Capítulo 53

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31 de diciembre, año 1522

Arthur era un evasor.

De eso me di cuenta casi al instante, pero ahora que trataba de producir mi energía y era repelida de inmediato con él entre mis brazos, me hacía una idea del nivel que tenía y aún quería saber más.

Lo intenté con un poco más de fuerza, asegurándome de no hacerle daño para rodearlo con mi energía, pareció estabilizarse por un instante antes de explotar en todas direcciones, golpeándome con cierta violencia.

Hice una mueca por el dolor repentino que me ocasionó al volver, decidí dejar las pruebas de su habilidad de lado, pero aún así me sentí peor solo unos instantes después. Mi cuerpo tembló y sentí una descarga en el corazón, apreté mis labios soportando la opresión en el pecho por la repentina energía en exceso.

Parecía que tenía la habilidad de devolver la magia de una manera que resultara en un ataque...

Volví a la realidad al ver a Arthur extender sus manos hacía mi pecho y mirarme con ojos suplicantes. Sonreí y me descubrí, acomodándolo entre mis brazos para tomar mi pecho que ya estaba secretando algunas gotas de leche, lo acomodé en su boca y él se pegó de inmediato, succionando con fuerza. Estreché mis ojos por un momento ante el dolor, pero terminé por acostumbrarme a la sensación. Acuné más cerca a Arthur y comencé a tararear una canción de cuna, observando su pequeño e indefenso rostro.

Esta vez me haría cargo absoluta y completamente de él, nadie podría quitármelo ni lastimarlo si ni siquiera Sheila o Eileén sabrían de su existencia.

Un evasor era lo mejor que podía pasar en una familia de brujas o brujos, aunque no tuvieran energía propia... un brujo con la capacidad de repeler cualquier ataque y en cambio usarlo a su favor, era lo que más ganaba respeto en un aquelarre.

Mi bis abuela por eso eligió un evasor como compañero, además de su capacidad en batalla y que era un Crusoe... Se decía que era porque un evasor no robaba energía si se acostaba con una bruja, pero por lo mismo de la rareza de su existencia entre las brujas, no se sabía si era real o solo un rumor. ¿Tal vez sería prudente estudiarlo después con los Crusoe? Eran la única familia que tenía si no uno o dos evasores por generación, probablemente por esa misma genética Arthur había terminado heredando las habilidades. Aunque los Crusoe siempre guardaban muy férreamente sus secretos familiares y no mencionaban nada sobre ellos.

Arthur se quedó dormido después de que le diera palmaditas en la espalda para sacar el aire que había tomado mientras se alimentaba. Me puse de pie y aumenté el fuego de la chimenea antes de colocar la tetera cerca a él, pensé en tomar una siesta después del té cuando escuché la puerta.

Braxton no tocaba.

Elevé mi voz.

- Entra Zach.- Dije antes de escucharla abrirse y ver al cambiante pasar con el cabello corto peinado hacía atrás logrando causar un efecto de mayor severidad en sus atractivas facciones y sus ojos grises. Vestía como un cazador, pero dejó sus armas en la puerta y se sacudió antes de pasar.

- Definitivamente te queda la maternidad.- Murmuró sentándose a un lado de la fuente de calor que crepitaba, provocando sonidos bajos. Sonreí avergonzada.

- No te burles de mí.- Me senté de nuevo, después de asegurarme del acomodo de todo lo que necesitaría para preparar el té.

- No es una burla.- Él respondió.- Eras muy buena como cazadora, pero en verdad pareces hallarte más como madre.

- En verdad...- Mi dedo jugueteó con las pequeñas manos de Arthur.- Es lo que quería.- Desde niña deseaba amor, desesperadamente. Quería ser todo lo que mi madre no había sido conmigo, quería ser amada y protegida casi tanto como mi propio instinto de hacerlo por mi hermano, lo único que me importó por gran parte de mi vida.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora