Capítulo 56

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12 de octubre, año 2150 - Actualidad

- ... Un poco más tarde y no habría una bruja que salvar.- Escuché una voz irritantemente conocida, aunque sonaba ahogada y había otro constante sonido en mis tímpanos, como el de un pitido fijo y molesto que me desesperaba.

- Solo cuando es importante llegas tarde Cedrick. Te había dicho claramente que antes de que la descubrieran.- Era otra voz masculina, mucho más fría y controlada.

- Suficiente odio tengo ya de ella, si la movía antes de la vida de Arthur me cortaría los testículos por la noche.

- ... De todas maneras no los necesitas.- Respondió la voz fría del principio. Escuché una risa ahogada y mi cabeza fue asimilando más sonidos, como el de un monitor.

Los párpados me pesaban, pero mi curiosidad era mayor, ¿Estaba soñando con la actualidad? Sentía la tela de alguna sábana rozar mi piel cubierta, por lo que pensé que sería una bata.

Olía a antiséptico.

Fruncí el ceño, no parecía un sueño.

- Ya está despierta.

Traté y falle de abrir mis párpados las primeras tres veces, sintiéndolos pesados hasta que finalmente encontré la fuerza de voluntad para ello y pude sufrir el dolor de cabeza repentino de la luz blanca por encima de mi cuerpo.

Giré mi cabeza viendo tres figuras y no tardé en enfocar primero el cabello pelirrojo de Malek Schevert, el hijo de Lucius, después a Carel y finalmente a Cedrick.

Traté de incorporarme, pero no pude, me sentí terrible apenas unos centímetros arriba y volví a bajar, aturdida.

- No hagas movimientos bruscos.- Carel se aproximó y puso una expresión más amable.- ¿Puedes oírme? - Traté de hablar, pero mi garganta no funcionó y sentí mucho dolor intentándolo.- Estuviste bajo soporte vital por un tiempo, Gem. Tus cuerdas vocales están algo lesionadas, por lo que no podrás hablar todavía.- Sacó un lápiz con una linterna y verificó mis pupilas.- Parece que todo va a estar bien.- Sonrió.- Bienvenida de vuelta.

Giré mi cabeza, miré a Malek y a Cedrick profundizando mi ceño.

- Hola.- Él brujo levantó su mano. Le mostré mis dientes, era todo lo que podía hacer para demostrar mi ira. Cedrick se llevó la mano al cuello.- Tuve que traerte de vuelta o morirías, no me mires así.

- A- Necesitaba hablar, debía volver. No importaba que, debía volver. Forcé mi garganta más allá de sus capacidades para poder decir lo que pensaba.- A-Art...

- ¿Arthur? - Cedrick terminó, antes de mirar a Malek brevemente y negar.- No puedes volver, no estás bien.

- Te estás lastimando, Gem.- Carel dijo con cansancio cuando volví a abrir mis labios, resecos.- Tu estado de salud era crítico y todavía lo sigue siendo. Escucha, no puedes pasar por un vínculo elemental, explotarlo, hacer un contrato de cambio y tener a un evasor sin hacer que todo tu cuerpo colapse.- Se detuvo.- pero las heridas que sufriste fueron las que casi te matan. Me he pasado los últimos meses tratando de mantenerte viva. Acabas de salir de terapia intensiva, no puedes volver al pasado.

Negué, sacudí la cabeza desesperada.

- Y-y-a q-u- re-r-cu...- Me detuve cuando sentí muchos piquetes en mi garganta. Se sentía terrible, aunque por la expresión de Malek, entendió que quería decir "Ya que me recupere", pero él negó. Comencé a llorar, suplicándole con la mirada.

- Gem, tu cuerpo no va a soportar otro viaje.- Carel dijo, tratando de suavizar el golpe.

Seguí observando con una enorme súplica al pelirrojo. Por favor, por favor, por favor, solo hasta que crezca. 

Lo pensé tan alto que seguro cada uno de los presentes lo pudo leer de mi cabeza.

- No es posible, Gem.- Malek se mostró inaccesible.-Tu vida tiene más significado si te mantienes respirando y mandarte de regreso es condenarte a la muerte.

Lo miré con resentimiento ante su fría respuesta. Él controlaba el consejo de inmortales, a cada monarca y jefe importante, era el centro de todo lo que sucedía entre razas. Me resentí contra él enormemente porque sabía que si decía que no, nadie más iría en contra de su orden.

- Alguien tiene que tomar las decisiones sensatas, Arscorth.- Él dijo, respondiendo a mis emociones en su contra, antes de marcharse y Cedrick también lo hizo, después de darme una mirada de lástima que me hizo sentir mucho, pero mucho más enojada y frustrada.

No necesitaba su lástima, necesitaba volver con Arthur.

Las lágrimas siguieron deslizándose por mis mejillas. De nuevo había abandonado a uno de mis hijos. Pensé que podía cambiar algo pero no, todo era lo que fue y yo una estúpida por tener esperanzas de hacer las cosas bien por una maldita vez en mi vida. Mis hombros se sacudieron por la pérdida de esos años, mis manos aferrándose con fuerza a las sábanas y resentida por el odio hacía mi misma y del que era merecedora.

- Llamaré a Aiden.- Carel se alejó pero se detuvo frente a la puerta.- Gem, no sigas presionándote más. No es tu culpa.

Pero no lo escuché, ni dejé de llorar incluso cuando Aiden llegó y me sostuvo la mano, tratando de consolarme, pero no era suficiente. Seguí llorando sin control, porque nunca me sentí tan inútil como en ese momento, el resentimiento era contra mí y contra el maldito destino que ni una sola vez me ayudó, como si estuviera diseñado para darme con un palo en el rostro cada vez que pensara mínimamente en la felicidad.

No me detuve hasta que mi estado de ánimo ocasionó que mi estado de salud colapsara y me drogaron para mantenerme calmada, sumiéndome en una agradable fantasía.

***

- Gem.- Mi cuerpo fue levantado de la cama y en cambio sentí la comodidad de los brazos del hombre que amaba. Restregué mi rostro contra su pecho comenzando a llorar de nuevo, inhalando su aroma con desesperación, en busca de algo de cordura, de algo que me diera  fuerza para no colapsar. Abrí mis labios, traté de decir su nombre, pero no podía. Dolía y él puso una mano en mi cuello.

- No hables.- Sugirió contra mi oído y asentí obediente con mis manos y mis piernas alrededor de él, buscando su consuelo por ser una mala madre, por no haber sido lo suficientemente fuerte.- No eres mala madre, Gem.- Negué, si, lo era, lo era.- No, bruja.- Él decía, pero mi cabeza seguía en negación. Escuché un suspiro.- Hablemos luego de esto.- Dijo antes de apretarme contra su cuerpo.- Solo permanece conmigo.- Sentí que su nariz se hundía en mi cuello y yo terminé llevando mis manos hacía su cabello. Se sentía tan bien... mi mente se fue aclarando y el sueño real comenzó a calmar mi ansiedad. Se sentía como en casa.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora