Capítulo 39

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31 de diciembre, año 1500

Sabía que hoy era el día. El atardecer me ofreció una basta gama de colores que pintaban el cielo como una caricia en diferentes niveles, no de manera uniforme pero sí con una vista espectacular.

Hoy me pareció más bonito que de costumbre pero también era doloroso.

Las contracciones habían comenzado desde la noche anterior e iban y venían alargándose o desapareciendo por un tiempo, permitiéndome confiarme hasta que sentía que el abdomen se me ponía duro y el dolor me dejaba sin aliento.

El problema era que Braxton no estaba y no tenía idea de donde estaría tampoco, pero ya había mandado una carta a Emmaline y sabía que en cuanto la leyera, vendría.

Lo único que podía hacer era esperar y caminar de un lado a otro para facilitar las cosas llegado el momento. Me sostenía de los muebles por el mareo que me golpeaba cada tres pasos y en un determinado momento me detuve frente al espejo para ver el cabello completamente húmedo por el sudor adherirse a mi rostro y cuello así como el camisón que apenas podía soportar el enorme abdomen que cargaba. Mis pies sentían la frialdad del suelo, logrando que al menos me diera cuenta de mi realidad

Desvié la mirada cuando escuché los movimientos que hacía uno de los pesadillos secretos al iniciar su secuencia de mecanismos y me acerqué al área donde se abriría la puerta esperando ver a la duquesa Dragomir aparecer pero me quedé estática al ver a Sandrine en mi cuerpo , ella también pareció sorprendida al verme y por un momento ninguna de las dos dijo nada, solo evaluamos la situación en la otra.

Llevaba un pantalón y botas negras hasta la rodilla con el cabello recogido en numerosas trenzas fijas detrás de ella. Tenía un aspecto de pirata muy marcado. Sandrine se acercó con cautela.

- Creo que llegué tarde.- Murmuró.

La miré con cierta ironía.

- ¿Tú crees? - Pregunté con sarcasmo.- No m...¡Ah! - Me doblé por una contracción que me revolvió el estómago. Sandrine tomó mi mano y me ayudó a sentarme a la orilla de la cama. Ella me seguía observando con un aire culpable.

- Estaba a punto de regresar cuando una tormenta derribó el barco, estuve a la deriva y terminé en una isla de inmortales que practicaban el mestizaje pero...- Se llevó la mano al cuello.- Perdí la memoria.

- ¿Y solo hasta este momento la recuperaste? - Pregunté escéptica.

- No, la recuperé casi de inmediato porque había una bruja que eh...- Sostuvo mi mano.- Rompió el sello que habías puesto porque pensamos que ese era el motivo de mi amnesia.

La miré reflejando el temor que sentía.

- ¿Viste mis recuerdos? - Cuestioné y Sandrine asintió.

- Si, lo vi todo.- Ella retrocedió y se alejó hacía la ventana para abrirla y observar la oscuridad empezar a tomar posesión de la noche.- Estaba muy confundida y no quería volver.

Puse las manos en mi abdomen y apreté los dientes cuando llegó otra contracción, cada vez eran más frecuentes.

- ¿Y por qué volviste? - Pregunté con dificultad tratando de ponerme de pie para que alguien pudiera conseguirme con prontitud un médico o una partera. No creía poder seguir esperando.

Me acerqué a la puerta donde debería de estar al menos una doncella pendiente al llamado, pero me sorprendí mucho cuando vi el pasillo completamente solo. Escuché solo el silbido muy bajo del aire ingresar por la ventana de la habitación y miré con fijeza el tapiz sintiendo que el mal presentimiento se asentaba en mi estómago.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora