Capítulo 22

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Desperté sintiéndome aturdida. Había movimiento debajo de mi.

Abrí los ojos con dolor de pestañas incluso y mi boca estaba seca pero el resto de mi cuerpo mojado. Me dolía la garganta de tanto haber gritado y mis pulmones parecían estar a punto de colapsar. Traté de levantar mi cabeza para ver a mi alrededor pero no podía hacerlo. No tenía fuerza.

¿Estaba muerta? ¿Era el más allá?

No creía que el más allá oliera a suciedad y estiércol. Arrugué la nariz cuando los olores se hicieron presentes en mis sentidos y justo después escuché voces cuando el movimiento cesó.

- ¿Ya comenzó? - Preguntó una mujer detrás de mí.- Tengo una última mercancía, es una bruja viva.

- Te doy dos monedas por ella.- Dijo una voz masculina.

- Cuatro.- Regateó la mujer.

- Tres, tómalo o déjalo.- Hablé en voz alta, mi voz ronca por el esfuerzo. Levanté la cabeza con dolor para ver a un vampiro de ropas extrañas mirarme con sorpresa. Al diablo, estaba presenciando en un sueño antes de mi muerte que me vendían. No es como si me importara. Dejé caer la cabeza después de intentar incorporarme una última vez, sin motivación para nada más.

- ¡Hecho! - Dijo la mujer entusiasmada. Escuché la risa del hombre antes del intercambio de dinero. Una puerta chirrió y fui jalada sin amabilidad hacía fuera y cargada como un costal dentro de un lugar que olía a almizcle, hierbas para vampiros y alcohol.

Miré el suelo que necesitaba una limpieza urgente con el abdomen clavado en el hombro de ese vampiro que necesitaba un baño urgente. Me llevó hacía un lugar escaleras abajo y luego giró dos veces a la derecha antes de soltarme con brusquedad en un sillón que crujió peligrosamente ante mi peso.

Escuché otra voz femenina.

- ¿Y ella? - Preguntó.

- Una bruja.- Dijo el hombre.- Alguno de los raros estará dispuesto a pagar lo que vale.

- Huele a quemado y está hecha un desastre.- La mujer levantó mi cabello mirando mi rostro.- Al menos tiene buena cara, pero no tendremos tiempo para prepararla. La subasta está por acabar y su manera de respirar me dice que no le queda mucho tiempo viva. Será una pérdida si nos la quedamos.- Ella chasqueó su lengua.- Ve, sácala así y veremos que sale.

- Entendido, madam.- Dijo el hombre antes de volverme a tomar y cargar como un objeto.

Era un sueño muy extraño antes de morir.

Vi de nuevo el suelo y esta vez tuve la suerte de ver una rata correr de un extremo a otro para esconderse con un pedazo de pan. Sonreí por la rareza de lo que me estaba sucediendo y luego me mantuve atenta al ser colocada en una especie de escenario lleno de velas. El hombre me dejó ahí y solo podía girar la mirada hacía un lugar lleno de rostros detrás de máscaras diversas y su ropa aunque antigua parecía ser de buena calidad.

Blanco y negro, negro y blanco, dorado y rojo, rosa y amarillo, ojos oscuros y claros, había tantos que me entretuve por un tiempo girando la cabeza hacía todos ellos antes de escuchar la misma voz de la mujer que había dicho me sacaran aquí comenzar a hablar.

- Tenemos a una bruja de edad desconocida, se ve sucia pero con una limpieza puede ser usada de la manera en que quieran.- Escuché risas ante el último comentario y fruncí el ceño.

- Tres monedas.- Una voz masculina sonó al fondo.

- Diez monedas.- La voz de una mujer se hizo presente y miré una mascara de color blanco con rojo elevarse sobre el resto. La dueña de la voz se acercó con descaro hacía donde yo estaba y se subió a la tarima. Ella llevaba un vestido rojo tinto con escote pronunciado, un collar que acariciaba el canal entre sus senos de lágrima de rubí, el cabello negro y ondulado en bucles. Ella me miró desde arriba con unos intensos ojos color rojos y sonrió con malicia antes de girarse.- Llevo toda la maldita noche esperando una bruja, háganse un favor y no me provoquen más.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora