desde el interior hasta ver pasar el umbral de la puerta y luego hacía el patio exterior cubierto de tierra y césped bañados en humedad por las recientes lluvias.- Te dije que no quería salir, no pienso vivir si no me devuelven.
- Gem, ya lo dijo Malek. No puedes volver.- Aiden dijo de nuevo con calma, pero de nuevo sentí que mis ojos se llenaban de agua.
- Pero solo tiene ocho.- Mi voz se ahogó.- No puedo, Aiden. Necesito estar con él, no quiero volver a ser inútil como madre.
Aiden me sentó en el pasto y puso sus manos sobre mis hombros.
- Hay situaciones que no puedes controlar, Gem.- Dijo.- Arthur ahora no es un niño, ya no puedes hacer nada.
- Si solo Malek...- Comencé desviando la mirada, molesta. No importó cuanto insulté o supliqué a Malek Schevert, se negó en rotundo a devolverme y Carel me terminó amenazando al final con mantenerme sedada si no me comportaba, por eso también estaba molesta con él.
- Gem.- Aiden negó.- No puedes volver.- Me crucé de brazos después de golpear su agarre sobre mi y me negué a verlo. Lo escuché suspirar.- Enojarte conmigo y con el mundo no va a cambiar nada. - No respondí, obstinada a seguir molesta hasta conmigo misma.- Tu cuerpo todavía está muy débil, pasar tiempo fuera y recibir el sol te va a ayudar.- Me pasó mi espirómetro.- Sigue haciendo los ejercicios pulmonares. Carel mencionó que el tiempo que pasaste con un tubo en la tráquea te hizo más débil.- Desvió la mirada al ver un automóvil blanco acercarse.- Si te sientes cansada, dime y te llevaré de vuelta.
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La reina olvidada (Origenes parte I)
Vampire"¿Cuánto puedes esperar por amor?" "¿Hasta donde el destino se delimita por el tiempo?" Gem De Sage era una bruja que cometió el peor error de su vida a los quince años: salvó una vida. No matar a Cedrick Arscorth tuvo severas consecuencias en su de...