19 de marzo del año 2150 -Actualidad
No soportaba el viaje en carruaje.
Lo odiaba con una fuerza demoledora y aún así el reino de las hadas que se resistía a dar un avance tecnológico o de cualquier tipo seguían estancados en el mundo de los carruajes. Respetaba su ideología hasta cierto punto porque no había aire más limpio que el de este lugar, conectado con otra dimensión que los mantenía lejos del resto de las razas y sobre todo de la contaminación del mundo humano.
Las hadas eran mentirosas, odiaban el cambio y por ello eran tercas como ninguna otra raza pero nadie superaba la belleza de su vestuario, sus rostros o sus tierras.
Sostuve las riendas del caballo entre mis manos y le di unos toques para que siguiera avanzando por las calles empedradas que pese a estar verdes con la naturaleza de los alrededores, eran circulables y limpias.
Dejé la ropa actual en la frontera para vestir y en cambio me puse pantalones blancos para montar y una blusa manga larga de estilo antiguo. Me cubrí el rostro con la capucha de una capa negra para no ser reconocida como una bruja y rodeé como ya tenía memorizado la capital hasta llegar al territorio real por uno de los caminos adyacentes que no era tan vigilado por los guardias reales.
Llegué a los pies de la enorme estructura al anochecer y dejé al caballo pastar en lo que me escurría dentro por uno de los pasadizos.
La realidad era que fue mucho más difícil de lo que creímos en un principio establecer la paz entre hadas y brujas. Los rumores de una posible relación inmoral con Aiden se dispararon conforme pasábamos tiempo juntos y tuvimos que alejarnos del ojo público por el bien de nuestros planes. Pasamos a reunirnos en secreto y eliminar todo rastro de "relación sospechosa" entre ambos mientras yo le declaraba la guerra a las matronas entre las sombras y me hacía con su poder.
Cuando finalmente pudimos haber revelado nuestra amistad fue cuando Cedrick me tendió una trampa para casarse conmigo y cuando cambié de Gem De Sage, matrona de las brujas a Gem Arscorth, reina de los vampiros se decidió permanecer así para evitar problemas innecesarios y en cambio usé las relaciones diplomáticas para continuar con nuestros planes, eso al menos hasta el día de mi muerte.
Los años que pasé escabulléndome me habían hecho recordar cada pasadizo secreto del palacio de las hadas, por ello no tuve problemas para ingresar y deslizarme con arma en mano por los diferentes recovecos hasta dar con lo que sabía sería el estudio del rey de las hadas. No me detuve al comenzar a percibir ese olor tan característico a coco y accioné el mecanismo que me dejó entrar. Avancé parpadeando algunas veces para adaptar mis ojos de la oscuridad a la luz de nuevo y me giré hacía la ventana donde estaba un hada de hermosas facciones, cabello rubio largo y suelto sin arreglar. Sus brazos estaban cruzados y su rostro inexpresivo pero sus ojos azules me miraban con atención.
Me incliné con respeto.
- Extiendo mis condolencias por la muerte de la princesa Ilyana, su majestad.- Murmuré las palabras que quise decirle en cuanto me enteré de la muerte de su hermana pequeña. Eran unidos y debía de dolerle bastante a juzgar por el estado descuidado de su apariencia, pero no le quitaba el atractivo.
Escuché sus pasos y me incorporó con su dedo índice en mi barbilla.
- ¿Ahora es cuando recuerdas nuestra amistad? - Me recriminó.- ¿Ya te cansaste de esconderte? ¿O es que simplemente no te interesaba decirme que ya estabas viva?
¿Estaba molesto? Ladeé la cabeza confundida. Era tan difícil leerlo que no sabía exactamente qué era lo que quería decirme. Debía de explicarme, pero solo pude cuestionar.
- ¿Lo sabías?
Aiden retrocedió.
- Lo sentí, cuando volviste.- Dijo caminando con cansancio hacía uno de los sofás. Se sentó con sus modales característicamente impecables.- Hace seis años.
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La reina olvidada (Origenes parte I)
Vampire"¿Cuánto puedes esperar por amor?" "¿Hasta donde el destino se delimita por el tiempo?" Gem De Sage era una bruja que cometió el peor error de su vida a los quince años: salvó una vida. No matar a Cedrick Arscorth tuvo severas consecuencias en su de...