Capítulo 15

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9 de marzo del año 2150 -Actualidad

Después de la llamada que le hice a Amón solicitó vernos esa misma noche para dialogar, se notaba sorprendido y muy seguramente quería asegurarse de mi estado mental para acceder de esa manera a su propuesta y estuve de acuerdo pero bajo mis términos.

Elegí un restaurante en el último piso de un enorme hotel perteneciente a los Markovic para inmortales que se podían permitir pagar los más exorbitantes precios solo por estar sentados en este lugar y se podía encontrar absolutamente lo que se le antojara al comensal, no importaba qué idea tan excéntrica fuera, si podía pagarlo se le daba.

Esa era la naturaleza de Aryan Markovic.

Llegué una hora antes para disfrutar de un momento de soledad y solicité un lugar aislado en una esquina. Saqué un cigarro y lo encendí esperando calmar mi ansiedad, inhalé y exhalé varias veces antes de disminuir el ritmo y tranquilizarme. En algún punto de mi vida asociaba los vicios con la debilidad y ahora era presa de ellos, era una ironía.

Recordé a la ex reina de los vampiros a quién había visto en algunas ocasiones aislarse para fumar y justo ahora lo entendí mejor que nunca. La sensación de estrés disminuía bastante pero aún no era lo suficiente, mi mente no terminaba de apagarse y los recuerdos de la guerra, de mi tiempo como reina, mi muerte, la de mi hermano y mi regreso no dejaban de molestarme. Peleé, peleé y peleé por tanto tiempo forzándome a avanzar porque no había más opciones y en este punto de mi vida ya no quería pelear. Quería ser protegida, quería tener algo que solo fuera mío, quería ser amada aunque me sintiera incapaz de hacerlo, sabía que era egoísta pero ya no podía levantar la cabeza.

Mi único camino era Amón.

- Te ves hermosa.

Levanté la cabeza y me encontré con los ojos verdes del brujo, quien estaba en mi línea de visión con un pantalón formal de color negro con una camisa blanca arremangada con sujetadores de mangas que parecían de cuero y su cabello negro tenía un aire de cierta informalidad. Amón siempre se veía mucho más juvenil de lo que su estatus de Dios de los brujos y el tiempo sugería, también era mucho más cálido y expresivo que cierto vampiro. Eso era lo que debería de gustarme, pero... Sonreí. Era lo que me gustaría a partir de este momento.

- Llegas temprano.- Miré mi reloj de reojo indicándole que se sentara. Seguía faltando cerca de la hora para el tiempo acordado.

- ¿Cómo podría llamarme Dios del tiempo si no puedo adaptarme a él? - Preguntó con una sonrisa de ironía antes de tomar asiento.- Debo decir que existen pocas cosas en el mundo que me sorprendan. Sin embargo, lograste hacerlo con una frase y una llamada, Gem.

- Supongo que sí.- Tomé entre mis manos la taza de café y le di vueltas con aire distraído mientras él ordenaba vino. Respiré profundo antes de comenzar a hablar.- No te voy a mentir y te diré que repentinamente descubrí amor por ti. Soy una mujer rota, Amón y en realidad me estoy rindiendo de pelear. - Él me miraba con atención y seriedad pero sabía que era una buena persona y no merecía que jugara con él, tampoco planeaba hacerlo; así que, terminé de sincerarme.- No tengo mucho que aportar y temo convertirme en una carga pero lo voy a intentar, prometo que lo daré todo para que nuestro matrimonio funcione y para ser una buena madre cuando el momento llegue. Si es que sigue en pie tu petición, he decidido tomarla.

- Cuidaré de ti, Gem.- Amón dijo después de un corto silencio.- No tienes que seguir peleando si no lo deseas y si después recuperas tu fuerza, voy a apoyarte.- Se inclinó y tomó mi mano.- Estarás a salvo.

Parpadeé rápidamente para evitar que las lágrimas se derramaran y traté de sonreír pero no pude. Mis labios temblaron y los apreté con fuerza pero no retiré la mirada, ni mi mano.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora