Capítulo 42

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2 de febrero, año 1504

- Me siento extraño.- Zach dijo sin encontrar una buena posición en la silla. Le golpeé el hombro.

- Deja de moverte, van a pensar que estás enfermo y no nos lo van a dar.- Le dije por lo bajo, fulminándolo con la mirada.

Zachary puso los ojos en blanco.

- No seas absurda.- Dijo ganándose otro golpe de mi parte.

Estaba hecha un manojo de nervios. Después de entrenar, recuperarme y reunir el suficiente dinero finalmente podía sacar a Livius del orfanato pero al intentarlo solo se me denegó y después de convencer a Zach le hice firmar un certificado de matrimonio y acompañarme para recogerlo.

Sabía que si hubiera sido una vampiresa me lo habrían entregado de inmediato pero la cuestión racial nos hizo ser examinados a mayor profundidad y ahora, ya que habían aceptado nos permitirían ver a los niños disponibles.

Tamborileé mis dedos, impaciente en la silla de madera en la oficina desgastada con las paredes apenas cubiertas y un escritorio con numerosas astillas hasta que finalmente escuché numerosos pasos y vi una procesión de niños arreglados con lo mejor que tenían, la mirada baja y actitud tímida pero no podía ver a Livius por ningún lado.

La directora del orfanato los señaló.

- Estos son los niños disponibles para la adopción.- dijo con una sonrisa complacida al ver que ya habíamos puesto el dinero sobre la mesa: su mayor condición para permitirnos adoptar.

Me puse de pie y los miré más de cerca, pero comencé a preocuparme cuando no vi al mío. Levanté la barbilla de al menos dos antes de hablar.

- ¿Son todos los niños? - La miré.- Me gustan mucho los ojos violeta, ¿No tiene uno así?

- Tenemos uno pero es alimento para el resto.- Dijo ella con actitud despreocupada.- es humano.

- Me gustan los humanos.- sonreí hacía ella.- ¿Puedo verlo?

La directora de la academia se encogió de hombros y mandó llamar a uno de sus ayudantes para que me trajera al niño humano.

Zachary me observó con curiosidad, pero permaneció sentado sin decir nada hasta que un hombre arrastró por la fuerza a un pequeño de cabello negro y lacio. Él no tenía energía y solo dejaba que lo arrastrarán hasta que lo dejaron frente a mí. Mis manos temblaron y me arrodillé para quitar los mechones de cabello que cubrían su rostro.

Perdí el aliento al ver su cuello lleno de marcas de mordidas y su rostro golpeado. Quería llorar al verlo, pero me tragué el resentimiento y levanté la mirada.

- Quiero éste. - Dije sin vacilación y la mujer solo chasqueó la lengua.

- Como sea, ya no servía para mucho. - Dijo haciendo que el resto de niños se marcharan. Zachary fue el que tomó a Livius después de firmar los papeles de adopción y yo me quedé con una copia antes de seguirlo hacia la salida.

Todo pareció muy sencillo pero mi corazón no dejaba de latir con miedo anticipado hasta que regresamos a casa y finalmente pude sostener a mi pequeño e inhalar su aroma. Respiré profundo varias veces con él dormido por la debilidad y finalmente pude llorar libremente después de bañarlo y acostarlo en la cama que había preparado para él.

Zachary me esperaba en la cocina con una taza de té y sabía por su mirada que me esperaban muchas preguntas y está vez no podría librarme de ellas.

Me limpié las mejillas y sostuve la taza entre mis manos.

- Bien, dijiste que era tuyo pero es humano.- Él dijo.- Quiero escuchar esa historia.

Me mordí el labio. Si quería su ayuda, necesitaría decirle la verdad y Zach en estos años había demostrado ser lo suficientemente abierto a cualquier posibilidad. Me había protegido y enseñado a sobrevivir así que la lealtad que comencé a tenerle decidí compensarla con sinceridad.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora