Capítulo 65

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2 de febrero, año 2151 - Actualidad

Curiosamente Valyria estuvo lo suficientemente sorprendida por lo que estaba sucediendo que no habló en la primera media hora de camino. Dasha observaba la ventana con aire pensativo y los brazos cruzados, podría parecer que no le afectaba nada, pero su pie de pronto se movía inquieto de arriba hacía abajo antes de que ella misma reprimiera el impulso.

El paisaje era bonito a través de los cristales oscuros, pero no podía evitar preguntarme porque estábamos aquí y Dasha Petrov tampoco parecía muy hecha a la idea de comunicarlo.

De pronto a Valyria, quien había decidido sentarse en el asiento del copiloto le dio por salir de su estado de buen comportamiento para volver a ser ella.

Señaló un tatuaje que él tenía detrás de su oreja derecha, era un carácter japonés en tinta negra.

- ¿Qué significa ese tatuaje, su gracia? - Preguntó.

- Es un número.- Respondió el duque Tsuki.- veintiséis.

- ¿Y qué significa? - Valyria lo miró con cada vez mayor curiosidad y pude ver a Dasha sonreír de lado sin girar su atención del exterior.

- Es el número que se me designó al nacer. Mis hermanos tenían los anteriores.- Él respondió.

- ¿Veintiséis hijos? Es una locura.- Ella murmuró en voz alta y observé las facciones del duque, pero él no respondió ni reaccionó. Parecía una piedra total, pero algo me decía que era un mal presagio que el hijo número veintiséis fuera el heredero y duque actual.

¿Dónde estarían los demás si no bajo tierra? Apreté mis manos juntas sintiendo que la familia Tsuki probablemente era más peligrosa de lo que había considerado en un principio.

- ¿Cómo ha continuado la salud de tu madre? - Dasha preguntó de pronto y el duque respondió con un tono diferente de voz hacía ella, más suave.

- Se ha recuperado bien.- Él sonrió de lado muy escasamente.- Está entusiasmada porque aceptaran su invitación.

- Es siempre un placer, ya que es una lástima no haber podido asistir en año nuevo.- Respondió Dasha y de nuevo nos sumimos en un silencio, pero parecía que al duque le había puesto de muy buen humor que la rubia se dirigiera a él, así que el ambiente ya no se sentía tan tenso.

No tardamos en llegar a la fachada rodeada de muros altos de una residencia, cubierta en los alrededores de árboles de cerezo con una arquitectura típica del territorio, considerada como hishashi con techos que se proyectaban más allá del lado de la enorme edificación que a simple vista era una mansión principal, pero al entrar, estaba dividida por secciones cubiertas de hermosos patios, cada uno con una temática diferente en cuanto a las flores que los componían.

El suelo de madera era precioso y las piedras que conformaban las diversas fuentes del lugar que parecían dirigirse a un solo lugar con bonitos peces koi nadando entre las aguas cristalinas, me tenían cautivada. En definitiva, había demasiada belleza dentro de estás paredes.

Una ráfaga de viento pasó y varios pétalos cayeron de los árboles hasta terminar aterrizando en el cabello negro del duque, pero este o no se dio cuenta o los dejó pasar.

Conforme más lo veía, no podía dejar de sentirme intrigada por él, era en verdad joven, pero caminaba con la mirada al frente, la espalda recta y sus movimientos estaban en completa armonía con él mismo, a pesar de su seriedad. Era, en esencia, todo lo que un duque debería de ser y solo su rostro advertía su edad.

"¿Sabías que él nombre Taiki significa gran esperanza?" La voz de Dasha penetró en mi cabeza. Ella se colocó a mi lado, dándome un vistazo breve antes de seguir detrás del joven duque. "Su madre se lo puso porque era su última esperanza en la vida".

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora