Capítulo 9

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31 de diciembre, año 2029

El año nuevo se festejaba anualmente en uno de los territorios monárquicos de una raza y este año se decidió que sería en el territorio de los vampiros. Además, también se celebraba el cumpleaños número 529 del rey de los vampiros, Lucius Maxwell. Hablando de su segunda vida, porque juntando edades con su primera ya tenía los 994 años pero al verlo por su genética inmortal de vampiro no se le veía realmente, sino la edad en que dejó de envejecer.

Se había hecho un banquete con sumo cuidado a los detalles y estaba espléndido todo, ya que se había invitado a los nobles más prominentes de cada una de las razas y era muy importante que ninguna se sintiera ofendida porque cada quién tenía sus costumbres y los roces algunas veces eran inevitables.

Cualquier movimiento era observado y más que una reunión para "festejar" era una sala a gran escala de política entre razas. Era el momento perfecto para crear más conexiones y poder más allá de los buenos deseos y todos aquí menos los niños lo sabían.

Erica estaba refundida en la mesa de postres y su hermana la miraba con superioridad silenciosa mientras esta se llenaba de chocolate el vestido azul oscuro mientras que la otra llevaba uno azul cielo. Lucinda se alisó la falda del vestido con un gesto tranquilo y le decía algo a su hermana, seguramente pidiéndole que se comportara pero esta negó y siguió comiendo.

Ambas hermanas eran como el agua y el aceite.

Lucinda era elogiada por ser elegante, cumplir con las reglas y la etiqueta estricta de una princesa, sus palabras eran claras y no levantaba la voz ni se le reprochaba nada, era también sincera y justa. La mayoría aplaudía su comportamiento y los nobles elogiaban a la reina por ella, pero lo que no veían era lo mucho que parecía estar esforzándose la pequeña de diez años para cumplir con las expectativas de todos tratando de imitar a su madre y comportándose como una adulta encerrada en el cuerpo de una niña.

Erica por otro lado tenía un comportamiento rebelde y descontrolado, era fuertemente criticada por no poder asumir un comportamiento adecuado y parecía tener algún tipo de conflicto con la reina, ya que siempre elegía estar cerca de su padre pero se iba cuando ella se acercaba, evitándola.

Era la misma actitud que yo solía tomar con mi madre cerca pero dudaba mucho que la reina fuera como mi madre, sabía también que ella no era mala con su hija, solo parecía ser más estricta con su gemela mayor.

El entrenamiento para heredar el trono ya había empezado y Erica decidió competir por el trono junto con los demás hijos de nobles, ella quería convertirse en reina reinante y aunque era la primogénita Lucius había decidido que habría una competencia por la corona ya que no le permitieron cancelar el entrenamiento de los herederos que consistía en múltiples torturas tanto físicas como psicológicas hasta quebrar al futuro rey, pruebas hechas por los anteriores reyes que sobrepasaban la lógica de lo moral. Lucius no quería eso para sus hijas y para demostrar un punto a los otros vampiros hizo que los demás hijos de los nobles también recibieran el "entrenamiento" y el que ganara sería el nuevo rey.

Erica se metió de lleno y parecía estar aguantando muy bien hasta el momento, pero era todavía un nivel muy básico de entrenamiento con espada y acondicionamiento físico, todo se iría poniendo peor conforme el tiempo pasara.

Yo entrenaba en secreto a Cedrick Arscorth en su magia para que aumentara sus posibilidades de sobrevivir, ya que al ser hijo único de Maxell Arscoth no le quedó más que entrar. El nombre del niño me seguía sonando familiar pero todavía no podía recordar exactamente de donde.

Le di otro trago a mi bebida espumosa con sabor cítrico antes de caminar unos pocos pasos más hacía el costado del salón, viendo a Luca hacer nuevas conexiones con los hijos de algunas brujas de aquelarres más alejados del nuestro.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora