Historia paralela 3: Quiero aferrarme.

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18 de abril del año 2150 -Actualidad

Dánae Schevert

Temblé al sostenerme del inodoro. Mis piernas cedieron de la poca fuerza que les quedaba y mi cabeza bajó más cuando una nueva arcada me hizo tirarlo todo sobre la taza.

No estaba vomitando el almuerzo del día de hoy sino coágulos de sangre que me advertían de que algo estaba yendo muy mal y aún así me quería aferrar.

Me llevé la mano al abdomen y esperé con miedo creciente que el dolor se detuviera y el sangrado no comenzara. Me despegué cuando ya no quedó más que arrojar y me dejé caer en el suelo del baño.

Los párpados me pesaban, así como las extremidades y quería desesperadamente dormir pero tenía responsabilidades que cumplir. Me di la vuelta tomando la poca energía que me quedaba para apoyarme en mis brazos e incorporarme, mis músculos temblaron pero aún así me puse de pie y me acerqué al lavamanos para cepillar mis dientes.

No quise ver el espejo y solo me tambaleé fuera de la habitación con paso lento. Respiré hondo al llegar a la puerta y me enderecé para eliminar de mi rostro cualquier expresión de presunta debilidad y salí donde ya me estaban esperando mis asistentes.

- Su majestad.- Se inclinaron y se volvieron a poner de pie a mi orden. Algunas veces seguía siendo curioso el hecho de ser una cambiante y tener sobre mi cabeza la corona de los vampiros.

- ¿Qué sigue en la agenda de hoy? - Cuestioné caminando directo hacía mi oficina mientras escuchaba a mi asistente principal comenzar a relatar lo que debía de atender con inmediatez y aquellos asuntos que se posponían, pero de igual manera me desocuparía tarde. Me detuve por un momento al escucharla decir que el rey había cancelado la cena de las siete.- ¿Félix? ¿Tiene algo en su agenda que se lo impida? - Cuestioné y mi asistente movió la cabeza de arriba hacía abajo.

- Tiene una reunión en Inglaterra.- Me informó y luego continuó.- Es por ello que la reunión con los nobles se va a atender en su horario y no en el de su majestad el rey.

Suspiré.

Odiaba las reuniones con los nobles.

Desde la coronación en la que no pude embarazarme le pidieron a él que tomara a una noble como amante y que ella tuviera al heredero. Afortunadamente Félix respetaba lo suficiente nuestro matrimonio para negarse en rotundo a sus ideas. Sin embargo, ellos seguían presionando en cada oportunidad que tenían.

Mi embarazo en esta ocasión sería la respuesta ideal... si fuera de Félix.

Ni siquiera yo sabía cómo era que esta situación había pasado si lo habíamos intentado tanto solo Félix y yo sin ningún tipo de precaución desde que él descubrió que tomaba anticonceptivos en nuestra coronación y me dijo que dejara de usarlos. Las posibilidades de que Carel concibiera eran muy bajas y prácticamente era estéril. Aún así, estaba embarazada de él y tenía una certeza inamovible como parte de mi instinto.

Tenía miedo casi al mismo nivel de lo feliz que me encontraba.

Lo quería, lo quería tan desesperadamente que moriría con gusto si pudiera tenerlo. Sin embargo, no sabía cómo se supone diría la noticia y no estaba muy segura si Félix se molestaría o no por ello.

Mi miedo a una mala reacción era lo que me hacía postergar la noticia aunque sabía que solo era cuestión de tiempo para que ambos lo supieran.

Lo que había jugado a mi favor era que Félix se la pasaba tan ocupado que apenas nos veíamos más allá de la cena estipulada si es que no la cancelaba. Dormíamos en habitaciones separadas porque él decía que no quería molestarme al venir o no de manera errática pero eso solo me hacía sentirlo más distante.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora