Capítulo 11

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6 de diciembre del año 2149 - Actualidad

Desperté con el leve olor a sándalo en mi nariz, pero no sentía la frialdad del vampiro cerca, más bien su mirada y aunque una parte de mi quería pretender que seguía dormida para evitar lo que se veía, decidí enfrentarlo.

Me había dejado llevar por el odio y no supe controlar ni mis emociones ni mis acciones. Me incorporé negándome a mirarlo, aunque lo alcancé a ver por el rabillo del ojo.

- No lo digas.- Lleve mis manos hacía mi rostro.- Sé que estuvo mal.

- Y aún lo hiciste.- Su voz respondió de vuelta.

- Cayden Eckhart es un maldito bastardo.- Me puse a la defensiva, tratando de justificarme.- Aiden fue despreciado toda su infancia por él y le dio a Cedrick ese jodido afrodisiaco.- Giré mi cabeza hacía Braxton con el coraje como medio para enfrentarlo.- No me digas que no tengo derecho a despreciar su existencia desde lo más profundo.

- Lo tienes.- El vampiro dijo.- Sin embargo, no bajo mis instalaciones, no metiéndote en mi trabajo y definitivamente no utilizando información que no debías de usar a tu favor para arruinar todo lo que había logrado hasta el momento.- Su voz sonaba irritada conforme se ponía de pie y se acercaba.- Firmé un contrato y odio romper mis promesas, Gem.

No dejé que me intimidaran sus ojos, pero aún estaba avergonzada por qué tenía razón y no sabía qué más decir que no fuera un movimiento estúpidamente desesperado.

Aceptar la derrota era una opción y no me quedaba más que aceptarla. Si era así, ¿Por qué hice exactamente lo contrario?

Me puse de pie y tomé mis zapatos.

- Hablemos cuando tengas algo interesante que decir, Braxton Arscorth.- Dije con ira reprimida en dirección a la puerta. Mis pies captaron a través de los calcetines el frío del suelo pero eso no me distrajo lo suficiente para disminuir la velocidad y ponerme los zapatos.

- Gem, detente.- Braxton ordenó con tranquilidad, con esa maldita voz de terapeuta tratando con un paciente pesado y eso me hizo sentir más frustrada.

- ¡No! - Me di la vuelta.- No me pienso detener, vampiro. ¿Quién eres tú para ordenarme algo? No entiendes nada.- Me reí.- En cambio, ¿No estarías de su lado? Hiciste lo mismo con tu esposa que él no, ¿No? Asesinando a Sheila, para ti no es complicado ponerte de lado de un monstruo porque eres uno.

- Si estás molesta porque no justifico lo que hiciste con el pasado entre ustedes dos es que no terminas de entender que mi trabajo, Gem.- Braxton se acercó a mí con lentitud, paso por paso hasta encararme. Levanté mi cabeza hacía él antes de que terminara lo que estaba diciendo.- No es mi responsabilidad como psiquiatra empatizar con el dolor ajeno, ni siquiera el tuyo.

Retrocedí como si me hubiera golpeado y desvié la mirada al sentir las lágrimas acumularse en mis ojos. Devolví mi atención cuando él tomó mi mano y puso las llaves de mi automóvil sobre mi palma, se sintieron tan frías como lo era él en este momento. Me sentí todavía más herida y resentida con el vampiro por la crueldad de sus palabras. Lo acusé de ser un asesino de su esposa y no tuve ninguna reacción en absoluto. Quería llorar casi como reír, en verdad el vampiro era impenetrable.

En ese momento comencé a darme cuenta de lo dependiente que había sido de él y por lo mismo que me diera la espalda ahora me hacía sentir terriblemente mal.  Había dado por hecho que estaría siempre de mi lado, pero no era así. Braxton Arscorth siempre estaba de su propio lado. 

Sentí todavía más ira y terminé derramando parte de mis pensamientos.

- Al final, no escuchas realmente lo que digo, ¿No te importa? - Lo miré a los ojos deseando ver algo, lo que fuera que me hiciera sentir mejor. No como la única estúpida capaz de sentir más de lo que podía manejar.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora