Historia paralela 17: La luna está hermosa esta noche

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2 de febrero, año 2151 - Actualidad

Gredel Tsuki

Me alegró mucho volver a ver a Gem, después de tantos años, pude ver que Braxton nuevamente recuperaba la felicidad y eso de verdad me alegraba. Después de años de espera y no poder estar con ella desde un principio, era algo que me parecía triste, sobre todo cuando se anunció su muerte.

El vampiro había estado más temperamental en las cortas ocasiones que lo llegué a ver en ese periodo de tiempo, ansioso y obviamente temeroso de que ella no volviera. Aunque no lo dijera, era sumamente protector con Gem y tenía que admitir... que eso fue lo que más me cautivó del vampiro desde un principio.

De niña tenía un pequeño enamoramiento por él, de adolescente lo admiré y de adulta lo respetaba mucho. Estaba en deuda con él, porque me hubiera protegido y dado la oportunidad de vivir hasta este punto, quería darle la lealtad de mi familia y fue por eso que accedí a reunirme con Dasha Petrov a petición suya, para después apoyarla cuando estuvo a punto de entrar en guerra con los Schevert, pero eso fue, porque después de todo, era mi hermana menor, aunque estuviera en otro cuerpo.

Descubrir tal poder en una sola familia me convenció de que necesitaba colocar la posición de mi propia familia en un lugar lo suficientemente alto para poder protegernos. Los tiempos cambiaban y cada vez era más aplastante el poder de los Schevert en todas partes.

Esa era la realidad que no me permitía dejar ir mi vida, todavía. Además de que quería ver a mi hijo formar su propia familia antes de tomar mi existencia, porque francamente estaba cansada.

Ni siquiera esperé vivir el día que inició el duelo, estaba preparada para suicidarme antes de dejar que alguna de ellas me asesinara, pero definitivamente había subestimado a Taiki.

Había subestimado la promesa de Akio cuando dijo que él ganaría.

***

Mi cuerpo temblaba.

Mis manos no se podían aferrar lo suficiente a la silla conforme veía a Taiki, con su delgado cuerpo acercarse a mi. Su katana empapada en sangre, su ropa salpicada y partes pequeñas de tejidos de diferentes tipos adhiriéndose en su ropa. Sus pasos eran más seguros que los de cualquiera de sus hermanos ahora muertos, sus botas dejando un rastro de sangre junto con la sangre de Kuro gotear de los bordes irregulares de su cuello cortado.

Taiki se arrodilló frente a mi dejando la cabeza del hombre al que había pertenecido por tanto tiempo justo a mis pies y las lágrimas se deslizaron por mi mejillas cuando él me miró con inocencia y tomó mi mano para besarla y colocarla en su mejilla.

- Ya no te hará llorar, madre.- Dijo antes de verme y sonreír con todo su rostro salpicado en sangre.

Estaba tan aturdida que mi mente apenas podía procesar los sollozos de dolor de las otras concubinas por la muerte de sus hijos.

Las reglas... las reglas eran que yo debía matarlas.

Todo el daño que había recibido por ellas, todo el odio que les tenía finalmente sería vengado. Mi mano tembló cuando tomé la daga que estaba a lado mío, preparada por si era la ganadora, pero Taiki me detuvo, negando.

- No te ensucies con su sangre. Solo observa.- Dijo poniéndose de pie.

- Taiki...- Susurré, llorando.- Por favor... vuelve.

No me dejes perderte, no me dejes sumirme en la locura.

- Observa, madre.- Dijo con la misma frialdad que su padre siempre demostraba, pero al final sonrió.- No me iré. Dije que te protegería y me enseñaste a cumplir mis promesas.

La reina olvidada (Origenes parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora