Capítulo 52

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17 de enero, año 1522

Braxton todavía seguía molesto porque casi moría, de nuevo.

Ya no era una vampiresa, por lo que muchas cosas que afectaban a los humanos eran un problema para mí. La condiciones en las que tuve a Arthur no fueron idóneas, la placenta se quedó dentro de mí hasta que llegó la partera y terminé desarrollando una infección que me hizo tener alucinaciones realmente fuertes. Braxton se hizo cargo de mi fiebre por todo ese tiempo y no se movió, demasiado nervioso porque pasara a mejor vida frente a sus ojos.

Cuando finalmente desperté, después de que mi sistema inmune lo resolviera, se me ocurrió hacerle una broma al vampiro.

"¿Para cuándo el cuarto?" Era una burla, pero el vampiro se enojó muchísimo.

Miré con diversión a Braxton porque de alguna manera había conseguido el método anticonceptivo que las hadas tenían exclusivamente para varones y se lo tomaba a diario, incluso aunque estaba respetando que mi cuerpo todavía no se recuperaba del parto.

Él no me había dicho que era, pero era imposible no reconocerlo si era el que tomaba Aiden Eckhart. Había un efecto por el que muchos hombres preferían que fueran sus parejas las que se medicaran y era que había una probabilidad de que se volviera estéril... para Braxton esa noticia era como música para sus oídos. Probablemente por ello era tan constante.

Seguí alimentando a Arthur con leche materna y no pude evitar seguir echándole leña al fuego.

- Arthur, ¿Le dices tú o le digo yo que se lo debió de tomar antes de embarazarme? - Miré al pequeño con su mata de cabello delgado mirarme con sus grandes ojos, pero también sentí la pesada vista de Braxton sobre mí. Reprimí la risa antes de levantar la mirada.- ¿Sucede algo? - Pregunté haciéndome la inocente.

- ¿No lo has sostenido ya todo el día? - Preguntó.

- Es un bebé, requiere mucha atención.- Murmuré poniéndome de pie cuando Arthur me soltó, me cubrí y se lo extendí al vampiro.- Tómalo.

Braxton negó.

- No sé cómo.- Dijo. Me dio tristeza, porque eso significaba que no había sostenido a Lucius, pero esta vez debía de ser más consciente de que era su sangre también.

- Acomoda tu brazo así.- Lo ayudé a acomodar uno solo porque Arthur era pequeño y Braxton mucho más ancho, podía hacerlo con uno brazo. Le acomodé al pequeño mestizo y le dije que tuviera especial cuidado con la cabeza. El pequeño pareció encontrarlo cómodo y le sonrió con total confianza.

- Es horrible.- El vampiro dijo y yo le di un golpe en la cabeza.

- Son tus genes y los míos.- Le dije sentándome en sus muslos, apoyándome del otro lado. Braxton me rodeó la cintura con su otro brazo y me recosté contra él.- Quiero pensar que no tienes que irte, ni tomar la corona o cazar y que te quedes conmigo.

- Pienso hacerlo, cuando Lucius tomé la corona.- Braxton respondió.- Pero no se la daré sin las herramientas para tomarlo todo y no cuando la situación con los humanos sea insostenible. Colonización, independencia y guerras humanas, me haré cargo de todo.

- Gracias.- Susurré contra él.

Braxton no respondió, pero en cambio sentí que bajaba mi blusa y rodeaba uno de mis pechos. Cerré los ojos, sintiendo la sensibilidad de mi pecho llevarme al placer de su toque, él vampiro lo amasó con movimientos suaves, provocándome. Sentí que se me escapaba algo de leche y mojaba la mano del vampiro. Sostuve su muñeca avergonzada.

- Deja consigo una toalla.- Le dije pero él negó antes de llevar el líquido hacía sus labios y probarlo con total descaro. Sentí las mejillas calientes antes de que él condujera mi barbilla hacía su dirección para besarme. Me sujeté de él y suspiré de gusto antes de escuchar un berrido.

Me separé del vampiro y tomé a nuestro hijo para calmarlo. Me reí al verlo fulminar al pequeño con la mirada.

- Eres demasiado celoso y posesivo.- La risa inicial que estaba teniendo se convirtió en un corto grito de sorpresa cuando sentí sus colmillos hundirse en mi cuello. El dolor fue momentáneo y la cabeza se me fundió por su culpa, al final, ya no pude seguir burlándome de él.

***

Me estaban siguiendo.

Obligé a mis pies a empujarse más allá de cualquier límite y respiré agitada, aferrándome a la única arma que me quedaba: mi daga.

Sabía que era rápida y ágil para deslizarme entre los árboles y hacer más difícil que los lobos que me perseguían me mataran, pero aún así sabía incluso sin ver atrás que no me quedaba mucho tiempo de vida.

No podía llorar pero sabía que apestaba a miedo. No quería morir, no quería morir, no quería morir... Correr, debía correr por mi vida porque nadie más me salvaría. Así era la guerra, esa era mi realidad. No me quedaban más opciones.

Grité cuando el hocico de uno de los lobos me alcanzó, cerrándose en mi pierna y desgarrando la carne, el segundo me mordió el brazo. Inicié un ataque con magia matando al que iba por mi cabeza, pero enseguida otro tomó su lugar desgarrando mi hombro y sacudiéndome como si fuera una muñeca de trapo, traté de lanzar golpes con mi daga pero el dolor era demasiado, lloré desesperada porque me estaban desgarrando viva y en algún momento perdí el conocimiento cuando las garras de uno de los lobos comenzó a escarbar en mi estómago con la premisa de desgarrarme las entrañas...

***

Desperté con violencia, transpirando y respirando como si hubiera estado corriendo por mucho tiempo. Temblé y me aferré a mi cuerpo por el sueño que en realidad era un recuerdo de la guerra, del último día de ella.

Ahogué un sollozo y me quise poner de pie para aislarme en busca de algo de claridad en el aire fresco, pero sentí que era aprisionada por los brazos de Braxton. Puso más presión sobre mi cuerpo para acorralarme contra el suyo.

- ¿Lo viste? - Pregunté. Era un vampiro y si mis barreras se habían tambaleado por el peso de la pesadilla, muy seguramente lo había proyectado de manera inconsciente hacía él.

- ¿Era un recuerdo de la guerra? - Preguntó. Asentí limpiando mis lágrimas y él hizo otras dos preguntas.- ¿En qué punto y qué sucedió después?

- Fue el primero de diciembre...El día en que la guerra terminó.- Divagué.- Desde que la pelea comenzó, fue brutal y rápidamente comenzaron las bajas en ambos lados, peleé por un par de horas antes de que todo se volviera demasiado sangriento y horrible. Aún así, traté de sobrevivir pero cuando fui rodeada por un grupo de lobos, pensé que moriría y no sé porque no lo hice en realidad.- Me encogí de hombros.- Recuerdo despertar casi cuando toda la batalla ya había terminado y mi cuerpo no tenía ni un solo rastro de heridas, pero estaba rodeada de cuerpos. A veces pienso que fue alguna bruja de mi aquelarre que murió después de salvarme y por eso nunca me enteré, pero lo agradezco.- Braxton me giró hacía él y me besó, correspondí siendo una masa blanda entre sus brazos antes de alejarme, pensando en una cosa más de ese día. Algo que necesitaba evitar.- Braxton, sobre Livius muriendo en la guerra, ¿Crees que puedes hacer algo al respecto si yo no estoy? - Todavía tenía la esperanza de que el destino pudiera cambiar.

- Puedo intentarlo.- Murmuró después de una pausa.

- Por favor...- Me aferré a él.- ¿Puedes prometerlo?

- Mi prioridad eres tú.- Braxton respondió.- Si no se mete en contra de ello, entonces lo prometo.

Hice un puchero, pero Braxton no cedió y solo rogué porque el destino me ayudara, aunque fuera solo un poco para evitar perderlo. Si podía quedarme, yo me aseguraría de su vida. Aunque tuviera que dar la mía.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora