Capítulo 23

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12 de febrero, año 1499

- Cuéntame algo de tu vida.- Sandrine decía con la mirada en frente hacía el camino establecido por los caballos que solían transitar a menudo por este lugar. Sus manos estaban en las riendas con guantes de cuero negro y cubría su rostro del sol con un enorme sombrero.

Me parecía curioso el tipo de vestimenta, era el sigo xv todavía y aún así parecían estar unos siglos más adelante que los humanos. Al menos en el detallado de las telas y la moda de la vampiresa. No tardé en sumar dos y dos y comprender que seguramente se habían quedado en el avance de las hadas en el tiempo de Maxwell. Los humanos deberían de estar en otro momento de su propio desarrollo, aunque según la historia no terminaría en detonar con la colonización de los europeos.

Para eso faltaba al menos un siglo y menos años para que comenzaran por lo que ahora era México con los españoles.

Ahora que lo pensaba, toda esa situación quedó bajo el reinado de Braxton. ¿En qué año había ascendido al trono? ¿Seguía Aaron Arscorth cómo rey?

Recibí un golpe con la fusta del caballo en la nuca. Ahogué una protesta grosera mordiéndome la lengua pero sí alcancé a levantar la cabeza hacía la vampiresa con molestia. Ella volvió a golpearme en el cuello.

- No me mires así, me dan ganas de dejarte seca y tirada en una vereda.- ella dijo dirigiendo más suavemente con un tercer golpe mi cabeza de nuevo hacía el suelo frente a mí para seguir viendo la tierra que pisaba, caminando a su lado.- Te he preguntado de tu vida, esclava.

- ¿Qué desea saber...- un cuarto golpe.- ... Ama?

La risa baja de Sandrine Moonwhite me puso de nervios, pero seguí caminando.

- ¿Por qué estabas vestida de novia cuando te vendieron? - Cuestionó.

- Porque estaba a punto de casarme.- Murmuré.

- ¿Y tú prometido te vendió por no ser virgen? - Se rió cuando me volví a girar hacía ella.- Perdona, pero tú olor lo dice todo.

- No.- Negué.- Mi prometido me debe de estar buscando.

Amón podía hacerlo, después de todo era el primero en romper la barrera del tiempo y espacio con su magia. Él me buscaría y me encontraría, estaba segura de ello.

El cuero de la fusta del caballo me acarició la mejilla.

- Es muy tierno que tengas todavía esperanza en el género masculino.- Ella dijo. - ¿Crees que te van a rescatar, niña?

- No tengo esperanza en el género masculino, solo en Amón.- Respondí mirando mis pies con cada paso que daba.- Es el único al que le confiaría mi protección.- Al único al que parecía importarle.

- Sin embargo, estás aquí.- Sandrine dijo.- Y no veo a ningún príncipe azul que venga a rescatarte.

Guardé silencio, porque en ese aspecto tenía razón y no podía discutir algo que no tenía sentido porque al final era mi realidad. Fui vendida y estaba en calidad de esclava caminando al lado de la vampiresa.

- ¿Cómo perdiste la virginidad? - Ella preguntó después.

- Estuve casada.- Respondí con sequedad.

- ¿Es el brujo con el que tienes ese vínculo en tu muñeca? - Ella inquirió.- Escuché que los brujos masculinos pueden robar la energía de sus contrapartes femeninas por medio del sexo.

- Si, pero la marca no es de mi ex esposo.- Murmuré, ya no.

- ¿Es de tu prometido? - Ella siguió presionando por más información, esta vez mentí porque explicarlo era sumamente complejo y a ella no le tenía porque interesar. Asentí y ella permaneció en silencio por unos segundos. El único sonido que figuraba entre ambas eran mi andar, el de el caballo y las hojas del viento que se mecían ocasionalmente hasta que ella abrió sus labios de nuevo.- No me acostaré con nadie con tu cuerpo.- Determinó.- Es lo que puedo ofrecerte.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora